La culminación de la investidura de Pedro Sánchez en Madrid y el pacto de gobierno de coalición entre el PSOE y Sumar ha empujado al alcalde de Barcelona a mover ficha para intentar estabilizar aritméticamente su ejecutivo. Desde el 17 de junio, ahora hace cinco meses, el socialista había esquivado las negociaciones formales con Trias per Barcelona, por un lado, y Barcelona en Comú y ERC por el otro. Investido con los votos del PP y del partido de Ada Colau, descabalgado un acuerdo que habían rubricado el ganador de las elecciones, el exalcalde Xavier Trias, y el republicano Ernest Maragall, Jaume Collboni puso la directa con solo 10 regidores. Pero el pacto en Madrid -y la primera derrota política con el veto en bloque a las ordenanzas fiscales, que obligaron al alcalde a retirar
Ciertamente, el acuerdo de investidura entre Junts, ERC y el PSOE ha movido ficha en tablero de ajedrez barcelonés, en tablas desde el 17 de junio. Ahora el alcalde Collboni tiene vía libre para pactar a ambos lados -con Junts o con ERC y los Comuns-, con la muleta del «gobierno progresista», pero ahora con la aritmética más amplia de Madrid como contexto. Hasta ahora, el alcalde Collboni ha sido bastante hábil para mantener las puertas cerradas de su gobierno, con solo 10 regidores y, de momento, sin socios para aprobar los presupuestos. Pero el mismo día en el que Pedro Sánchez anunciaba los nuevos ministros y ministras, el alcalde movía ficha, anunciando la apertura de conversaciones formales, sin más pistas que la voluntad de construir un ejecutivo “lo más estable y sólido posible”. A priori, la aritmética arroja dos mayorías absolutas posibles: PSC-Trias per Barcelona (21) o PSC-Comuns-ERC (24). Por el contrario, el tándem del mandato anterior, Collboni-Colau, solo llegaría a los 19.
Nadie tiene prisa
Ahora bien, fuentes del entorno del alcalde consultadas por el TOT dejan claro que Jaume Collboni no se precipitará con las negociaciones. «No hay prisa, se hará con calma», señalan, si bien confirman la voluntad del alcalde de desencallar la situación de minoría histórica en la ciudad. Trias per Barcelona y ERC también coinciden en la frase de empezar los contactos formales «sin prisa», mientras que es Barcelona en Comú quien expresa más urgencia para reforzar el ejecutivo y, sobre todo, enderezar el rumbo de la ciudad. Sea como fuere, Jaume Collboni no puede tardar en abrir la primera ronda de negociaciones formales si quiere que los presupuestos empiecen a tomar forma y no acaben prorrogados como las ordenanzas fiscales. No irá a ciegas: Trias per Barcelona y Barcelona en Comú han enviado mensajes claros sobre su disposición, con condiciones claras, a reforzar el gobierno municipal, mientras que ERC, que ha pasado de ganadora de las elecciones a cuarta fuerza, mantiene el rol de oposición a la espera de los movimientos que se produzcan.

