«Mirar atrás no sirve de nada». El concejal de ERC Jordi Castellana justificaba así el viernes el sí de ERC a los presupuestos del gobierno de Jaume Collboni, el tercer sí de los republicanos en este mandato, que tampoco servirá al alcalde para aprobar las cuentas por la vía ordinaria. Este «no mirar atrás» es especialmente significativo en la capital, si se tiene en cuenta que Trias per Barcelona ganó las elecciones en 2023 y tenía un acuerdo de gobierno en minoría con la ERC de Ernest Maragall. Pero en el último minuto antes de la investidura, un pacto gestado en Madrid dio la alcaldía al PSC con los votos del PP y de Barcelona en Comú. Ciertamente, tras la investidura fallida del independentismo, la alianza se deshizo a gran velocidad y ERC inició un acercamiento al PSC. También la Barcelona en Comú de Ada Colau comenzaba una campaña por el tripartito de los «24 concejales progresistas». Sin resultado. Collboni se resistía a sumar a los Comunes, y los republicanos, inmersos en un terremoto interno de la dirección nacional, intentarían materializar un pacto de gobierno con el PSC que se produjo, pero que ha quedado en el cajón.
Sea como sea, ERC, ahora liderada por Elisenda Alamany, decidió pasar página de aquel 17 de junio de 2023. De hecho, ha sido el único partido que ha apoyado las tres propuestas de presupuesto -la de 2025 no se votó porque se prorrogó- que ha presentado el ejecutivo del PSC, y también a las tres ordenanzas fiscales del mandato. Por el contrario, Barcelona en Comú rechazó las cuentas de 2024 y 2025 -prorrogadas- y se ha abstenido en la votación del tercer intento de Collboni este viernes. Por el contrario, los Comunes han dado luz verde a dos de las tres ordenanzas fiscales del Ayuntamiento de Barcelona bajo el mandato del alcalde socialista.
Ciertamente, los presupuestos y las ordenanzas son aspectos troncales de un ejecutivo. En el caso de las cuentas, y sin el bloque del tripartito de acuerdo, el alcalde Collboni ha hecho uso de una cuestión de confianza y de una prórroga, y la semana que viene pondrá en marcha la segunda cuestión de confianza. En el caso de las ordenanzas, el mecanismo legal que las regula las prorroga automáticamente el 31 de diciembre si no hay acuerdo, como ocurrió el primer año de mandato, y las de 2025 y 2026 se han aprobado con el bloque PSC-Barcelona en Comú-ERC. Con estas votaciones, se visualiza un acuerdo estructural de un bipartito entre el PSC y ERC, que de hecho, se exhibió públicamente en febrero de 2024, pero que no ha tenido una traslación oficial.

El tripartito, la fórmula mayoritaria en los plenos
Más allá de presupuestos y ordenanzas, las votaciones en los plenos municipales son un termómetro potente de las alianzas ideológicas en la ciudad. En un pleno tan plural como el de Barcelona, con seis fuerzas políticas, hay muchas intersecciones y los ejes nacional y social convencionales se cruzan a menudo. Pero hay una fórmula mayoritaria si nos fijamos en las alianzas del PSC. De las 123 propuestas presentadas por los grupos municipales de impulso y control en los plenos entre septiembre de 2023 y octubre de 2025, el 16%, 20 votaciones, han tenido el voto favorable exclusivo de la fórmula llamada tripartito: PSC, ERC y Barcelona en Comú. Por otro lado, el PSC y ERC se han quedado solos en votaciones en 3 ocasiones, y curiosamente, el PSC y Barcelona en Comú no han sido aliados solitarios en ninguna ocasión desde que comenzó el mandato. La segunda combinación que se repite más es la del bloque de las propuestas rechazadas en las que solo hay el voto afirmativo de PP y VOX: son 15 en total, a las que se suman 7 de VOX en solitario. En tercer lugar, la aritmética que más se ha repetido en los plenos desde septiembre de 2023 es la suma de Junts, Comuns y ERC, en 11 ocasiones.
Las propuestas en el pleno son la parte más política de la acción de los grupos municipales, donde se fija de forma más evidente el posicionamiento ideológico de los partidos. Quedan fuera de este recuento la parte resolutiva de los plenos -los asuntos ordinarios de gestión del Ayuntamiento- y las comisiones, es decir, los grupos de trabajo que se encargan de preparar los temas que se debatirán posteriormente en el pleno y donde están representados los grupos municipales.
El tripartito PSC-ERC-Barcelona en Comú es la fórmula más repetida en el pleno municipal para sacar adelante propuestas tanto de los partidos de la oposición como del ejecutivo. Pero en el otro extremo se constata que la aritmética de la investidura que dio la alcaldía a Jaume Collboni se deshizo como un terrón de azúcar un minuto después de que el PSC recogiera el bastón de alcaldía: cero acuerdos entre PP, Comunes y PSC. Cero propuestas aprobadas con este frente antiindependentista.

¿Qué pactan PSC-ERC-Comuns?
Pero ¿qué pactan estas tres formaciones en los plenos? Sobre todo, cuestiones vinculadas al urbanismo, la vivienda, las políticas sociales y la movilidad. Por ejemplo, el desarrollo de los instrumentos urbanísticos necesarios para limitar las compras especulativas en la ciudad o medidas para impedir el acoso inmobiliario a vecinos. También dieron luz verde en solitario a la aprobación definitiva de la Modificación del Plan General Metropolitano destinada a limitar o prohibir los alquileres de temporada, o la inclusión de una partida económica para la licitación del tranvía hasta Francesc Macià. También han aprobado impedir la presencia de empresas israelíes o que vulneren el derecho internacional en la Fira de Barcelona, instar al gobierno del Estado a modificar la Ley de haciendas locales o condenar los ataques del Estado de Israel contra la población civil palestina. También romper las relaciones institucionales hasta que se garanticen los derechos básicos del pueblo palestino, o la recuperación del programa Barcelona, posa’t guapa y la mejora del paisaje urbano mediante ayudas e intervenciones en fincas de la ciudad. También instar al estado español a derogar la ley de la ‘Golden visa’, entre otros.
Con estas cifras en el plenario municipal se hace evidente que el pacto de investidura de Jaume Collboni era puramente instrumental. Ahora, con la carrera electoral de 2027 en marcha en la práctica, ERC y los Comunes rivalizarán por estar a la izquierda del PSC y, si no cambia mucho el contexto político, ambos rivalizarán por ser útiles -si puede ser, los únicos- al PSC para una nueva investidura. Unos y otros, también el PSC, son conscientes de que un bipartito permite respirar más que un tripartito.

