El comité asesor de infraestructuras nombrado por Jaume Collboni al llegar a la alcaldía de Barcelona se ha estrenado con un dictamen poco concreto sobre la ampliación del aeropuerto del Prat. El grupo de expertos, liderado por el exconseller Santi Vila, asegura que el aeropuerto necesita crecer de manera “urgente” para poder aumentar la oferta de vuelos intercontinentales. En un documento de seis páginas, el comité recomienda hacerlo alargando la pista corta, “preferentemente” sin afectar las lagunas de la Ricarda ni el estanque del Remolar, pero no ofrece una solución concreta al callejón sin salida en el que se encuentra el proyecto.

“Constatamos que a partir de un Análisis Económico, Social y Ambiental de las alternativas consideradas, es necesario establecer un marco de diálogo institucional y social, plural y abierto, que trabaje en soluciones a medio y largo plazo que permitan alargar la pista corta, preferentemente sin tocar los espacios protegidos de La Ricarda y El Remolar, compensada con fuertes inversiones medioambientales, especialmente destinadas a sanear el ciclo del agua de las lagunas”, defiende el dictamen.
La primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, ha asegurado que el Ayuntamiento trasladará el dictamen al gobierno español y a Aena para que lo tengan en cuenta a la hora de decidir cómo será el futuro proyecto de ampliación, que se da casi por hecho que se aprobará ahora que el único foco de resistencia que había —ERC y los Comunes, básicamente— ya no gobierna ni en la Generalitat ni en el consistorio.
Cumplimiento escrupuloso de la normativa medioambiental
Bonet, que ha presentado el dictamen junto con el mismo Vila y el ingeniero jefe del Ayuntamiento, Oriol Altisench, ha defendido que Barcelona necesita la ampliación para seguir siendo un “referente” en ámbitos como la economía, el conocimiento y la investigación. La mano derecha de Collboni ha insistido en que antes de poner ninguna piedra ni excavar ningún agujero, se debe “cumplir con los compromisos medioambientales” que obliga la legislación europea, ya que toda la zona de la Ricarda está protegida y forma parte de la Red Natura 2000.

Por su parte, el ingeniero jefe del Ayuntamiento de Barcelona ha adelantado que los expertos también apuestan por acercarse a las 90 operaciones por hora frente a las 78 actuales porque hay “margen para crecer” sin necesidad de hacer obras. De hecho, el grupo de expertos reconoce que, si se comparan los aeropuertos que gestiona Aena con otros de todo el mundo, no cuesta ver que hay muchos que “aprovechan mejor” la capacidad de sus infraestructuras y reclaman medidas para acercar el Prat a los “estándares de eficiencia y seguridad” que ya se aplican en otros aeropuertos del mismo tamaño.
Ni Vila, ni Bonet, ni Altisench han querido valorar alternativas a la ampliación de la pista corta del Prat, como la mejora de las conexiones con Reus y Girona para crear una red catalana de aeropuertos o hacer que los aviones más grandes utilicen la pista larga, una opción descartada a menudo porque implicaría aumentar las molestias a los vecinos de Gavà. “El informe dice lo que dice y no dice lo que no dice”, ha resumido Altisench. Los expertos han insistido en buscar una solución de “compromiso” que dé al proyecto el máximo consenso posible.
Actuaciones complementarias en el Prat
El dictamen también reclama poner en marcha otras actuaciones complementarias como la mejora de la capacidad de la T2; su conexión con la T1 para favorecer el desarrollo de la ciudad aeroportuaria; abordar la construcción de la terminal satélite para cuando se necesiten más posiciones de contacto para los pasajeros de largo radio; o poner en servicio la estación de alta velocidad del Prat. “Todo este conjunto de actuaciones, graduales en el tiempo, serían el techo de ampliación de capacidad del aeropuerto de Barcelona, y su implantación debería ir acompañada de un pacto sobre la gestión del aeropuerto, actualmente demasiado centralizada y poco sensible a los intereses del territorio”, reclaman.
Por todo ello, el comité de expertos recomienda trabajar en todas las opciones en paralelo y no dejar ninguna línea de actuación sin explotar. “A corto plazo, se podría obtener mayor capacidad para vuelos de largo radio con medidas operacionales que implican básicamente a AENA, ENAIRE
y los municipios cercanos, sin alcanzar sin embargo la capacidad máxima. A medio plazo, la consolidación de la capacidad teórica de 90 operaciones/hora —o un valor cercano— obligará a importantes actuaciones sobre la infraestructura y entornos que requerirán no solo acuerdos institucionales sino también complejos y largos procesos administrativos en el ámbito europeo”.


