ERC de Barcelona está de mudanzas en el Ayuntamiento de Barcelona. Pasa de la cuarta planta a la tercera. El personal hace cajas y tira papeles que ya no sirven. Ernest Maragall lleva uno de los grandes carteles que había en los despachos, de las elecciones del 2019. Unas elecciones que ganó, pero que la operación Valls, orquestada por Jaume Collboni, le hurtó para hacer alcaldesa a Ada Colau. Ahora, cuatro años después, ERC vuelve a quedarse fuera del gobierno, esta vez con Xavier Trias, por un pacto entre el PSC, el PP y los Comunes. El líder republicó no recibió ninguna llamada de Colau ni antes ni después de que, una hora antes del pleno, los Comuns anunciaran su voto a Collboni, a pesar de que Colau y su entorno tenían la decisión tomada hacía horas. Ernest Maragall ha aceptado la petición de ERC de encabezar las listas al Senado, pero deja claro que esto no significa abandonar las funciones de regidor en la ciudad.
¿Qué adjetivo define mejor todo el que usted vivió políticamente y personalmente en el pleno de investidura?
Democracia desacreditada. La negación de la democracia.
¿Qué ha cambiado en la política barcelonesa, después de este pleno, en el terreno político pero también humano?
En este pleno se ha visto de forma descarnada, pero viene de más lejos, cuando determinadas fuerzas políticas decidieron que todo se vale para recuperar el poder e impedir que una mayoría democrática gobernara. Estas fuerzas pusieron en marcha una operación ‘Reconquista’ en Cataluña, y también en Barcelona. En esta ‘Reconquista’, todo se vale, también comprar la victoria si no ganas. Están dispuestos a convertir la política y la democracia en un mercado. Un mercado de compraventa, de votos, de cargos, de poder. Y esto es el que pasó sábado en Barcelona.
Esta compraventa de votos de que habla se ha hecho con el argumento de defender el progresismo, hashtag que sobre todo los Comunes han utilizado para empujar ERC a apoyarlos.
Han abusado del concepto de progresismo, y el resultado es que han desacreditado cualquier política de izquierdas. La acción política de los de Colau y Collboni no se corresponde con estas convicciones progresistas que dicen defender.
¿ERC se ha sentido utilizada, en este sentido?
Nos sentimos abusados. Todavía más, cuando han añadido el concepto de ‘Maragallisme’, el abuso se convierte en una burla.
¿Al final la nueva política quizás no mejor que el dicho viejo político?
Es mucho peor, porque la nueva política consiste a utilizar esta mezcla de populismo, marketing político y electoral, y esta disponibilidad para prescindir de valores, convicciones y coherencias para ganar. Y si hay que comprar, se compra. Y si hay que vender, se vende. Y si hay que renunciar, se renuncia. Y si hay que descalificar, se descalifica. El acuerdo entre PSC, PP y Comunes para destruir el pacto que teníamos es la evidencia de la distorsión democrática, porque era un acuerdo que se expresaba en términos programáticos, de estrategias, de objetivos, de compromisos para la ciudad. Ellos han demostrado que esto no va de Barcelona, sino de quien manda. Pues bien, así ya podemos clarificar de qué va el combate democrático en este país.
En este mercado en que todo se vale, uno actúa presuntamente para evitar un alcalde independentista, el otro actúa presuntamente para evitar un alcalde de derechas. Pero el resultado es que los Comunes han votado a favor de la ampliación del aeropuerto, de la paralización del Tranvía y de otras muchas cosas, presuntamente como mal menor.

ERC había cerrado un acuerdo programático amplio y detallado con Juntos. Diría que Xavier Trias habría sido un alcalde de derechas?
En el terreno de las concepciones económicas y sociales, seguro que podemos identificar distancias o diferencias con aquello que representa Xavier Trias, especialmente si lo miramos desde un punto de vista histórico. Pero yo tengo que constatar y proclamar que, hablando de Barcelona, de su presente y de su futuro, el resultado es un compromiso más progresista que el que los Comunes están practicando. Cuando el señor Trias dice que está a favor que vengan emprendidas en Barcelona, y especialmente SEAT y sus proyectos de inversión, es de derechas? Estar en contra es progresista? Tenemos que decirlos que marchen a invertir a otro lugar, que aquí no volamos empresas privadas?
¿Un gobierno de ERC y Junts habría estado más progresista?
Nuestro gobierno Trias-Maragall habría estado explícitamente más progresista que el que tendremos ahora con Collboni y sus pactos con el PP y los Comunes, y explícitamente más progresista que el que ha habido los últimos años con Collboni y Colau. Todavía más, ahora Barcelona tiene un compromiso de Collboni explícitamente reaccionario y de vuelta atrás respecto a cualquier concepto de progresismo.
