La líder de ERC en Barcelona y secretaria general del partido, cita al TOT Barcelona en la puerta del Gran Café, en la calle de Avinyó. En la puerta, llena de grafitis, hay contenedores de basura. Y un cartel que anuncia la próxima apertura de un pub irlandés. Elisenda Alamany (Sabadell, 1983), que lidera el grupo municipal desde la salida de Ernest Maragall, es la artífice del preacuerdo con el PSC para gobernar juntos que finalmente ha quedado en el cajón, y también ha resuelto lo que podría haber sido otra crisis de partido tras la victoria de la candidatura crítica con Junqueras en la Federación de Barcelona. Ahora las aguas están tranquilas, y hay pocas dudas de que Alamany será la cabeza de cartel en la ciudad en 2027. Después, la conversación es en su despacho, lleno de libros sobre Barcelona. Hay dos que le gustan especialmente: Barcelona, fotògrafes, el primer libro que reconstruye la historia de la ciudad a través de la mirada de las mujeres fotógrafas, y Soc la Dolors Aleu, una reconstrucción de la vida de la primera mujer médica del Estado, nacida en Barcelona.
Nos ha citado en la calle de Avinyó, en la puerta del Gran Café. Cerrado, sucio y con un cartel que anuncia la apertura de un pub irlandés. No en un gran mirador o en un hotel moderno de la ciudad.
Es que es una de las imágenes que reflejan más el estado de Barcelona, nuestra identidad está en riesgo. Está en riesgo que Barcelona continúe siendo Barcelona, que sea una ciudad donde se pueda vivir, donde vivamos plenamente en catalán y, evidentemente, que tengamos un comercio que hable de la mejor Barcelona. El hecho de que el Gran Café sea sustituido por un Temple Bar, además con un cartel escrito en inglés, demuestra que hoy, lamentablemente, Barcelona está en venta.
¿Desde cuándo está en venta, la ciudad? ¿La ha puesto a la venta Jaume Collboni?
Es el balance de la última década, y por lo tanto, la han puesto a la venta los gobiernos que han compartido Comuns y PSC, que no han entendido la ciudad. Barcelona ha perdido el equilibrio entre el éxito de la ciudad y que el éxito de la ciudad sea compatible con poder vivir en ella y con proteger su identidad. Estoy convencida de que los barceloneses quieren una Barcelona que sea reconocida y abierta. Pero al mismo tiempo también quieren continuar viviendo en su ciudad, plenamente en catalán, que el turismo se gobierne, que tengan una casa donde vivir. Durante una década no se ha hecho el trabajo y ahora tenemos que recuperar este equilibrio.
Ustedes han apostado por tres políticas íntimamente relacionadas con la situación del Gran Café: vivienda, turismo y lengua. ¿Esta es la receta?
Hoy en ningún distrito de la ciudad se habla catalán como primera lengua. Ahora se empieza a gobernar el turismo gracias al hecho de que ERC ha puesto el empeño y hoy las políticas que han tenido más incidencia para que la gente pueda continuar viviendo en Barcelona también las ha puesto sobre la mesa ERC. La regulación de los alquileres, la regulación del alquiler de habitaciones y la eliminación de pisos turísticos. Son los tres pilares que nos permiten proteger mejor nuestra identidad y que podamos continuar viviendo en la ciudad.
Cuando el alcalde Collboni hizo balance de los dos años de mandato, hizo bandera, justamente, de su política de vivienda. No hizo ninguna mención a ERC, y aseguró que ya ha ejecutado el 85% del plan de acción del mandato.
El único mérito de Jaume Collboni es haber reducido el ruido de los mandatos de Colau, el ruido que había cuando compartía gobierno con ella. Aparte de eso, poca cosa más. Y ahora llegamos a un balance del mandato muy pobre y muy poco ambicioso. Todas las grandes cosas que han pasado en la ciudad es porque Esquerra ha tomado partido. Cuando Esquerra empuja, la ciudad gana. Hoy hablamos de poder gobernar el turismo y del retorno que el turismo debe dar a los barrios donde tiene más intensidad gracias a nosotros. Hoy hablamos de que podremos eliminar los pisos turísticos gracias a ERC, y en cuanto a vivienda, la gran política que aún está pendiente y exigimos a Jaume Collboni es la política de rehabilitación. Si no la hacen las administraciones públicas, si no hay impulso público, la harán los fondos que vienen a especular la ciudad. Esta lectura no la hace el PSC, porque solo tiene el objetivo de pacificar la ciudad. Pero Barcelona merece algo más.
Si ERC hubiera entrado en el gobierno del PSC muchos meses atrás, ¿habría podido hacer más trabajo que desde la oposición?
Con solo cinco concejales, hemos sido muy influyentes frente a un gobierno que tenía pocas ideas, sumado a una oposición que ha bajado los brazos y que ha quedado muy desdibujada. Junts, aunque tenga 11 concejales, ha renunciado incluso a querer influir o condicionar el futuro de la ciudad. Y los Comuns, después de entregarle la alcaldía a Collboni, han suplicado un año para entrar a gobernar y ahora solo gesticulan. A ERC nos ha tocado poner los proyectos y la ambición que no pone el PSC.
