Janet Sanz (Tamarite de Litera, Huesca, 1984) es la presidenta del grupo municipal de Barcelona en Comú tras la salida de Ada Colau del Ayuntamiento a finales de octubre. Entre 2015 y 2023, Sanz fue la teniente de alcaldía de Urbanismo, un área desde la cual impulsó la conexión del tranvía entre Glòries y Verdaguer y la construcción de los ejes verdes en el Eixample. Licenciada en Derecho y en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Pompeu Fabra, es concejala del Ayuntamiento de Barcelona desde 2011. En esta entrevista, la primera que concede desde que es presidenta del grupo municipal, Sanz analiza en qué momento se encuentran las negociaciones de los presupuestos con el gobierno del PSC, defiende la puesta en marcha de un peaje urbano y espera que antes del verano esté hecho el plan especial para regular los alquileres de temporada.
Acaban de cerrar un acuerdo con el gobierno de Jaume Collboni para regular los alquileres de temporada a través de una reforma urbanística. ¿En qué consiste?
En los dos últimos mandatos, Barcelona en Comú ha puesto la vivienda en el centro de todas las políticas del Ayuntamiento. Vivimos una crisis habitacional sin precedentes. La Modificación del Plan General Metropolitano acordada en Barcelona es la respuesta al hecho de que el alquiler de temporada no se incluyó en el tope de precios del alquiler. La alcaldesa Ada Colau y el presidente del gobierno español Pedro Sánchez acordaron hacer la Ley por el Derecho a la Vivienda, pero también poner un tope a los precios del alquiler. Nosotros ya decíamos que, a pesar del esfuerzo que se hacía por incrementar el parque público de vivienda y conseguir que los privados hicieran más vivienda asequible, había un problema de precios y era necesario intervenir en el mercado. El mercado solo nos lleva a una desproporción de precios. Pedimos a los socialistas este tope, pero se dejó fuera el alquiler de temporada. En Barcelona, lo que vemos es que cada vez más el alquiler que se ofrece es de temporada. La modificación urbanística que hemos propuesto es hasta que la Generalitat y el Estado no desarrollen todas las herramientas que tienen (la Generalitat en el ámbito de sanciones e inspecciones y el Estado incorporando el alquiler de temporada al tope de precios). Barcelona puede hacer cosas para evitar que el alquiler de temporada siga siendo un fraude social.
Por lo que dice, ¿el Ayuntamiento puede regular además de la Generalitat y el Estado?
Sí. El Estado debe incorporar el alquiler de temporada en este tope de precios. La Generalitat también puede hacer un decreto para regular el alquiler de temporada: qué casuísticas, cómo controlarlo, hacer un régimen sancionador y toda una serie de elementos que permitan un control y destapar la estafa y el fraude que está habiendo en Barcelona. Un número muy elevado de la oferta, alrededor del 60 o el 70%, de las plataformas inmobiliarias es de alquiler de temporada. Es claramente un fraude porque no hay un 60 o un 70% de los contratos de alquiler que se hagan por la demanda del alquiler de temporada. En Barcelona, no se ha dado nunca. Lo que se necesita en Barcelona es un alquiler estable, de al menos cinco años.
¿Cuándo se puede empezar a aplicar esta regulación?
Lo que se ha hecho ahora es una Modificación del Plan General Metropolitano. Califica toda la vivienda presente y futura de un uso esencial y permanente, que es el de vivir. Calculo que esto provisionalmente se puede aprobar en el pleno de finales de febrero, y en días o semanas posteriores que lo haga la comisión territorial del Ayuntamiento y la Generalitat. Espero que esté a más tardar antes de la primavera. Una vez dado este paso, se puede hacer un plan especial como el del PEUAT para los alquileres de temporada. Este plan debe estar entre abril y el verano. Los vecinos no pueden esperar la fragilidad de los acuerdos que hay en el gobierno de España, que dependen de un partido que está al servicio de los especuladores, como es Junts per Catalunya, y el partido socialista, que nunca ha querido incorporar esta propuesta. Nuestra obsesión es que haya una regulación que pueda prohibir el alquiler de temporada en toda la ciudad.
¿Hay algunas zonas de la ciudad donde se deba incidir más?
La especulación está presente en todas partes, no diferencia entre barrios. Evidentemente, el Eixample, Poblenou, Sant Antoni, Poble-sec, Sants, Fort Pienc… Hay zonas que están más cerca del centro y que siempre tienen una tensión en materia de vivienda. Ya nos pasaba con los pisos turísticos. Es un poco igual. Con la brecha que dejó el partido socialista se están ofreciendo alquileres a 11 meses a precios desorbitados. La gente ya está destinando entre el 40 y el 50% de sus salarios a pagar un alquiler. Con los alquileres de temporada, es casi un 60%.
