Cerrada la carpeta de las ordenanzas fiscales para 2026, que se aprobarán definitivamente en el pleno de enero con los votos del gobierno de Jaume Collboni, Barcelona en Comú y ERC, ahora los esfuerzos del ejecutivo socialista se centran en intentar cerrar un acuerdo de presupuestos con Barcelona en Comú. Con el voto favorable garantizado de ERC, Collboni negocia a contrarreloj con Janet Sanz, presidenta de los Comuns en el Ayuntamiento, un pacto que permita al alcalde aprobar el viernes en el pleno sus primeros presupuestos ordinarios del mandato y evitar tener que recurrir de nuevo a una cuestión de confianza. Y Sanz quiere irse del Ayuntamiento por la puerta grande (dejará el acta de concejala antes de finales de año) y poner en la agenda de Collboni para los próximos años el veto a la compra especulativa de viviendas o hacer más ejes verdes, una posibilidad que el alcalde había descartado por los elevados costos de mantenimiento. El resto de formaciones –Junts per Barcelona, PP y Vox– ya han dicho que votarán en contra.

El miércoles, 19 de noviembre, el gobierno ha convocado una comisión extraordinaria de Economía y Hacienda, con el objetivo de dar respuesta a todas las alegaciones presentadas por los grupos municipales a la propuesta de presupuestos, unos 4.180 millones. Y el viernes 21 está prevista la votación definitiva en el pleno de noviembre. Fuentes del servicio de prensa del gobierno de Collboni han declinado hacer valoraciones, al igual que los Comuns. «Todavía estamos negociando», apuntan desde prensa de los Comuns. Desde el ejecutivo socialista sí han dejado claro que la votación definitiva será este noviembre y no se pospondrá a diciembre. Diferentes fuentes consultadas por TOT Barcelona apuntan que las conversaciones van por buen camino. En la comisión de este miércoles, los partidos tendrán que votar, pero todo apunta a que los Comuns harán reserva de voto. En caso de que no se cierre ningún acuerdo, Collboni tendrá que recurrir por segunda y última vez a una cuestión de confianza.

¿Qué es una cuestión de confianza?
La cuestión de confianza es una herramienta de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) que permite a los gobiernos en minoría aprobar los presupuestos, con el límite de dos veces por mandato. Otros alcaldes, como Xavier Trias y Ada Colau, también la utilizaron. Una vez se activa la cuestión de confianza, los partidos disponen de 30 días para encontrar un reemplazo para la alcaldía, en este caso a Collboni. Así ocurrió en 2024. Pero como los partidos de la oposición no se pusieron de acuerdo para proponer un nuevo alcalde, pasados los 30 días, las cuentas municipales recibieron el visto bueno definitivo. Y en 2025, el alcalde decidió prorrogar las cuentas después de romper las negociaciones con Barcelona en Comú a principios de año por las exigencias cada vez más elevadas de los Comuns. «Si nunca te das por satisfecho es porque posiblemente no buscas ningún acuerdo«, verbalizó entonces el teniente de alcaldía de Economía, Jordi Valls.
El 16 de octubre de este año, también en la comisión de Economía y Hacienda, Collboni superó el primer obstáculo en la tramitación de los presupuestos para el próximo año, con los votos a favor de Comuns y republicanos. Ahora, si el alcalde quiere el sí definitivo debe valorar si acepta todas las condiciones que el grupo de Sanz ha puesto sobre la mesa. Inicialmente, los Comuns mencionaron prohibir de una vez el alquiler de temporada en la ciudad, un veto que ya se anunció en otoño de 2024, y evitar los desalojos de un grupo de vecinos de Vallcarca que han ocupado unas viviendas afectadas por un plan urbanístico (que prevé una rambla verde, como eje central), con una mediación encabezada por el síndic de greuges, David Bondia. En esta línea, hace apenas una semana, el gobierno municipal abrió la puerta a revisar el planeamiento de Vallcarca, aprobado hace 20 años, y pactó con los Comuns una mesa de trabajo para estudiarlo.
Prohibir la compra especulativa de viviendas
Más adelante, Barcelona en Comú subió el tono y exigió prohibir la compra especulativa de pisos en Barcelona. Esto es que solo se pueda comprar un piso para vivir en él en las zonas de mercado tensionado y vetar el resto de adquisiciones amparándose en la Constitución y las leyes de urbanismo. El PSC comparte el diagnóstico, pero pide hacerlo con rigor. De hecho, el gobierno de Salvador Illa, a través de los servicios jurídicos de la Generalitat, lo está estudiando en Cataluña y espera tener listo el informe en enero. Y en el ámbito municipal, a petición de ERC, se creará un grupo de estudio para determinar cómo se puede hacer la regulación.

Por otro lado, los Comuns también quieren que los 20 millones que el Ayuntamiento destina a promover internacionalmente Barcelona vayan a vivienda. «Queremos reducir el turismo, no aumentarlo. No hace falta poner dinero público, Barcelona ya se promociona sola», valoró Sanz. Además, Barcelona en Comú pide hacer frente al aumento del sinhogarismo -con cerca de 1.600 personas durmiendo al raso en Barcelona y 536 en asentamientos o locales ocupados, según datos del Ayuntamiento de este otoño-, con la apertura de tres nuevos centros especializados, «un centro de baja exigencia por distrito» (una especie de albergue para ir a dormir y ducharse), con 400 plazas para toda la ciudad, e incorporar 350 viviendas a la mesa de emergencia hasta finales de mandato, ya que suma un colapso importante desde hace años. Hace una semana, en comisión municipal, el PSC se abstuvo en el plan de sinhogarismo presentado por los Comuns, que salió adelante con el voto favorable de los Comuns Junts, ERC y PP.

¿Más ejes verdes?
Las huellas más significativas que Sanz ha dejado en la ciudad como teniente de alcaldía de Urbanismo, con Ada Colau como alcaldesa, son la conexión del tranvía por la Diagonal entre Verdaguer y Glòries y los ejes verdes del Eixample. Mientras la unión del tranvía entre Verdaguer y Francesc Macià no es una exigencia inmediata para el PSC y Comuns de cara a 2026, Sanz sí quiere que Collboni se comprometa a terminar el eje verde de Consell de Cent hasta la Meridiana y inicie nuevos en el paseo de Maragall y en la calle de Sants-Creu Coberta.