¿Los Comuns no hacen oposición al PSC?
No nos encontramos en el camino porque ellos han renunciado a condicionar o a hacer propuestas sobre la ciudad y nosotros hemos apostado por hacer una oposición útil. Con 5 concejales estamos contentos de haber condicionado el gobierno Collboni, y esperamos encontrarnos en algún momento con otras fuerzas que quieran también aportar a la ciudad.
Ernest Maragall dijo en una entrevista al TOT que los aliados naturales de ERC eran los Comuns. A su parecer, ¿lo continúan siendo?
La orientación de nuestro trabajo ha sido siempre trabajar por Barcelona. Lo hicimos en 2019, después de que los Comuns nos bloquearan el paso a la alcaldía con la operación Valls, y hemos hecho exactamente lo mismo después de la investidura fallida de Trias. La actitud es la misma, pero la de los Comuns ha ido cambiando, supongo que porque ahora no gobiernan. Debemos ser coherentes y confiables para trabajar por la ciudad, y los aliados los encontraremos entre los partidos que quieran trabajar por la ciudad. Ahora, no nos encontrarán en gesticulaciones y discursos que solo quieren llamar la atención. Yo en 2027 quiero explicar a la ciudad en qué ha sido útil nuestro trabajo y quiero explicarles que han sido posibles proyectos como el hub de contenidos audiovisuales del catalán, la oficina de la lengua catalana, el retorno económico del impacto del turismo en la ciudad, o una política de rehabilitación con impulso público para que la gente se quede a vivir en Barcelona.
ERC comenzó el mandato con un pacto de gobierno con Junts, que PP, Comuns y PSC tumbaron a última hora. ¿Se podría haber planteado una oposición en bloque de 16 concejales?
Sí, lo que pasa es que con las grandes preocupaciones que hoy tienen los barceloneses, las respuestas que da Junts no son las mismas que ERC. Junts no cree que debamos regular los precios del alquiler, no cree que debamos regular los alquileres de temporada y de habitaciones, tampoco cree que se deban eliminar los pisos turísticos. Y por lo tanto, en las cuestiones clave no nos hemos podido encontrar. A medida que ha avanzado el mandato, nos damos cuenta de que los modelos de ciudad son diferentes. El proyecto de Esquerra Republicana está hecho para las clases medias, para las familias que quieren quedarse a vivir en la ciudad, para las familias que tienen hijos y quieren parques, escuelas de calidad, espacio público de calidad. El proyecto de Junts yo creo que tiene otros intereses y otras orientaciones.

Pero el documento de acuerdo de mayo de 2023 de gobierno contenía más de cien puntos.
Más que un acuerdo Junts-ERC, era un acuerdo de Xavier Trias y Ernest Maragall. El señor Trias en ese acuerdo fue bastante generoso y entendía que había cuestiones y problemáticas y emergencias de la ciudad, como la vivienda, la necesidad de rehabilitación o la emergencia del catalán. Esto, con la oposición que hace Junts se ha diluido y se ha desdibujado.
Hablamos con la probable candidata de ERC en Barcelona en 2027, ¿entonces?
¡Yo siempre tengo ganas! Esta es mi ciudad y a mí me gusta construir los proyectos políticos como si los estuviera construyendo para la gente a la que más quiero.
El partido tiene unos procedimientos establecidos y si hay más candidatos, hay primarias. Pero usted ha apagado en tiempo récord un incendio en la Federación de Barcelona, donde ganó la candidatura crítica con Junqueras. Y parece poco probable que alguien se enfrente a usted en unas primarias. ¿Cómo se ha apagado el incendio?
A veces caricaturizamos y magnificamos algunos debates. La Federación actual quiere un partido fuerte y más presente en la ciudad de Barcelona, en eso coincidimos con la presidenta. Y también coincidimos en que un partido que se presenta en 2027 y que tiene una gran responsabilidad de presentar un proyecto robusto debe estar unido. En otras cosas quizás no coincidimos tanto, pero somos un partido democrático y vamos todos a una y con la voluntad de obtener los mejores resultados en 2027.
Usted quiere ser candidata en Barcelona. Pero como secretaria general del partido, podría tener otras puertas abiertas.
Mi voluntad siempre ha sido construir un proyecto para Barcelona y esta continúa siendo mi misión. Y creo que es una ventaja también poder hacerlo como secretaria general y siendo concejala. Esto es la primera vez que pasa en el partido, porque entendemos que para las elecciones municipales es muy importante que el partido entienda los problemas y las preocupaciones de los catalanes y de las catalanas desde la proximidad. Y esta es la virtud de ser secretaria general y concejala, que orientas toda la acción política del partido hacia la política municipal.
ERC tiene una tercera pata, la de Madrid. ¿Hay estrategias diferentes?
