La hasta ahora concejal del PSC Rosa Alarcón se ha despedido este viernes del Ayuntamiento de Barcelona haciendo un alegato sobre las enfermedades minoritarias. En la sesión del Pleno municipal celebrada hoy, la representante socialista ha tomado la palabra para hacer efectiva su renuncia a causa de los problemas de salud que le ha provocado el síndrome de Meige solo dos meses después de ser escogida en las elecciones del 28-M como parte del equipo del alcalde Jaume Collboni.
«Esta es la primera vez y última que me dirijo al plenario. La decisión no ha sido fácil por mi aprecio en Barcelona, pero así es la vida. Todos tenemos nuestros retos y trabas y para mí ha sido el síndrome de Meige», ha arrancado una emocionada Alarcón. La ya exconcejal ha explicado que solo hay una quincena de personas por estadística en toda Cataluña que tengan esta enfermedad y ha subrayado la importancia de invertir en la investigación de este tipo de afectaciones: «Las enfermedades minoritarias son muy poco visibles e investigadas y esto comporta muchos hándicaps. Si a los médicos ya les cuesta encontrar una cura, imagínate a los jueces definir un grado de invalidez. Necesitamos visibilidad, investigación y empatía».
Reconocimiento de los grupos y del alcalde Collboni
En su discurso, la socialista ha querido hacer un repaso de su recorrido político y profesional hasta llegar al Ayuntamiento y ha acabado reivindicando la deuda histórica que tiene la administración pública con barrios de montaña como Sant Genís dels Agudells, la zona donde ha vivido desde que se mudó a Barcelona. Alarcón ha recibido el reconocimiento de todos los grupos municipales, que le han querido dirigir unas palabras, pero en especial de Collboni, que ha sacado pecho del estilo de hacer política basado en la empatía que a su parecer ha abanderado la exconcejal. «Todos hemos sufrido estos meses y nos hemos resistido a que este momento llegara. Rosa ha hecho muy bien de hacerle más caso al médico que al alcalde y ahora se tiene que centrar en esta enfermedad. Parece mentira que con todos los avances de la ciencia todavía haya enfermedades que no sabemos cómo evolucionarán. Hay un punto de frustración», ha reconocido el alcalde.