El número dos de Colau ha culpado ERC de haber abocado los Comunes a votar Collboni en solitario porque ustedes iniciaron conversaciones con Xavier Trias…
Es la vieja táctica del verdugo que culpa la víctima. Me parece esperpéntico, la culpa es nuestra para respetar el principio democrático de dar la iniciativa al candidato que ha ganado las elecciones? La decisión democrática de la ciudad era que quería un cambio.
¿Cuándo supo que los Comunes votarían Collboni con el PP?
Cinco minutos antes de que lo comunicaran a la prensa.
¿Le llamó Ada Colau o alguien destacado del partido?
No.
¿Y han hablado usted y Colau estos días?
No.
Los Comunes dijeron que no entrarían en este gobierno si no lo hacía también ERC. ¿Cree que cobrando la nómina todos los cargos de confianza de Colau en gerencias y otros cargos del Ayuntamiento se puede decir que los Comunes están a la oposición?
Evidentemente que no. Pero es que no han salido nunca, y mantener los cargos estaba incluido en el precio. La única pieza que falta es saber cuando formalizarán el reparto de cargos, es decir, qué representación tendrán de aquí a muy poco. Pero es evidente que veremos regidores de los Comunes gobernando.
¿Existe la posibilidad, tal como piden los Comunes, que Esquerra se pueda plantear entrar en este gobierno?
En estos momentos esto es todo impensable. Muy especialmente porque los Comunes han estado, el que se llama en asesinatos, la causa última de muerte, y parte de esta ‘Reconquista’. Es muy difícil que nos entendamos con fuerzas que expresen esta ‘Reconquista’ que quiere la desaparición del movimiento de libertad de Cataluña.
Muy difícil no quiere decir imposible.
En estos momentos, es imposible. No colaboraré a justificar las coartadas que los Comunes necesitan para hacer el que harán en cualquier caso, que es comprar su parcela de poder como ya hicieron hace cuatro años.
En estos momentos… y después de las elecciones del 23-J?
Tenemos que ver qué situación se crea. Tenemos que pensar en términos de reacción colectiva de la sociedad catalana y de las fuerzas políticas catalanas. Es importante que reaccionemos y que seamos capaces de construir un entendimiento entre las fuerzas catalanas y las fuerzas soberanistas para afrontar la campaña y el que vendrá después. El que vendrá después exigirá en cualquier caso esta unidad soberanista.

Unidad soberanista es unidad independentista? O incluye los Comunes?
ERC, Juntos, la CUP y otras fuerzas que no tienen representación, pero que están, y sobre todo, tenemos que hablar de sociedad catalana.
Y como tiene que ser esta unidad?
Un escenario es que después de las elecciones tengamos que utilizar esta unidad para condicionar mucho más y mucho más explícitamente y con mucha más fuerza un gobierno que nos necesite para existir.
Para sostener el PSOE?
El PSOE son los adversarios y seguirán siendo los adversarios. En mi opinión, estas elecciones son el combate entre la derecha, es decir, el PSOE, y la derecha extrema, es decir, PP y VOX. Y es de esto de qué va. Si gana la derecha, tendremos que estar viendo en qué condiciones, y cuanto más fuertes y más capaces seamos, más positivamente podremos condicionar. Y si gana la extrema derecha, tendremos que hacer frente contra un gobierno español que querrá legislar para prohibir y limitar derechos.
Que más está en juego el 23-J?
No puede ser solo un debate simplemente programático, o simplemente de posiciones de derecha e izquierda, o simplemente de posiciones sobre la relación entre Cataluña-España, sino que está en juego el mismo concepto de democracia y de que quiere decir hacer política.
¿En todo caso, en Barcelona, como se capitalizará el acuerdo que tenían ERC y Trias per Barcelona?
Es un acuerdo que no es excepcional y una vez se ha perdido la posibilidad, se ha acabado. No, al contrario, es un acuerdo valioso y positivo, por Barcelona y para el país, que tenemos que saber proyectar y darle continuidad.
¿Cómo?
De entrada, tratando de compartir y de coincidir con la expresión de una alternativa continúa y abierta en Barcelona. Y tenemos que ser capaces de dar voz a toda la ciudadanía que hoy está indignada, frustrada, decepcionada y que no entiende y no admite el que pasó sábado. También en esto podemos coincidir con el señor Trias, al canalizar la expresión de estos rechazo. Pero no es solo un momento determinado de reacción o de crítica o de denuncia. Lo tenemos que saber proyectar también como alternativa de gobierno, también como expresión de oposición.