Trias per Barcelona: «Somos un partido de progreso»
Desde Trias per Barcelona, el portavoz Jordi Martí Galbis confirma que su partido «irá al baile», pero insiste en que la batuta de las negociaciones la tiene el alcalde: «Él tiene que marcar la pauta, ahora se abren muchos escenarios e intentaremos jugar. De manera abierta, sin sectarismos y vetos», concreta en conversación con el TOT Martí Galbis, que envía a la vez un mensaje a las fuerzas que quieran excluir a Junts de estas conversaciones con la etiqueta de derecha: «Somos una fuerza claramente de progreso, el acuerdo con ERC para la investidura así lo demuestra. No somos las izquierdas caducas y obsoletas, sino un partido de progreso y de soberanía nacional. Y de ninguna forma lo que hemos tenido en la ciudad los últimos ocho años es un gobierno progresista. A partir de aquí, hablemos», espeta.
Sobre la fórmula de colaboración con que los independentistas se sentirían cómodos, Galbis establece una premisa: «No aprobaremos los presupuestos si no hablamos de gobernabilidad. Ni queremos sillas ni tenemos prisa, lo que queremos es un cambio radical en las políticas municipales de los últimos ocho años. Ganamos las elecciones y el mandato de la ciudadanía en el 28M fue que quería un cambio. Por lo tanto, si entramos a gobernar será para cambiar el rumbo de la ciudad», sentencia el portavoz de Junts en la ciudad. Preguntado sobre si se podría producir algún acuerdo a cuatro bandas como el que ha llevado a Pedro Sánchez a la presidencia, Galbis es claro: «No me imagino haciendo la réplica de ningún acuerdo en el Estado o en la Diputació, aquí aplicaremos la lógica barcelonesa y la aritmética del pleno».
Ada Colau, al margen de la negociación
En Barcelona en Comú, la investidura de Pedro Sánchez tiene una consecuencia directa, y es que su portavoz, Jordi Martí, se marchará a Madrid como secretario de Estado de Cultura, y el exregidor Pau González será su relevo. Pero probablemente, la apertura de negociaciones formales después de la investidura tendrá otro efecto a las filas de los Comuns. Y es que la exalcaldesa Ada Colau, que ya mantiene un perfil muy bajo como regidora -de hecho, las conversaciones informales con otros partidos las pilota siempre Janet Sanz- podría aprovechar una hipotética incorporación del partido al gobierno para dejar su acta de regidora. De hecho, no será interlocutora directa en las conversaciones con el alcalde Collboni y el PSC. Fuentes de la en torno al partido señalan al TOT que el exregidor Jordi Rabassa ocuparía el lugar de Colau en este supuesto, y dan por hecho que será Sanz la persona de más rango dentro del partido.
En cuanto a las negociaciones con el PSC, Barcelona en común considera que Collboni no tiene tantas parejas de baile como de entrada dice la aritmética: «Un pacto con Trias sería contra la voluntad de las urnas, Barcelona expresó la voluntad de un pacto progresista con 24 regidores», señalan fuentes de los Comunes al TODO. Ahora bien los Comunes lamentan que cinco meses después de ser investido Collboni todavía no «haya tenido la iniciativa de Pedro Sánchez de configurar un gobierno progresista» y lo instan a elegir con urgencia si «va hacia la derecha o hacia la izquierda». Lamentan, además, que Collboni «proclame que quiere pactar con progresistas, pero hasta ahora ha pactado con Juntos, y su obra de gobierno consiste a deshacer el que hizo el gobierno de coalición previo». El partido de Ada Colau justifica con un ejemplo esta falta de «voluntad de entendimiento» del alcalde: «Presentamos una hoja de ruta con 50 medidas hace más de un mes, completamente aceptables para el PSC, pero no hemos tenido, ni formalmente ni informalmente, ninguna respuesta».

ERC: dos líneas rojas
En las filas republicanas hay calma y cierta desconfianza ante el paso adelante del alcalde para buscar socios de forma abrupta después de la investidura española. Como Trias per Barcelona, no tienen prisa, pero además, se desmarcan abiertamente de la «carrera» que a parecer suyo disputan Junts y los Comuns para «ver quién llega antes al gobierno de la ciudad». «No necesitamos nada», señala al TODO el portavoz adjunto del Grupo Municipal de Esquerra, Jordi Castellana. ERC admite que el punto de partida no es demasiado esperanzador: «Vemos un interés muy grande del alcalde Collboni para marcar un perfil conservador en la ciudad, suponemos que por las condiciones que le puso el PP. Con todo, y sin prisa, estamos abiertos a hablar con todo el mundo con unas condiciones”, dice Castellana.
Para los republicanos habrá dos líneas rojas sobre la mesa: «Construir una ciudad progresista y que Barcelona ejerza de capital del país, que hace muchos años que no lo hace», dice el portavoz adjunto, que detalla que ERC enfoca las conversaciones «desde la tranquilidad y huyendo de la competición para ver quién es más amigo del PSC». Es más, los republicanos insisten en la posición de hacer «una oposición clara y contundente ante un gobierno que ha tomado un camino conservador muy alejado de nuestra hoja de ruta», sentencia Jordi Castellana.

Una oportunidad para el PP
Hay todavía otro actor, que si bien no entrará en las quinielas para reforzar el ejecutivo del PSC, permitió la investidura y podría ver reforzado su papel de oposición al gobierno municipal según como quede la aritmética al pleno. El jefe de filas del PP en el Ayuntamiento, Daniel Sirera, defiende en conversación con el TOT el rol «de única alternativa real» que puede tomar el partido si finalmente parte de la oposición se incorpora al ejecutivo Collboni. «El proyecto de Collboni son las necesidades de Pedro Sánchez, su cabeza ha estado más en la investidura que en la ciudad, y por esta razón no hay presupuestos. Ahora ya hay investidura, pero no hay ningún proyecto claro de ciudad», dice Sirera, que añade que esta desorientación hace que a estas alturas «nadie sepa si pactará con la derecha de Puigdemont o con la extrema izquierda de Colau». En este contexto, los populares ven en la entrada de nuevos socios una oportunidad para marcar perfil propio: «Ante todo este magma populista y personalista, nosotros defenderemos la Barcelona de las oportunidades y seremos la única alternativa real», sentencia Daniel Sirera.