La agenda de Elisenda Alamany está llena este enero. El jueves estuvo en Bruselas para escenificar, junto a Oriol Junqueras, una nueva etapa en las relaciones entre ERC y Junts. La reunión de los nuevos líderes republicanos con Carles Puigdemont y Jordi Turull compartía titulares con el nuevo presupuesto de Jaume Collboni. El ejecutivo municipal ha cerrado un acuerdo con ERC y negocia los votos que le faltan con los Comunes. La misma Alamany, horas después de aterrizar, confirmaba el ‘sí’ republicano a la tramitación inicial de las cuentas municipales. «Esquerra vuelve a marcar el paso, el rumbo y la ambición que Barcelona necesita», sentenciaba. El nuevo rol de Alamany la obliga a combinar la secretaría nacional del partido y el liderazgo del grupo municipal.
Los politólogos Andreu Paneque y Jesús Palomar desgranaban en un reportaje del TOT Barcelona el doble camino que ha tomado la nueva ejecutiva nacional del partido en el Parlamento y en Barcelona. Ahora, ambos analizan el gran desafío al que se enfrenta Elisenda Alamany. La secretaría general de un partido requiere muchas horas de trabajo y estrategia, lo cual deberá compaginar con el liderazgo del grupo municipal republicano en Barcelona y quién sabe si con una futura candidatura. Un gran reto, más aún cuando la estrategia del partido es diferente a uno y otro lado de Sant Jaume.

Jesús Palomar cree que Alamany «sale reforzada con la secretaría general», pero que se debe ver «cómo termina compatibilizándola con Barcelona». La pelota sería aún más grande si el partido la elige como candidata a las municipales de 2027. «Es poco probable que termine siendo alcaldesa, pero igualmente debería protagonizar una campaña electoral y combinarla con la secretaría general, que es el segundo cargo más importante del partido. Este ‘doble cargo’ seguro que afectará, pero aún no sabemos si de manera negativa o positiva», apunta Palomar.
Como positivo juega la visibilidad. «Ahora muchas miradas van hacia ella», recuerda Palomar. Un aspecto bastante relevante en una tesitura municipal, donde el alcalde suele llevarse gran parte o todo el protagonismo. Como posible aspecto negativo, el doble discurso al que se enfrenta. Mientras en un lado de Sant Jaume ERC aprieta a Illa con el presupuesto, en el otro se prepara para validar los segundos presupuestos del alcalde Collboni. «Podría comportarle problemas argumentales, sobre todo en una hipotética candidatura en Barcelona», concluye Palomar.
Una de las grandes decisiones estratégicas que deberá tomar en los próximos meses, la primera de esta nueva etapa, es si sigue adelante con la idea de entrar en el gobierno de Collboni o si la deja en un cajón. «Alamany solo puede permitirse una consulta a la militancia si sabe que ganará. Un ‘no’ sería un golpe duro para la ejecutiva y para una posible candidatura posterior», sentencia al respecto Palomar. Sobre esta cuestión, Andreu Paneque cree que la ejecutiva «tiene claros los pasos que debe seguir», pero que primero «debe ordenar los muebles» de casa. Más aún cuando el primer gran «examen» serán las municipales de 2027.

Nuevo liderazgo bicéfalo
Alamany sustituye a Marta Rovira, que en los años de liderazgo republicano en la Generalitat se había ocupado básicamente de tareas internas del partido. En todo caso, los expertos recuerdan que el caso de Alamany tampoco es excepcional. Sin ir más lejos, la vicesecretaria primera del PSC, Lluïsa Moret, combina el cargo de partido con la alcaldía de Sant Boi y la presidencia de la Diputació de Barcelona.
En términos puramente organizativos, la nueva ejecutiva nacional de ERC sigue el rastro de la anterior, también liderada por Junqueras. Andreu Paneque señala que cada vez hay más partidos que huyen de los «hiperliderazgos». «De cara al exterior se da a entender la idea de un liderazgo bicéfalo. Hay dos caras visibles. Luego, internamente, se debe ver si esto es así de verdad o no», comenta el analista político.
En el caso de ERC, Paneque cree que la figura de Alamany como una de las líderes del partido consigue rebatir algunas críticas que había recibido Junqueras. «Las otras candidaturas apuntaban que con Junqueras volvían los mismos liderazgos. Él es hábil y dice ‘no solo soy yo, sino que a partir de ahora tendremos otra cara visible, que encaja en la idea de igualdad de género, etc., y además no tenía cargos’. Desde un punto de vista teórico, parece que se está siguiendo esta estrategia», remarca.