El alquiler de temporada fue una de las condiciones que pusieron para aprobar los presupuestos del Ayuntamiento para el 2025, junto con congelar las tarifas de transporte público, eliminar dos terminales de cruceros y hacer más ejes verdes. ¿En qué momento están estas negociaciones?
Si Collboni quiere aprobarlos, los presupuestos deberán tener la identidad y el sello de los Comunes. Esto significa vivienda, abaratar el costo de la vida (tarifas del transporte público, funeraria pública), decrecimiento turístico (terminales de cruceros), mejora de las infraestructuras de la ciudad y lucha contra la emergencia climática (superillas). Es lo que hemos hecho los últimos ocho años. Es importantísimo que Collboni entienda que para nosotros esto es indispensable. El preacuerdo de los alquileres de temporada es importante. El partido socialista comenzó diciéndonos que no se podía hacer urbanísticamente en la ciudad. Finalmente, ha reconocido que sí se podía hacer. Ahora mismo, de cara a los presupuestos, no tenemos nada más. Esto constata que Collboni se irá de vacaciones de Navidad sin tener la principal herramienta del Ayuntamiento, que es el presupuesto, aprobada. Es un alcalde débil. Los socialistas confunden su situación, su deseo, con la realidad. Tienen 10 concejales y actúan como si tuvieran la mayoría.

¿Les han mostrado las cifras del presupuesto del año que viene?
No. Lo único que tenemos son conversaciones en relación a las propuestas que nosotros hemos ido proponiendo. Tenemos el grupo de cruceros que no tiene unos acuerdos cerrados todavía. Tenemos el acuerdo de vivienda (alquiler de temporada) que forma parte de una mesa de vivienda que aún estamos trabajando. La semana que viene tendremos otra reunión, pero del resto de cuestiones no tenemos nada.
De las tarifas del transporte público, ¿tampoco? En principio, la Autoridad del Transporte Público las dará a conocer la semana que viene
No tenemos ninguna propuesta sobre la de la mesa. Sabemos que la Generalitat ha anunciado que quiere mantener las bonificaciones, y que esto ha sido algo que la Generalitat ha hecho porque los Comunes lo hemos exigido en el Parlamento. Pero también pedimos congelación, que no suba el IPC. El otro día Collboni anunciaba 1.000 millones de euros para ampliar la línea 2 del metro. Si se debe ampliar la L2 que sea para conectar los barrios y no para acercar a los turistas al aeropuerto. Hay barrios como los de la Marina y la Zona Franca que llevan muchos años esperando esto. Pero también necesitamos que estos vecinos puedan pagar y coger el metro. La movilidad es un derecho. Lo que no podemos permitir es que los problemas que tenemos las administraciones para abordar el coste de la movilidad los carguemos al ciudadano. Es una responsabilidad que las administraciones debemos asumir. Hay que hacer un refinanciamiento del transporte público. Debemos ver de dónde obtenemos recursos. Nueva York acaba de anunciar un peaje urbano que pondrá en marcha el año que viene para sufragar mejoras del metro y de los trenes. Londres lleva mucho tiempo que lo tiene.
¿Barcelona debería tener un peaje urbano?
Es una de las cosas a trabajar y a explorar. Ya lo trabajábamos en el mandato pasado. Es una demanda de muchas entidades de defensa del transporte público, de asociaciones de vecinos y vecinas, de entidades ecologistas que están diciendo que lo que no puede ser es que Barcelona no tenga un financiamiento para cubrir las necesidades de transporte público y a la vez sigan entrando tantos vehículos contaminantes a la ciudad. Por eso impulsamos la zona de bajas emisiones, hemos ido haciendo las superillas…, muchos proyectos que creo que se acabarían complementando mejor también si hubiera una tasa que pudiera ayudar a financiar el transporte público.

¿Habían planteado que este peaje esté en la entrada o en el centro de la ciudad?
No lo habíamos acabado de plantear. Recogimos la demanda y dijimos que este debía ser el mandato en el que comenzáramos a hablar una vez ya se habían implementado las zonas de bajas emisiones y teníamos un calendario en el que también le estábamos diciendo a la gente, ‘mire, seguridad, de cuándo su vehículo podrá entrar o salir’. Tenemos la mesa contra la contaminación que no se ha vuelto a convocar. Se puso en marcha en 2016 y era una mesa muy útil para hablar de todas estas cuestiones y acordar con todas las entidades y con todas las personas que están luchando para que Barcelona sea una ciudad saludable y bien conectada con un transporte público eficiente que funcione bien.
¿Está descartado que los Comunes entren en el gobierno de Collboni?