ERC quiere hacer oposición, pero los Comunes insisten a meterlos solo en el cajón de «progresistas».
Ya no es aceptable que se nos siga tratando de incluir gratuitamente en este concepto de gobierno progresista. Porque el gobierno del señor Collboni y los Comunes no es un gobierno progresista. Lo digo con toda claridad. No lo es y no lo será. Y, además, está condicionado por el Partido Popular. Y lo iremos viendo continuamente en debates y aprobaciones presupuestarias.
De acuerdo, pero insisto, no hay ningún escenario en que ERC se pueda plantear entrar en este gobierno?
En este momento no es un escenario imaginable, no lo es. Estamos atentos a aquello que suceda en el gobierno del Estado, y de qué relación tengamos que mantener con este gobierno para condicionarlo.
A título personal, ¿Ernest Maragall ve alguna posibilidad que en estos cuatro años que venden ERC entre?
No, Ernest Maragall, no. Pero es obvio que yo no puedo representar en exclusiva un partido. El que digo es que, Ernest Maragall, presidente del Grupo Municipal de Esquerra Republicana en Barcelona, no lo ve.
¿No en cuatro años?
No con el escenario que se acaba de definir y con el que representa este gobierno. Tendría que ser un caso de emergencia nacional y de Cataluña en peligro, entonces veríamos qué decisiones tomaríamos todos juntos. ERC y el conjunto de fuerzas políticas, que tuvieran expresión en el Parlamento de Cataluña, a las instituciones y también quién sabe si también en el Ayuntamiento.
Un gobierno del PP y VOX en el Estado es una emergencia nacional?
Sí. Estarían en peligro derechos fundamentales, y nos haría falta seguramente un frente común que incluyera todas las fuerzas democráticas.
¿Por qué ha aceptado ser candidato en el Senado?
Exactamente, esta crisis de valores en política que hemos visto en Barcelona, pero también la posibilidad de afectación a los derechos básicos de nuestro país, de nuestra sociedad y de nuestra ciudad. Además, es una oportunidad para expresar esta actitud de resistencia, pero también de expresión alternativa, de confianza, de esperanza, que es el que trataba decir sábado al pleno. Alguien tiene que representar la esperanza en este país.
Si sale elegido senador, ¿continuará como regidor?
Tengo un compromiso concreto con la ciudadanía, está claro. ERC tiene que evaluar siempre cuál es la mejor manera de expresar la continuidad y expresar los proyectos de futuro, y yo estoy absolutamente disponible. Tan disponible de estar aquí hasta el último día del mandato.

¿Considera que ERC se equivocó haciendo una «oposición responsable» a Colau, permitiendo, entre otras, la aprobación de los presupuestos?
La política se ha convertido en un mercado y se pone precio a las cosas. Hubo un momento, efectivamente, en que los Comunes expresaron en términos chantajistas la aprobación de los presupuestos de Barcelona. Y exigieron que, si teníamos que aprobar los presupuestos de la Generalitat de Cataluña, esto tenía que implicar necesariamente el voto de Esquerra Republicana en Barcelona. Fue un debate interno muy intenso. Yo mismo puse de manifiesto el riesgo político futuro que aquello representaba, el coste de aquella decisión necesaria, responsable, porque estábamos defendiendo el interés general del país y, por lo tanto, también de la ciudad, en términos del presupuesto de la Generalitat. Aquello nos acabó situando no como oposición, sino como socios de un gobierno donde no estábamos. Y es este marco mental el que ha influido decisivamente en el resultado de estas elecciones. Para mí esto también es corrupción política.
En qué sentido?
La manera de negociar, pero sobre todo, es alterar significativamente el debate real democrático sobre que quería decir en aquel momento el presupuesto de Barcelona o el presupuesto de la Generalitat, de todo un país.
¿Qué hizo Ernest Maragall domingo, el día siguiente al pleno de investidura?
Básicamente, tratar de responder los innumerables mensajes de afecto, de personas indignadas con lo que pasó. Y todavía tengo muchas pendientes de responder. Pero esta indignación, porque ha ganado la dependencia de Madrid y en definitiva comprar la ciudad, es positiva si la sabemos capitalizar.
¿Con Xavier Trias ha hablado?
Un poco, pero tenemos que vernos ahora para ver cómo se puede expresar en el Ayuntamiento esta política compartida. Ver cómo somos capaces que el capital de que este acuerdo tenga también un valor de país, un valor positivo desde el punto de vista de ser una alternativa clara.