Un largo aplauso cerrado en el último Pleno del año ponen punto final a la trayectoria política de Ernest Maragall, que este viernes se ha despedido del Ayuntamiento. El hasta ahora jefe de filas de ERC en Barcelona se ha marchado repasando su larga trayectoria y con una petición final. «Gobernar es decidir, por lo tanto, decidan ustedes si Barcelona tiene que ser objeto o sujeto, si quiere ser la capital de un país o la segunda ciudad del Estado», ha dicho Maragall al resto de regidores. En su último discurso como regidor, Maragall se ha permitido la «osadía» de recomendar «algunos indicadores sencillos» para calibrar el éxito barcelonés, que para el republicano se consigue con «el traspaso de la comisaría de vía Laietana, la reducción de la desigualdad, una mejora tangible del cambio climático y una cultura y educación al servicio de la diversidad real de la ciudad».

Maragall ha recordado que marcha «porque se ha acabado el periodo de vivir a la defensiva«. El republicano, que migró del PSC a ERC en 2017 por la «represión política» del momento, considera que ahora empieza una nueva etapa, justo ahora «que se recuperan los derechos políticos». «Ahora es hora de la política en mayúsculas», ha dicho a los regidores. «Toca trabajar para pasar de la represión a la proyección y de la defensa a la ambición», ha insistido dibujando un panorama más optimista que pesimista para la ciudad. «Barcelona sabrá encontrar su comino».

Maragall en el último discurso como regidor| Blanca Blay (ACN)

Tres agradecimientos muy especiales

El discurso final de Maragall ha estado rellenado «de agradecimientos» en varias personas que lo han acompañado estos años. Especialmente emotivo ha sido el recuerdo de Rosa Maria Creus, una trabajadora «perseverante» y una «funcionaria honesta». «La mejor persona del mundo», ha llegado a decir. Maragall también se ha recordado del exregidora de ERC Marina Gassol, que murió el pasado mes de marzo por una enfermedad.

Maragall también ha querido recordar su hermano Pasqual, a quien acompañó en su primera etapa como regidor, en este caso en la bancada socialista. El hasta hoy regidor, ha pedido «no celebrar Pasqual Maragall continuamente como referencia de la mejor Barcelona» si al mismo tiempo desde la ciudad no se exige «una nueva gobernación» que reverencie la realidad «ninguneada» del área metropolitana. El recuerdo a su hermano ha precedido uno «visca Barcelona» final que ha acabado en aplausos.

Los grupos en bloque agradecen su dedicación y amor por Barcelona

«Desde la discrepancia política que tenemos, quiero reconocer tu entrega a la ciudad». Este es el agradecimiento que ha hecho el líder del PP, Daniel Sirera, que ha aprovechado el momento para criticar algunos compañeros políticos. «La izquierda se llena la boca de respeto, pero no siempre lo tiene. Te agradezco que tú siempre lo hayas tenido conmigo y mis regidores», ha comentado el popular. Poco antes, Xavier Trias ha abierto el turno de los grupos recalcando «la amistad» que los une a los dos y recordando el intento fallado de gobernar la ciudad. «Habría sido una etapa apasionante de nuestras vidas, somos diferentes pero nos complementamos bien», ha dicho lo junter.

El resto de grupos han ido en la misma línea. Ada Colau ha reconocido el hecho de que Maragall sacara los mejores resultados de ERC en Barcelona y ha recordado que habría querido gobernar con él. La socialista Laia Bonet ha recordado la primera etapa en el Ayuntamiento, antes de ser incluso regidor, y el empujón del republicano para «promover el cambio democrático que el país necesitaba». Palabras de elogio que ha cogido su compañera, Elisenda Alamany, para asegurar que «intentaremos estar a la altura». VOX también ha agradecido su talante desde la discrepancia política.

El alcalde Collboni recoge sus peticiones

El último en intervenir ha sido el alcalde de Barcelona. Jaume Collboni ha recordado los momentos en que «compartíamos militancia» y ha agradecido la tarea «de una generación de la cual aprendimos mucho». Collboni ha optado por el papel más institucional, pero ha admitido que «el vértigo» que alguna vez ha sentido como alcalde es fruto del «legado» que ha dejado Maragall y compañía.

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