El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, soñaba con un verano plácido. El ejecutivo socialista no ha conseguido aprobar en Barcelona ningún presupuesto por vía ordinaria en dos años y tampoco ha logrado aglutinar una mayoría de gobierno más amplia, pero había acercado posturas con Junts para revisar la reforma del 30% en vivienda protegida, una de sus principales promesas electorales. Pero tres meses de negociación no han sido suficientes y Collboni cerrará el curso sin la foto que buscaba y una nueva reprobación, la cuarta del mandato. «Teníamos conversaciones con una actitud y un tono diferente al de esta ruptura repentina, ¿qué ha cambiado?», ha lanzado la teniente Laia Bonet, que ha convertido el pleno extraordinario para reprobar al alcalde en un cara a cara con Junts por el 30%. «Hemos negociado de forma discreta, pero las conversaciones no pueden eternizarse», ha respondido el representante de Junts Jordi Martí Galbis.
La negociación fracasada por el 30% ha centrado el debate, hasta el punto que la presidenta municipal de los Comuns, Janet Sanz, que se ha apresurado a vincular a Collboni con los desahucios de Vallcarca, ha roto sus esquemas para advertir a Junts y al PSC que «no han entendido de qué va el 30%». «Menos excusas y más sanciones», ha pedido al ejecutivo. Previamente, la misma Bonet había criticado a Junts «por levantarse de la mesa de negociación» y dedicarse a «elucubrar» sobre quién sale mejor parado de la ruptura. «Es frívolo», ha remarcado. «Ponga los pies en el suelo. Hoy, en la escuela Trias, usted suspendería», ha rematado. Martí Galbis, que no ha rehuido el cuerpo a cuerpo, ha recordado la promesa socialista de modificar la normativa los primeros días de mandato. «¿Qué ha hecho en dos años? Propusimos seis medidas en febrero para abordar el reto de la vivienda a medio y largo plazo. Hemos negociado discretamente, pero no podemos eternizarlo. No nos hemos levantado de la mesa, sino que no han aceptado lo que hemos propuesto«, ha remarcado el representante de Junts.

Collboni, un espectador más de su reprobación, ha cedido la defensa de su obra de gobierno a la número dos del ejecutivo, que ha capeado las críticas de una oposición que acusa al PSC de actuar «sin humildad». Así se ha expresado el popular Daniel Sirera, en la línea del resto de grupos. «Ignora de manera reiterada los acuerdos que se toman en esta sede, incluso los que se toman por unanimidad», ha dicho Martí Galbis. «Es importante entender el agotamiento que tenemos los grupos de la oposición respecto a esta manera de hacer», ha añadido la presidenta de BComú, Janet Sanz. Bonet ha ignorado a los Comuns, que también presentaban la reprobación, y ha insistido con Junts: «La imagen que da no es real. Usted sabe que la ciudad funciona, lo dicen los datos económicos», ha respondido a las acusaciones de Martí Galbis.
ERC acusa a Junts y BComú de convertir la «pataleta» en reprobación
Los votos de PP y Vox, sumados a los de Junts y BComú, los grupos que proponían el pleno extraordinario, han sido suficientes para reprobar formalmente a Collboni. Solo ERC, que se ha abstenido, ha rebajado el tono de la oposición. El republicano Jordi Coronas ha resaltado que todas las medidas principales del mandato -regulación del alquiler y aumento de la fiscalidad turística- llevan el sello de ERC y ha acusado al gobierno municipal de «falta de ambición». Pero también ha repartido hacia la oposición, a quien ha reprochado la «poca imaginación». «Están reproduciendo el mismo debate que tuvimos hace un mes. Han convertido la pataleta en una reprobación», ha lamentado. Una acusación que no ha gustado a la otra bancada independentista en el Ayuntamiento. «No era necesario actuar de portavoz del PSC, señor Coronas, creo que lo que ha dicho usted habrá dado bastante pena al señor [Ernest] Maragall», ha señalado Martí Galbis.
No ha habido más sorpresas. En nombre de los Comuns, Sanz ha recordado que el gobierno «va de reprobación en reprobación» y que está «regalando la ciudad a los lobbies». Los populares han sacado a la luz la ampliación de gobierno de Collboni, a quien acusan de ser una copia de Colau. «Lo hicimos alcalde para que no gobernara con los Comuns. Lo que no nos imaginábamos era que gobernaría como los Comuns, sin diálogo y de espaldas a los grupos y, lo que es peor, a los barceloneses», ha dicho Sirera. Y la extrema derecha, que ha mezclado los escándalos del PSOE en Madrid con el Gobierno de la Generalitat y el ejecutivo municipal, ha terminado sentenciando que los socialistas, en general, «no son de fiar».