Después de las elecciones, y durante y después de la investidura, estuvimos trabajando con la voluntad de recoger el sentido del voto mayoritario de las municipales. Era el momento de hacer un gobierno con el PSC, ERC y los Comunes. Era un gobierno mayoritario, de 24 concejales, que permitía sacar adelante todas las políticas necesarias y no depender de las aritméticas ni de la derecha. Por eso, hicimos este voto de confianza al alcalde Collboni. No queríamos que Barcelona tuviera un alcalde de derechas. Desafortunadamente, a veces, lo parece, que tengamos un alcalde de derechas. Aunque Xavier Trias no es alcalde, a veces las propuestas que nos trae este alcalde, las podría proponer Convergència i Unió y Junts per Catalunya, diferente a lo que representa el partido socialista o a lo que el votante progresista del partido socialista esperaría. La decepción de este votante cada vez es mayor. De hecho, en las mismas elecciones, esto se refleja. Collboni, seguramente, es el candidato socialista que peor resultado obtiene en el área metropolitana. Cuando haces un discurso de derechas, tu votante también se desorienta y no acaba de entender muy bien a quién quieres representar y qué quieres hacer. Quisieron hacer un pacto con Xavier Trias. Quieren desmantelar el PEUAT y el 30%, y hacer toda una serie de políticas que nosotros no compartimos, como el tema de la Fórmula 1 en el centro; la Copa América, tal como se ha desarrollado y llevando, además, la privatización en el Park Güell por parte de una marca privada; hacer el encendido de las luces de Navidad en el paseo de Gracia dos años consecutivos… Son dinámicas que ponen la ciudad al servicio de las élites, pero no al servicio de los barrios. Teniendo en cuenta esto, decidimos que si Barcelona no puede tener este gobierno progresista, porque el alcalde no lo quiere liderar, nos quedamos en la oposición y haremos valer nuestros nueve concejales para dar la vuelta a las políticas elitistas del gobierno. Y sobre todo porque tenemos la mirada puesta en 2027. Y porque Barcelona en Comú, que es una fuerza que ha gobernado la ciudad ocho años, quiere volver a gobernar la ciudad a partir de 2027.
¿Su intención, en 2027, es intentar encabezar la lista de Barcelona en Comú?
Queda mucho tiempo. Apenas hace un mes que soy presidenta del grupo municipal. Mi reto ahora mismo es trabajar estos años que quedan por delante y lo que acabe pasando en 2027 será una decisión colectiva de la organización. Creo que debemos abrir un proceso. Nosotros tenemos el congreso en julio de 2025 y será un buen momento allí para también hacer el debate de lo que es mejor. Nosotros como organización estamos en un momento en el que no nos preocupa tanto las personas que puedan encabezar o liderar, porque tenemos un proyecto tan sólido y tan reconocible por todo el trabajo realizado los últimos ocho años, que eso es la parte que más llega a la ciudadanía. La ciudadanía identifica la marca Barcelona en Comú, la marca política, el proyecto político que hay detrás, y saben que Barcelona en Comú es certeza, certeza de trabajar por los barrios, certeza de poner en el centro la lucha contra la emergencia climática y hacer proyectos como el de la supermanzana y desarrollarlos.
¿No cree que Barcelona en Comú es un proyecto que se identifica mucho con Ada Colau?
Los datos de las últimas elecciones nos indican que cada vez es diferente, es menos eso. Evidentemente, Ada Colau pasará a la historia por ser, primero, la mejor alcaldesa de la ciudad que ha tenido nunca Barcelona, pero además, por haber liderado un cambio de modelo. Un cambio de modelo que no se reconocía desde las Olimpiadas. La gente la identifica con un proyecto de la ciudad de Barcelona, pero va mucho más allá, porque es un proyecto político en el cual, además, Ada ha compartido también los éxitos con todo su equipo. Todo el mundo sabe que ella sola no hacía las cosas. Es un proyecto compartido y colectivo que ha hecho reconocible este modelo con lo que es el proyecto de Barcelona en Comú. Ada Colau es sinónimo de Barcelona en Comú y Barcelona en Comú es sinónimo de un proyecto viable para el siglo XXI.
¿La ve volviendo para encabezar la lista en las municipales de 2027 o cree que ha acabado agotada políticamente?
Ada Colau puede hacer en la vida lo que quiera, porque es una gran persona, una gran política y una gran activista. Ella ahora mismo necesitaba personal y profesionalmente hacer un cambio porque su compromiso ha sido muy importante. Y a partir de aquí, ¿qué acabará haciendo? Pues, no lo sé. Se lo está pasando muy bien, que está haciendo cosas en el ámbito internacional, de lucha contra la extrema derecha, poniendo en el centro el genocidio del pueblo palestino. Ahora, ella, aporta desde otro lugar. No diría que se haya cansado de la política. Política se puede hacer desde muchos lugares que no sea lo institucional. Ya veremos si en algún momento ella decide… No es una decisión que ahora esté sobre la mesa.
