En minoría histórica de 10 regidores, investido por un pacto entre PP y Comuns, el alcalde de Barcelona encarrila esta mañana una cuestión de confianza para aprobar de forma automática los presupuestos del 2024, después de que solo haya conseguido el apoyo de ERC. Si no hay giros de guion, activará un plazo de 30 días naturales para que la oposición presente un candidato alternativo que tenga mayoría absoluta para destronarlo. Una posibilidad que aritméticamente es sencilla, pero que ideológicamente es bastante improbable. La oposición suma 31 regidores, pero solo una combinación de Trias por Barcelona, ERC y Comuns lo haría posible. Por todo ello, Jaume Collboni es a un paso de garantizarse la estabilidad de su gobierno como mínimo hasta finales de año, cuando se tendrán que volver a plantear los presupuestos del 2025. Simple y llanamente, si el 2 de mayo se aprueban automáticamente las cuentas del PSC y ERC, Collboni habrá ganado otra partida. Tendrá los presupuestos que quería, sin más concesiones que los hechos a los republicanos. Y a partir de entonces, jugar con la aritmética variable para ir aprobando proyectos de ciudad.
10 meses sin socios
Habrán pasado diez meses desde que Jaume Collboni consiguió la vara de alcalde y que, teóricamente, iniciaba contactos para dar estabilidad a su ejecutivo. Pero la convocatoria avanzada de elecciones españolas dejó en

A la espera de los resultados del 12M
Si la cuestión de confianza decae por incomparecencia de candidato alternativo, el 2 de mayo Collboni tendrá las cuentas aprobadas. Y faltarán todavía debe días para conocer el dictamen de las urnas catalanas. De hecho, desde que ERC anunció el 19 de febrero que apoyaría en los presupuestos del PSC -y el PSC a los presupuestos de Pere Aragonès- que no ha habido movimientos en cuanto a reparto de despachos. De hecho, la misma dirección nacional de ERC era muy reticente en la entrada de los republicanos barceloneses, conscientes que si los Comunes los tumbaban las cuentas, iban directas a elecciones avanzadas. En este escenario, un bipartito PSC-ERC podría tener consecuencias negativas para las expectativas electorales de ERC.
Y en cuanto a los Comuns, han llevado hasta las últimas consecuencias su apuesta política de vincular el sí al los presupuestos de Collboni en una entrada previa en el gobierno municipal, del mismo modo que hicieron en el Parlamento con las cuentas de Pere Aragonès y la condición de una renuncia explícita al proyecto del Hard Rock de Tarragona. La incógnita es, si después del 12M los Comuns son necesarios para una hipotética suma favorable a los intereses del PSC, si esto obligaría a Jaume Collboni a hacer entrar al equipo de Ada Colau a su gobierno.


