El teniente de alcaldía de Economía, Hacienda, Promoción Económica y Turismo del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Valls, ha asegurado que el gobierno municipal tiene la intención de no subir impuestos y solo aumentar la recaudación a través del aumento de las tasas al turismo. “Queremos que los impuestos queden congelados y utilizaremos todos los instrumentos para incidir en la fiscalidad turística”, ha dicho Valls en una entrevista en el programa
El gobierno que encabeza Jaume Collboni ha abierto conversaciones con ERC y los comunes para negociar las ordenanzas fiscales y los presupuestos del 2025. Las dos formaciones de izquierdas son los socios prioritarios del PSC, que no descarta llegar a acuerdos puntuales con Junts y el PP para obtener el máximo apoyo a las cuentas. El año pasado los socialistas no pudieron aprobar las ordenanzas municipales —solo pactó una modificación de la tasa de terrazas— y los presupuestos se aprobaron in extremis a través de una cuestión de confianza.
El PSC se acerca a ERC y los comunes
Con la lección aprendida, el PSC ya ha avanzado que acepta el marco negociador que le proponen ERC y los comunes, que reclaman más políticas sociales, más inversión en vivienda y más presión sobre el turismo. El primer paso para tener presupuestos es aprobar las ordenanzas fiscales, que Valls espera poder llevar al pleno de octubre. Entre las medidas que hay sobre la mesa para aumentar la presión fiscal al turismo destaca el encarecimiento de la tasa de cruceros y el precio que pagan los autocares turísticos por operar en Barcelona.

El gobierno municipal también quiere más margen para aumentar la tasa de estancias turísticas, que este año ya ha subido a cuatro euros por persona y noche. No está previsto, en cambio, tocar la siempre polémica tasa de terrazas. “Los restauradores pagarán lo mismo, otra cosa es incrementar las sanciones por los incumplimientos de los permisos de terrazas”.
Presupuestos poco “maduros”
El PSC apenas acaba de empezar las conversaciones con ERC y los comunes, con quienes ve mucha sintonía. Con todo, el acuerdo todavía está lejos y se prevé una negociación larga. La líder de los republicanos al Ayuntamiento, Elisenda Alamany, ya avisaba que su partido no tiene prisa y recordó a Collboni que tienen “tres meses” para llegar a un acuerdo. “No está maduro, todavía”, ha reconocido Valls. “La vocación progresista nos hace discutir con los comunes y ERC, pero hay problemas en los cuales compartimos el concepto, pero no coincidimos en las soluciones”.
Las relaciones con ERC son más fluidas después del pacto de presupuestos del 2024, mientras que con los comunes hay un largo camino a recorrer para tejer confianzas después de un inicio de mandato complicado. BComú descarta ahora entrar en el gobierno municipal, un objetivo que los republicanos todavía persiguen, y ha avanzado que harán una oposición dura. Uno de los puntos calientes es la congelación de las tarifas del transporte público, que el Ayuntamiento ve con buenos ojos “siempre que las otras administraciones se avengan”. El gobierno español valora seriamente dejar de bonificar el transporte público a partir del 1 de enero. La cuestión traerá cola porque el fin de las ayudas podría doblar el precio de los abonos.