La cuestión de confianza que Jaume Collboni ha puesto sobre la mesa para aprobar el presupuesto de 2024 no es ningún instrumento nuevo. Con anterioridad, Xavier Trias, en una ocasión, y Ada Colau, en dos, ya utilizaron esta herramienta que permite la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), en el artículo,197, bis. Trias usó la cuestión de confianza a finales del 2013 para conseguir el visto bueno al presupuesto de 2014, mientras que la líder de los Comunes se sometió a ella para sacar adelante los presupuestos de 2017 y 2018. Tanto Trias como Colau gobernaban en minoría, como ahora Collboni, y el uso de este instrumento les blindó en el cargo.
La LOREG deja muy claro en qué casos se puede activar este instrumento y uno de ellos es la aprobación de un presupuesto. Si el alcalde del PSC no cierra un acuerdo con los grupos de la oposición, con toda probabilidad activará la cuestión de confianza para aprobar las cuentas de este año, más de 3.800 millones de euros. El «requisito previo», dice la ley, es que «el acuerdo correspondiente -en este caso el presupuesto- se haya debatido en el pleno y no haya obtenido la mayoría necesaria para su aprobación».
Dos cuestiones de confianza máximas por mandato
Una vez tumbadas las cuentas, los partidos de la oposición disponen de un mes para cerrar un acuerdo y encontrar un candidato o candidata alternativa a la alcaldía. Con cinco partidos en la oposición –Trias per Barcelona, Barcelona en Comú, ERC, PP y Vox– tan distantes ideológicamente, parece bastante improbable que las negociaciones -si es que en algún momento se sientan en una mesa- lleguen a buen puerto. Pasados los 30 días, y si no hay un relevo a Collboni, los socialistas habrán conseguido aprobar las cuentas automáticamente. La ley deja claro que solo se pueden plantear dos cuestiones de confianza por mandato y «nunca el último año de mandato de cada corporación».

Trias gobernó Barcelona entre los años 2011 y 2015, con 14 regidores, cuatro más de los que ahora tiene Collboni. A finales de 2013, el alcalde se sometió a una cuestión de confianza después de que el pleno rechazó, el 29 de noviembre, las cuentas para el 2014 con los votos en contra de PP, PSC e ICV, que sumaban 25 de los 41 regidores municipales. 30 días más tarde, como estas fuerzas no encontraron ningún candidato alternativo, el jefe de filas de CiU quedó ratificado en el cargo y las cuentas aprobadas.
Colau, dos años consecutivos
Colau utilizó la cuestión de confianza dos años consecutivos, 2016 y 2017, para aprobar las cuentas del 2017 y 2018, respectivamente. El 23 de diciembre del 2016, toda la oposición -CiU, Ciutadans, ERC, PP y CUP, 26 concejales en total- votó en contra del presupuesto de Colau, que en aquel momento gobernaba la ciudad en coalición con el PSC de Collboni, 15 ediles entre las dos formaciones. Pero de nada sirvió el voto masivo en contra. El 25 de enero del 2017, la alcaldesa ganó la partida y su presupuesto obtuvo luz verde.
Un año después, Colau se encontró de nuevo en la misma situación, pero con una diferencia importante. Como consecuencia de la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña, los Comunes expulsaron del gobierno al PSC en otoño de 2017 y se quedaron en solitario al frente de la ciudad (11 ediles). El 2 de febrero del 2018, la alcaldesa perdió la votación de los presupuestos con toda la oposición en contra -incluidos los socialistas-, pero un mes después, el 3 de febrero, pudo sacar adelante las cuentas porque el resto de partidos no encontraron ningún candidato alternativo para sustituirla.