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«Estamos bien fastidiados, nos toca presionar desde la calle»

Octava manifestación independentista post 1-O. Con un recorrido notablemente más corto que en ediciones anteriores, la convocatoria de la ANC ha llevado a una buena multitud de gente a la capital del país después de una mañana pasada por agua. La “depresión” que vive el movimiento independentista, en palabras del presidente de la ANC, Lluís Llach, se ha notado en la calle con menos manifestantes. 100.000 según el dato que ha validado la misma organización. Pero muchos más que los que reúne cualquier otra manifestación en todo el Estado. Marca de la casa, ha habido una mezcla intergeneracional insólita en otros movimientos, familias enteras, cochecitos, grupos de adolescentes y amigos que pasan de los ochenta. Unos más impulsivos que otros, más optimistas y más pesimistas, pero con un nexo común: creen que la calle debe volver a empujar los despachos políticos.

«Estamos bien fastidiados, nos toca presionar desde la calle, porque los políticos no lo hacen, si no los empujamos no se moverán de su zona de confort autonomista. Pactar con España no es el camino», alerta Mercè, de ochenta y cuatro años y con todas las manifestaciones independentistas en el bolso. Ha bajado a Barcelona desde Sabadell con un grupo de amigos y su marido, Antoni, de ochenta y siete años, más optimista: «Toda la vida que lucho por la independencia, y nunca como ahora he visto una posibilidad tan clara, a pesar de que sí, estamos fastidiados. Pero siempre ha sido la calle quien ha empujado, y lo volveremos a hacer. Nos hace falta un momento, una nueva oportunidad, y los haremos volver a la unidad como el 1-O».

Mercè, Antoni, Aleix y Anna, en un momento de la manifestación. foto: Jordi Play

Los acompaña Aleix, de ochenta y un años, que tiene muy claro que es necesario «hacer borrón y cuenta nueva con los liderazgos políticos»: «No me creo a ninguno, tampoco al presidente Puigdemont, si no aparece un nuevo liderazgo político no podremos volver a encender la llama». Anna es la más joven, y la más pesimista. Tiene cincuenta y siete años y se define como una independentista «desesperanzada». Lamenta que «la unidad con la que llegamos al 1-O ha desaparecido», y que «los políticos nos han llevado a dar 50 pasos atrás. Si no recuperamos la unidad, también en la calle, no saldremos nunca», sentencia.

Algunos manifestantes han llegado a la manifestación con más tiempo y han tomado un buen lugar para ver los parlamentos finales. Es el caso de Carme, una joven de veintiocho años que ha venido con la familia desde Sant Celoni. Justamente, ha venido a manifestarse «consciente de que estamos en horas bajas» y decepcionada con todos los líderes políticos: «Yo ya no me siento representada por ningún partido, ninguno de ellos está legitimado para defender la causa independentista, nos han estafado y nos han hecho creer que con ellos seríamos independientes». Por todo ello, cree que es «el pueblo» quien debe tomar el control de una revuelta pacífica en la que «no hay cabida para los líderes políticos actuales». Su tía, Montse, también reparte culpas entre la sociedad civil, porque «cuando ellos estaban en la cárcel nosotros nos quedamos en casa esperando, deberíamos habernos rebelado. Y los presos políticos parece que lo han olvidado y ahora pactan con los que los encarcelaron». Espera que «un nuevo liderazgo» llegue al independentismo con «una estrategia nueva que haga que pase algo, como el 1-O».

Carme, de 28 años, cree que los partidos «ya no tienen cabida en esta lucha» FOTO: JORDI PLAY

La extrema derecha, provocadora

La líder de Aliança Catalana, Sílvia Orriols, ha llevado a unos cientos de personas a la manifestación. Con un cordón policial de una cincuentena de agentes que los han retenido en un lateral hasta que ha avanzado la cabecera de la manifestación, los seguidores del partido de extrema derecha han hecho cánticos como «Puigdemont traidor, menos pañuelos, más barretinas, fuera moros y españoles, Illa subnormal o Catalunya catalana». Durante unos minutos, ha habido intercambio de consignas en los dos laterales del paseo de Colom. Los independentistas convocados por la ANC han gritado «fuera fascistas de Catalunya», y los de Orriols han repetido las consignas xenófobas con más fuerza.

La líder de AC, Sílvia Orriols, en la manifestación convocada por la ACN tras un fuerte cordón policial foto: Jordi Play

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