Cuando faltan dos años para las elecciones municipales, Junts per Barcelona ya piensa en los comicios de 2027. Después de ganar en mayo de 2023, con cerca de 150,000 votos y 11 concejales, la formación elegirá esta primavera al o la candidato/a a la alcaldía tras la marcha de Xavier Trias el verano pasado. Mientras llega ese momento, los juntaires realizan trabajo de oposición y este 6 de febrero han llevado a cabo la primera de las jornadas de trabajo, abiertas a la ciudadanía, dentro del programa Fem que Barcelona torni a funcionar, que tienen previsto organizar en los próximos meses. La primera sesión se ha realizado en el auditorio de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de la calle Balmes y se ha centrado en seguridad y civismo, y en otras se abordarán la emergencia climática y el acceso a la vivienda, entre otros temas.
Ante unas 180 personas, entre las cuales se encontraba el exalcalde Trias, el presidente del grupo municipal Jordi Martí Galbis y los concejales Neus Munté y Josep Rius han presentado un mapa interactivo [ver aquí] con un centenar de puntos conflictivos de la ciudad, donde tienen lugar peleas y se producen problemas de ruido, grafitis, suciedad, top manta, venta y consumo de drogas, fiestas, botellones… La intención de Junts es darlo a conocer a través de las redes sociales y códigos QR para que la ciudadanía pueda enviar la localización de un problema de incivismo o inseguridad que experimente. El grupo municipal se ha comprometido a intentar resolver las incidencias que reciba registrando iniciativas «muy concretas» en el consistorio. En un mes, Junts dice que hará balance de las propuestas tramitadas.
De peleas a botellones y venta y consumo de droga
En el momento de la publicación de este artículo, el mapa de Junts mostraba 30 puntos con problemas de ruido, botellones y fiestas, 26 más con situaciones de dejadez y suciedad, 11 con grafitis y pintadas, 18 donde se producen peleas y venta y consumo de droga, 11 donde hay venta ambulante y cuatro con skaters y patinetes. La herramienta permite ver también en qué punto de la ciudad existe el conflicto.

Una ordenanza del civismo de 2005
Junts ha defendido la necesidad de renovar la Ordenanza de civismo, una normativa que se aprobó a finales de 2005, con Joan Clos como alcalde, y que está «obsoleta», en palabras de Martí Galbis. El gobierno de Jaume Collboni ha iniciado los trámites para revisarla y deberá decidir con quién la quiere aprobar. Junts defiende endurecerla en algunos aspectos y considera que para garantizar el civismo y la seguridad en la ciudad catalana se necesitan más recursos y hacer cumplir la ordenanza. Por su parte, Barcelona en Comú es partidaria de suavizarla. Durante el primer mandato de Ada Colau como alcaldesa, los Comuns intentaron hacer una reforma en este sentido, pero no lo lograron por la falta de acuerdo con el resto de partidos. El presidente de Junts ha dicho que preparan una batería de propuestas para revisar la Ordenanza de civismo. «En algunos casos habrá que reforzar las sanciones», aunque ha defendido que haya medidas alternativas a las multas económicas, algo que ya prevé la normativa actual. «Ya veremos cómo acaba la reforma de la ordenanza. El gobierno necesita apoyos, no la puede aprobar solo». La aprobación definitiva se prevé para el otoño de 2025.

La inseguridad, la preocupación principal de la ciudadanía
En su intervención, Martí Galbis ha recordado que la inseguridad es desde hace años un problema enquistado en Barcelona, según el Barómetro municipal presentado la última semana del 2024. Aunque los delitos han ido a la baja entre enero y septiembre del año pasado, con un descenso de cuatro puntos respecto al mismo período de 2023, recoge el balance de criminalidad del ministerio del Interior, la preocupación por la inseguridad no da tregua al gobierno de Collboni. Cerca de un 29% (un 28,9% para ser exactos) de los entrevistados en el Barómetro considera que es el problema más grave de la ciudad. Se trata de la segunda cifra más alta desde diciembre de 2019, hace cinco años, cuando se situó en el 29,1%. Martí Galbis ha recordado que con Trias de alcalde la inseguridad era la séptima preocupación de la ciudadanía.

Según Martí Galbis, «es una cifra de récord e insostenible. «El gobierno Collboni nos dice que todo esto es una percepción, pero eso es falso. En Barcelona hay inseguridad e incivismo», ha añadido. Para el presidente de Junts en el Ayuntamiento, esta situación tiene nombres y apellidos: Ada Colau y Jaume Collboni. «Ha sido su dejadez y relativismo ideológico los que han provocado esta situación. Primero negaron el problema; no hicieron lo que había que hacer; no pusieron voluntad política. Y ahora, cuando el problema los desborda, tampoco son capaces de ponerle remedio», ha valorado. Esta situación no solo se da en las calles sino en la red de metro, ha enfatizado Martí Galbis, quien ha hablado de «grupos organizados». Recientemente, un vigilante del suburbano ha perdido la visión de un ojo tras sufrir una agresión. Más allá de Colau y Collboni, el presidente de Junts en el Ayuntamiento ha señalado el «fracaso» de la gestión en este ámbito al teniente de alcaldía de Seguridad Albert Batlle, quien ocupa el cargo desde 2019, y ha recordado que los vecinos del Raval han criticado que el Pla Endreça no funciona.

La Ordenanza del civismo, «una oportunidad»
Posteriormente a Martí Galbis ha intervenido Neus Munté. La concejala cree que «la Ordenanza de convivencia es una oportunidad para preservar el espacio público como lugar de convivencia y civismo, donde todas las personas puedan desarrollar sus actividades con pleno respeto a la dignidad y a los derechos de los demás. “Una ciudad cívica es una ciudad que respeta y cuida de todas las personas y, en especial, de las que están en situación de vulnerabilidad”, ha afirmado. Para Munté, las personas vulnerables son las que más sufren el incivismo y cree que no tiene sentido que las personas sin hogar acumulen sanciones de la ordenanza. Por otro lado, la edil ha criticado que el gobierno municipal «haya desistido de hacer pedagogía del civismo», con campañas de comunicación para concienciar a la población sobre los beneficios de adoptar una conciencia cívica colectiva. Junts ha propuesto impulsar campañas de comunicación para concienciar a la ciudadanía, similares a las que se hacen para combatir la violencia hacia las mujeres.

Garantizar que se cobran las multas a los turistas
Por su parte, Josep Rius opina que con la revisión de la Ordenanza del civismo no basta. La norma fue «pionera», pero ahora «Barcelona necesita unas normas, una ordenanza, que se cumplan y que se hagan cumplir; porque si no, no son útiles. De nada sirve ni servirá reformar la ordenanza si no hay un gobierno comprometido a aplicarla». Para Rius, se necesita «más eficiencia y recursos». Sostiene que hay que garantizar que las sanciones que se imponen a turistas se acaben cobrando (actualmente solo ocurre así en un 30% de los casos); defiende endurecer la ordenanza en temas como el consumo de alcohol, peleas, grafitis y molestias nocturnas; priorizar la persecución y el castigo al multirreincidente, y recuperar el prestigio de Barcelona como una ciudad limpia y segura. Según los datos que tiene Junts, la preocupación de los barceloneses por el incivismo ha crecido un 28% en 10 años. «El primer incívico es el gobierno municipal», ha concluido.



