Las ordenanzas fiscales del Ayuntamiento de Barcelona para 2025 se deberán decidir el viernes en el pleno. Mientras que a finales de octubre, Barcelona en Comú y ERC avalaron la tramitación inicial de los impuestos y tasas, en la comisión extraordinaria de Economía y Hacienda de este miércoles, los Comunes y ERC han hecho una reserva de voto, lo que deja hasta el viernes, en el pleno, resolver la incógnita de si la ciudad podrá contar con unas nuevas ordenanzas fiscales para el próximo año, o el gobierno de Jaume Collboni, al contrario, se verá obligado a prorrogar las actuales.
En la comisión de este miércoles, los votos negativos han superado a los favorables. Junts per Catalunya-Trias per Barcelona, PP y Vox han votado en contra (17 de los 41 concejales) y solo el PSC se ha posicionado a favor (10 concejales). Con la reserva de voto de los Comunes (nueve ediles) y los republicanos (cinco concejales), habrá que esperar hasta el 20 de diciembre para saber si la ciudad cuenta con una nueva fiscalidad para el año 2025.

Una nueva terminal de cruceros, un punto de desacuerdo
Después de que el alcalde aceptara regular los alquileres de temporada en Barcelona, parecía que las negociaciones entre el PSC y los Comunes estaban bien encaminadas, pero el hecho de que el gobierno haya valorado positivamente la creación de una terminal de cruceros de lujo, en palabras de la presidenta de los Comunes en el Ayuntamiento Janet Sanz y según ha podido comprobar el TOT Barcelona de un documento oficial, ha llevado a Barcelona en Comú a dar un ultimátum al PSC si quiere aprobar las ordenanzas fiscales: tendrá que renunciar a hacer esta terminal de cruceros.
En su intervención, Sanz ha pedido «coherencia» al gobierno. Según ella, no se puede gravar más al sector turístico con una mano y con la otra valorar positivamente una nueva terminal de cruceros. Los Comunes han insistido en que esta propuesta es «inaceptable» para ellos y han defendido «el decrecimiento turístico» tanto en los presupuestos como en las ordenanzas fiscales.

Una mini terminal para 1.000 pasajeros
De hecho, en el documento al que ha tenido acceso el TOT sobre unos acuerdos entre el Puerto de Barcelona y el Ayuntamiento hay un punto en el que se dice explícitamente: «El gobierno municipal, en el marco de las conversaciones con el Puerto de Barcelona, hace constar y valora positivamente que este plantea habilitar una mini terminal que dé servicio a barcos de nueva generación con capacidad máxima de 1.000 pasajeros». La posición del gobierno de Collboni sobre el punto es clara, pero también el hecho de que este «no forma parte» de los acuerdos.
En respuesta a Barcelona en Comú, el teniente de alcaldía del área económica Jordi Valls ha dicho que el acuerdo que tienen con los Comunes es el de hacer una propuesta para reducir las terminales de cruceros de siete a cinco. «No nos aleccione. Estamos de acuerdo los dos en que hay que reducir una infraestructura que usted acordó en 2018 y que nos ha llevado a la situación de incremento sostenido de cruceristas. Este es el acuerdo». Ante la posibilidad de que el Puerto planteara hacer una nueva terminal de cruceros, Valls ha dicho que las matemáticas son muy claras y ha reiterado que el acuerdo con los Comunes es el de reducir de siete a cinco, de lo cual se desprende que no se daría permiso al Puerto para hacer una nueva terminal.
Sanz ha pedido a Valls «hechos, no palabras». «Tenemos hasta el viernes para concretar estos hechos y no palabras, con una posición clara contraria respecto a esta nueva terminal que puede ser que proponga el Puerto, y pasar de siete a cinco terminales. Haremos reserva de voto hasta que haya estos hechos».