La estrategia de ERC es una, pero después están los talantes y las maneras de expresarse de cada uno. Nuestro proyecto es claro, mientras que el del PSC se basa solo en gestionar problemas. Junts simplemente está obsesionado con la extrema derecha y presenta un proyecto para dividir que muestra la peor cara de Cataluña. ERC continúa avanzando nacionalmente en soberanía, por ejemplo, con el traspaso de Rodalies y la desconexión fiscal, porque queremos que el país vuelva a gustar. Es evidente que hoy el país no se gusta después de la resaca del proceso. Máxima ambición nacional frente a proyectos nacionales que hoy no entusiasman.
Esquerra Republicana es una de las máximas impulsoras de que el catalán sea lengua oficial en el Congreso. Como secretaria general, ¿le parece coherente que en el Congreso de los Diputados un diputado de ERC haga intervenciones en castellano cuando hay la posibilidad de hablar catalán?
La gran mayoría de las intervenciones que se hacen en el Congreso son en catalán. Y después está la naturalidad de personas cuya lengua materna es el castellano y que la van combinando. Y creo que también debemos dar cierta naturalidad a esto.

¿Hacia qué terreno quieren arrastrar ustedes al PSC, con el riesgo de convertirse en un soporte electoral?
Nosotros sabemos hacia dónde vamos. No hemos renunciado a nuestro proyecto nacional inclusivo. Y siempre que hay una oportunidad para emanciparnos del Estado, lo hacemos. Negociamos para recuperar esta conciencia nacional, es evidente que somos un partido independentista y, por lo tanto, no queremos renunciar a continuar avanzando nacionalmente.
¿Es más fácil llegar a la emancipación nacional con el PSC o con la unidad independentista?
No podemos estar parados y pensando y dialogando qué sería mejor. En la medida que seamos capaces de arrancar avances nacionales, seremos más capaces de seducir a más gente para ese país nuevo que queremos construir y que estamos mostrando en nuestro día a día. No es incompatible ninguna de las dos estrategias. Si vamos haciendo día a día, seremos más fuertes para llegar al enfrentamiento final, y ahí sí que será necesario estar todos unidos.
¿Se ve más cerca de un pacto con el PSC en 2027, o contemplaría otros aliados si la aritmética se lo permite?
Nuestro trabajo está orientado a que ERC sea mucho más fuerte que en 2023, recuperar la confianza de la gente, y a partir de ahí veremos cuáles son las alianzas. Ahora bien, todas las alianzas deberán tener relación con nuestra lectura de la ciudad, que es que Barcelona no puede estar en venta y al mismo tiempo no la podemos cerrar tanto hasta el punto de hacer una Barcelona provinciana.
El mandato comenzó con un pacto estrambótico. Después vino un gobierno en minoría, y los 3 líderes de los 3 principales partidos de la oposición se han marchado. Y Collboni ya había dicho que si no ganaba, estaría en la oposición. ¿Qué ha pasado en Barcelona?
La poca credibilidad de lo que algunos dijeron en campaña. Los que han perdido más credibilidad han sido los Comuns. En 2019 se enfrentaban con Valls como proyectos antagónicos y al final ambos se unieron para que Ernest Maragall no fuera alcalde, y la sorpresa fue que en 2023 lo volvieron a hacer. Y un segundo factor, la gran fragmentación que no es solo propia de la política barcelonesa.
Del balance del ecuador de mandato, Collboni apuntó que falta la modificación del 30% de vivienda protegida y la ordenanza de civismo. De momento ERC está en el no en la cuestión del 30%. ¿Se podría mover?
Para hablar del 30% debemos hacer un balance de las políticas de vivienda que se han hecho estos diez años. No se ha hecho aflorar la vivienda de protección oficial que se había prometido. De hecho, el ritmo medio de estos diez años es de 300 viviendas por año y los precios se han disparado. Ha sido un fracaso, y continuamos empantanados con fetiches como el 30%. Si la negociación del 30% entre Junts y el Partido Socialista va de bajar impuestos, con nosotros que no cuenten. Nosotros tenemos un plan muy ambicioso con impulso público para rehabilitar el 80% del parque de viviendas que está envejecido en Barcelona. Llevamos años y años con la reforma del 30%, cuando ya hay cosas que podríamos haber hecho.
¿Y con la ordenanza de civismo, hay margen para el entendimiento con el PSC?
Hay una percepción de inseguridad en la ciudad, que nos lleva en muchos casos a más presencia policial, pero se necesitan también más agentes cívicos, más mediadores, más atención a la gente sin hogar, no desde una visión punitiva. Trabajaremos en esta línea y veremos al final cuál es el resultado de la ordenanza de convivencia y civismo. Dependerá de las alianzas y de la capacidad del Partido Socialista.
¿Qué relación tiene ahora ERC con el PSC, una vez ha quedado claro que no entrarán en el gobierno este mandato?
En la política municipal, por suerte, las relaciones siempre son muy cordiales con todos los grupos, incluso, con partidos que no tenemos nada que ver, hablamos. Y con el Partido Socialista y con el alcalde, lo mismo.