Sobre la conexión del tranvía, el alcalde puso como condición aprobar los presupuestos. ¿En qué fase está este proyecto?
Nosotros no responderemos a ningún chantaje. Si el alcalde quiere hacer el tranvía, lo puede llevar como un acuerdo aparte de los presupuestos nosotros lo votaremos, daremos apoyo a la modificación presupuestaria. Llevamos mucho retraso con el tranvía. Es un retraso injustificable. Es una infraestructura de primer orden absolutamente indispensable en clave metropolitana. Que dependa del Ayuntamiento de Barcelona y del bloqueo político del Ayuntamiento, me parece una barbaridad, porque dependen nueve municipios del área metropolitana en los cuales su movilidad si no se hace muy difícil en el día a día. Si Collboni quiere tener el presupuesto vinculado al tranvía, lo puede tener con una modificación presupuestaria.
Las negociaciones para abrir una funeraria pública, ¿cómo están?
Vamos un poco lentos en muchas de las respuestas. Lo que sabemos a estas alturas es que no es una de las propuestas fáciles para el PSC ni para Collboni, lo cual no puedo entender. Municipios como Reus, Cambrils y Vila-seca, todos gobernados por el PSC, han impulsado una funeraria pública compartida. No podemos entender por qué esta propuesta no se está abordando de manera más ágil. En un momento tan duro, cuando pierdes a una persona querida, y te encuentras sujeto al monopolio de unas empresas que se lucran en este momento tan difícil como es la gestión del velatorio y del entierro…, la ciudadanía se merecería un servicio público en el que se pudiera diferenciar también en función de las rentas. O sea, algo público, no mercantilizar la muerte. Para nosotros tiene mucho sentido.
¿Y cree que esta funeraria podría incidir en los precios del mercado?
Por supuesto. Muchas de los tanatorios que se abren se hacen en suelo público. El mandato pasado se hizo una ordenanza y todo un trabajo. Creo que es indispensable. Tienes prácticamente un monopolio, con dos empresas que además se ponen de acuerdo, casi, para poner los mismos precios. Si entra un servicio público, tendrá un impacto.

Tras la compra del cine Comèdia para ubicar el Museo Thyssen está el fondo Stoneweg, que quería impulsar el Museo Hermitage, un proyecto al que ustedes siempre se opusieron. ¿Ven el proyecto del Museo Thyssen con ciertas reticencias?
Estamos esperando que nos presenten la información. Sabemos que ha habido la voluntad de comprar este espacio. Es un espacio extraño urbanísticamente. Tiene calificación de equipamiento, pero tiene tiendas. Que vaya un equipamiento en un espacio tan mercantilizado, sea público o privado, es positivo. Ahora, lo que debemos ver es el proyecto. La diferencia entre el Museo Thyssen o lo que se pretendía hacer con el Hermitage puede estar aquí, el programa que se pretende desarrollar. Me leí el proyecto del Hermitage y no era un museo, era un espacio para los turistas de los cruceros.
La semana que viene se deben votar las ordenanzas fiscales. Ustedes permitieron la aprobación inicial. ¿Están más por el sí?
Estamos esperando la respuesta a las alegaciones. Con las ordenanzas fiscales hicimos algunas propuestas muy concretas para ir a quien más dinero gana. El IBI que están pagando los hoteles no puede ser un IBI bajo. Planteamos el máximo que proponía la ley, que es de un 1,30, y ahora estamos a la espera si se acepta o de qué manera. Una fiscalidad más contundente con los hoteles de la ciudad, es clave para nosotros. Los precios públicos del Park Güell ya se aprobaron. Luego estuvimos trabajando también temas de bonificaciones del vehículo eléctrico que el gobierno quería eliminar. Y luego también incorporamos el tema de las sanciones de las terrazas. Era una de las cosas que no está dentro de las ordenanzas fiscales, pero creemos que hay que modificar la ordenanza de terrazas. Cuesta mucho cerrar una terraza que ha incumplido 15 veces. Esto genera mucha frustración para los vecinos y para la Administración, porque al final las normas están para cumplirlas. Lo que no puede ser es que salga gratis y que no pase nada, y que esta gente pueda incumplir con el ruido o poner tres mesas más o 10. También es una competencia desleal hacia todos aquellos restauradores que tienen un bar o un restaurante y cumplen. O sea, quien lo hace bien no tiene un premio respecto a quien lo hace mal, y esto no puede pasar. Queremos que la ordenanza sea más contundente y eficaz.




