Pocos días antes de que se debatan las ordenanzas fiscales, esto es los impuestos y tasas que se pagarán en Barcelona en 2025, ERC ha puesto sobre la mesa cuáles son sus condiciones para aprobar inicialmente la propuesta del gobierno de Jaume Collboni en la comisión de Economía y Hacienda del 16 de octubre. Los republicanos, que tienen un preacuerdo cerrado con el PSC para hacer un Ejecutivo de coalición en la ciudad, han puesto el foco en el turismo y han propuesto doblar el recargo municipal de la tasa turística que los visitantes pagan por persona y noche en la capital catalana, de los cuatro a los ocho euros. Además, ERC quiere que los turistas paguen también por lo que ensucian y, consecuentemente, rebajar la tasa de residuos a la ciudadanía.
Desde el 1 de octubre, los turistas pagan cuatro euros por persona y noche del recargo municipal de la tasa turística. Se trata, ahora mismo, del máximo permitido por la normativa. Hasta ahora, el consistorio cobraba 3,25 euros por persona y noche en hoteles y pisos turísticos, y desde la semana pasada son 0,75 céntimos más. Con este impuesto, el Ayuntamiento dice que quiere contribuir a financiar “servicios públicos de la ciudad que notan la presión de la actividad turística”, aunque lo que se recauda también se está destinando a promocionar la salida del Tour de Francia del 2026, que se hará en Barcelona. Con la subida, la ciudad recaudará, a través de la fiscalidad turística, más de 115 millones el año, 20 más que en la actualidad. Esta cifra sale de la suma de los ingresos provenientes del recargo 100% municipal y del 50% que corresponden a la ciudad del Impuesto sobre las Estancias en Establecimientos Turísticos que liquida la Generalitat.

Con ocho euros, 50 millones limpios
Ahora, ERC quiere dar un paso más. Según los datos de que dispone el partido que en el Ayuntamiento encabeza Elisenda Alamany, Barcelona ha recibido el 2024 unos 75 millones del recargo municipal de la tasa turística. En opinión del regidor Jordi Castellana, es una cifra todavía «insuficiente» para cubrir los gastos que el turismo genera y que la ciudadanía de Barcelona paga con sus impuestos. El edil republicano ha citado al Instituto de Economía de Barcelona y a la Universitat de Barcelona para asegurar que es a partir de los seis euros de recargo cuando la ciudad cubriría el coste del impacto turístico, cifrado en unos 142 millones de euros. Si se aplicara la propuesta de ERC de subir el recargo hasta los ocho euros, Barcelona recibiría un total de 192 millones de euros, que supondrían unos 50 millones limpios de beneficio para invertir en educación, movilidad y vivienda, entre otras políticas. Ciudades como Venecia, Ámsterdam o Nueva York ya aplican tasas como las que los republicanos quierne para la capital catalana.
En su intervención, Castellana ha subrayado que con la recuperación del turismo, después de la pandemia, el recargo de cuatro euros de la tasa turística ha quedado «desfasado». El regidor de ERC ha recordado que la idea de activar el recargo de la tasa turística en Barcelona fue de los republicanos hace cinco años. Además de esta actualización de la tasa, a lo largo de los últimos tiempos, en el ámbito turístico, los republicanos han forzado un replanteamiento de los
Por otro lado, ERC quiere que los residuos que generen los turistas los paguen los turistas y no el vecindario de Barcelona. A modo de ejemplo, el regidor Jordi Coronas ha explicado que las papeleras de la Rambla se vacían cada día 14 veces, lo cual supone un coste importante, puesto que hace falta un dispositivo de limpieza específico. Diariamente, unas 200.000 personas pasan por la Rambla y la mayoría son turistas.

Los ciudadanos tienen que dejar de pagar los residuos de los turistas
En este sentido, los republicanos quieren llevar al pleno de octubre una proposición para crear un mecanismo a través del cual los barceloneses dejen de pagar por los residuos generados por el turismo y, por lo tanto, se les cobre menos por la generación de los residuos en la ciudad. Según ERC, se están acabando de mirar algunos aspectos vinculados con la legalidad vigente, pero ha asegurado que es viable. A grandes rasgos, se trataría de hacer retoques en la tasa de residuos que se cobra a través del recibo del agua. «La solución a los problemas que genera el turismo tiene que ser un modelo propio, que equilibre los costes y los beneficios, que preserve la identidad de las ciudades, que proteja a sus ciudadanos y que promueva un turismo que respete el lugar que se visita», ha defendido el regidor.
A principios de septiembre, después de una reunión con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, Collboni explicó que la idea de su gobierno era aumentar significativamente la fiscalidad a los cruceros de escala, los que están menos de 12 horas en la capital catalana. Según el alcalde, ahora representan unos 1,6 millones de visitantes en el año, y con unas perspectivas de crecimiento “que no son asumibles”, ya que son los que hacen “un uso intensivo más de la ciudad” y obligan a destinar más recursos públicos a la gestión del espacio público, en limpieza o seguridad, valoró Collboni.