Rodalies va al ralentí, molesta diariamente a los usuarios y lleva meses llenando horas de televisión y tertulias ciudadanas. La gestión del servicio es la gran piedra en el zapato del nuevo ejecutivo de Salvador Illa, que tiene a la oposición en bloque exigiéndole responsabilidades en el Parlamento y un traspaso complejo pendiente de ejecutar. La crisis de Rodalies es el tema político del momento y ha terminado por salpicar al alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. Las primeras espadas de Junts, Comuns y PP han tomado la palabra durante el plenario de marzo para situarse «al lado de los usuarios» y criticar al alcalde socialista -del mismo color político que gobierna la Generalitat y el Estado- que no presione para paliar un caos que afecta a «muchos barceloneses».
«El Ayuntamiento no tiene competencias, pero sí que tiene el comportamiento de todo ayuntamiento de ponerse al lado de personas que día a día son víctimas de maltratos injustificados. No hemos escuchado ninguna reivindicación de la alcaldía ante la grave situación que hay en Rodalies», ha espetado el presidente del grupo municipal de Junts, Jordi Martí Galbis. Directa a Collboni también se ha expresado Janet Sanz, de Barcelona en Comú. «No hemos visto ninguna declaración solemne como la que hizo Collboni para responder a Trump. No valen posiciones tibias y ponerse de perfil».

Junts y Barcelona en Comú han apostado claramente por un traspaso de competencias que permita gestionar el servicio «desde Cataluña». Un hecho que hace sonreír a ERC, el partido que lo negoció en Madrid. «Solo hay una solución: traspaso integral de Rodalies. Porque queremos que los trenes lleguen igual de puntuales que los de FGC. En Cataluña no queremos ser ciudadanos de segunda y no se puede ser un país de primera si los trenes no llegan a tiempo», ha remarcado el concejal republicano Jordi Coronas. Los votos de los tres grupos y del gobierno, que poco después se ha defendido, han permitido sacar adelante las propuestas de Junts y Comuns, esta última sin mención alguna al Aeropuerto del Prat. En un inicio, los de Sanz pedían también «descartar» la ampliación del Prat, pero finalmente han acordado con Junts retirar esta cuestión de la proposición.
Los grupos, en cambio, han rechazado una tercera propuesta sobre Rodalies que presentaba el PP y que pedía al Estado «garantizar el cumplimiento de las inversiones comprometidas» y a la Generalitat «asumir la responsabilidad». Solo el PSC ha votado a favor, por «coherencia». El resto se han desmarcado, en parte, porque no apostaba por el traspaso de competencias a la Generalitat. El líder popular en el Ayuntamiento, Daniel Sirera, ha comenzado pidiendo algo «tan sencillo como urgente» como «que se acabe la guerra política» y ha terminado acusando a Collboni de «callar y agachar la cabeza» ante otras administraciones socialistas. El popular también ha acusado al PSOE de tener una gestión «marcada por un caos competencial y por la soberbia de un ministro que insulta a los usuarios con poca información y mucha fanfarronería».

Collboni cede la defensa a Bonet
El encargado de defender la gestión socialista no ha sido Collboni, a quien se dirigían las críticas, sino la primera teniente de alcaldía, Laia Bonet. «Estamos todos de acuerdo en que el servicio no está funcionando al nivel que le debemos exigir», ha reconocido. Bonet ha reivindicado que «todas las administraciones» van de la mano para corregir el caos de Rodalies, «también el gobierno municipal en la medida de nuestras competencias». La concejala ha atribuido el desastre del servicio a un déficit inversor «importantísimo» de los últimos años, pero ha defendido el legado del gobierno de Pedro Sánchez. «Debemos ser honestos, en los últimos años ha habido un esfuerzo inversor del Estado con el Plan Rodalies, con más de 6.300 millones de euros, de los cuales hay adjudicados cerca del 60%», ha indicado. «A pesar de los discursos -ha matizado- seremos coherentes y votaremos a favor de todas las proposiciones».