El 12 de mayo es el día escogido para ir a las urnas. El adelanto electoral decretado por el presidente Pere Aragonès después de quedarse sin presupuestos, hace que los catalanes estemos gritados a votar por decimotercera vez desde la restauración de la democracia. La campaña electoral se ha cerrado con cerca de un 30% de indecisos, que podrían decantar la balanza. Pero también podrían quedarse en casa. Las elecciones catalanas son más golosas que las municipales, si nos atenemos a los datos de participación, pero dependen mucho del clima político. Los años de más auge del Procés, Barcelona salió en masa a votar, a diferencia de aquellas épocas en que la política ocupa un segundo plano de la vida de las personas.

El Procés reanima el voto en las catalanas
Las elecciones al Parlamento catalán no animan tanto como las españolas, si nos atenemos a los datos, pero últimamente han cogido fuerza. Las primeras elecciones de la democracia –1979 las municipales, 1980 las del Parlament– la diferencia fue de casi cinco puntos (53,49% vs. 57,91%), poca diferencia si la comparamos con la de las elecciones de la década de los 2000, cuando las catalanas suben en participación hasta el 60% aproximadamente mientras las municipales se hunden. Una tendencia que prácticamente no se ha revertido, si bien los comicios en el Ayuntamiento han recuperado ahora parte del interés que perdieron entonces.
Sea como fuere, todo ello responde a una recuperación del interés en la política. Hasta el año 2010, los datos de participación apenas llegaban a superar en alguna ocasión el 65% en el Parlament. Las últimas elecciones, en todo caso, muestran la tendencia opuesta. En 2012, año que Artur Mas consigue revalidar la presidencia con la abstención del PSC, un 70,89% de los barceloneses acuden a las urnas. Es el primer año que la capital consigue llegar al 70% de participación. Poco después empieza el Procés y los datos se multiplican. En 2015, con la coalición Junts pel Sí y bajo la promesa de un referéndum, un 77,08% de los barceloneses deciden votar. Y más tarde todavía, el 2015, las elecciones del 155, un 81,6% votan. Todo un récord que ya no se ha superado. En 2021, Salvador Illa y Pere Aragonès empatan en unas elecciones que vuelven a cifras pre-Proceso, con solo un 57,13% de los barceloneses votando.

La tendencia opuesta de municipales
Si el interés de los barceloneses por lo que pasa en el Parlament de Cataluña ha subido con los años, el que pasa al Ayuntamiento de Barcelona ha vivido el camino opuesto. El récord lo ostenta las elecciones de 1987, con el 68,93% de participación. Cuatro de cada diez ciudadanos votan a Pasqual Maragall, que revalida la vara de alcalde. Desde entonces, la participación cae continuamente, con alguna oscilación arriba y abajo, pero siempre por debajo del 60% de participación. La irrupción de Ada Colau –rodeada de un clima de protesta generado por el 15-M y el auge del independentismo– en 2015 cambia esta tendencia. La diferencia entre las elecciones de 2011 y 2015 es de prácticamente 8 puntos al alza. Cuatro años más tarde, Ernest Maragall y Ada Colau empatan –con una ligera aventaja de votos para el republicano– en unas elecciones que se acercan a las cifras de 1987 (66,17%). El pulso entre Xavier Trias, Jaume Collboni y Ada Colau del 2023, las últimas elecciones en disputa en Barcelona, generó mucho ruido mediático, pero despertó menos interés real (60,65% de participación).
Sea como fuere, tal como se observa en los datos, en ninguno de estos años en que el interés por la política municipal ha revivido –en parte por una polarización más que evidente en el Ayuntamiento de Barcelona– se ha conseguido llegar a cifras como las que ostenta el Parlament. En las últimas dos décadas, la participación en las elecciones en el Ayuntamiento de Barcelona ha oscilado entre el 60 y el 67%, mientras que la participación de los barceloneses en unas elecciones catalanas ha sido de entre el 70 y el 81%, con el permiso del socavón de 2021 (57,12%). Sea como fuere, hablamos de más de 10 puntos de diferencia. Este 12-M veremos si la tendencia vuelve a ser la de los últimos años o si se mantiene la bajada de participación del 2021.