Si no se produce un cambio de posiciones muy claras, y visto lo que han dicho públicamente todos los partidos políticos del Ayuntamiento, Jaume Collboni puede sufrir en la comisión de Economía y Hacienda del 18 de octubre su primera derrota como alcalde de Barcelona. Ahora mismo, ningún grupo municipal parece dispuesto a votar a favor del presupuesto que el gobierno ha presentado para el 2024, de 3.735 millones de euros. Si finalmente el PSC decide retirar el punto del orden del día porque no tiene los apoyos necesarios, el ejecutivo local habrá recibido igualmente un cubo de agua fría y Collboni habrá vivido en primera persona, lo que supone gobernar con solo 10 regidores.
A la próxima comisión de Economía, el gobierno quiere que se vote la aprobación inicial de los presupuestos, paso necesario para continuar con la tramitación y que estos puedan ser aprobados definitivamente antes de finales de año. Si las cuentas municipales no pasan este trámite o Collboni decide esperar a noviembre para hacer la aprobación inicial, la luz verde definitiva se puede acabar haciendo durante los primeros meses de 2024, en enero o febrero, como ya pasó el 2020. Fuentes del gobierno y de la oposición recuerdan que en la aprobación inicial no se puede hacer reserva de voto y en el mejor de los casos para Collboni, la próxima semana, los grupos se pueden abstener para permitir seguir con la tramitación.

Las ordenanzas fiscales también se votarán
En la misma comisión, el gobierno de Barcelona llevará también a votación las ordenanzas fiscales de 2024, que plantean una congelación de las tasas e impuestos que paga la ciudadanía y propone aumentar la fiscalidad del turismo vinculada a los cruceros de corta estancia y las viviendas de uso turístico, y subir de forma progresiva la tasa de terrazas, que los últimos años se ha aplicado con una bonificación del 75% por la pandemia. Muy probablemente, los grupos sí que permitirán que las ordenanzas fiscales puedan seguir su tramitación porque los impuestos se tienen que aprobar necesariamente de forma definitiva en diciembre, si se quiere que estén vigentes el 1 de enero de 2024.
«No contentará a nadie», según los Comunes
Otra cosa es que pasará con los presupuestos. De momento, las diferentes formaciones con representación en el Ayuntamiento han criticado con dureza las cuentas del gobierno. Ni siquiera los posibles socios de una futura coalición de izquierdas –Barcelona en Comú y ERC– los ven con buenos ojos. Desde los Comunes, el regidor Jordi Martí lo ha dejado claro: “Este es un presupuesto tímido, que quiere contentar a todo el mundo y no contentará a nadie. La proyección de números demuestra una incapacidad manifiesta de responder a las necesidades que tiene hoy la ciudad”. El lunes, el partido de Ada Colau presentó su propia propuesta presupuestaria, de 4.000 millones y 50 puntos. Uno de los principales, la prolongación del eje verde de Consell de Cent, tumbado por la justicia, hasta la Meridiana, los socialistas han cerrado la puerta: por ahora no hay partida económica.
Desde ERC, Ernest Maragall, ha aconsejado a los socialistas que “si vuelan entendimiento, el que tendrían que hacer es aplazar su presentación”, ha dicho en relación con el hecho de llevar los presupuestos a la aprobación inicial la próxima semana a la comisión de Economía. Para los republicanos, son unas cuentas “sin ambición e impropios de un inicio de mandato”. Y han añadido: “No tiene sentido hablar de presupuestos sin que el gobierno de Collboni explique cuál es su proyecto para Barcelona y con quién quieren gobernar”. Ahora mismo, para Maragall, el ejecutivo liderado por Collboni es “un gobierno de mínimos que gobierna bajo mínimos” y opina que los presupuestos se acercan a las oposiciones conservadoras del PP, el partido que junto con los Comunes invistió al alcalde.

«Solo busca el apoyo de Colau», dice Trias per Barcelona
Los presupuestos tampoco han gustado a Trias per Barcelona. El regidor y ex consejero de la Generalitat Ramon Tremosa “constata el continuismo del proyecto de presupuesto y ordenanzas fiscales de Collboni por el 2024 y cree que solo busca el apoyo de Colau”. Para el partido independentista, “el PSC se ha limitado a reclamar el voto favorable o la abstención a unas propuestas que blinden el modelo de ciudad de los Comunes y que no recogen ninguna de las prioridades que ha defendido Trias per Barcelona para avanzar hacia un cambio”. Con estas palabras, y cuando falta una semana para la comisión, todo parece indicar que la formación del exalcalde Xavier Trias, ganadora de las elecciones del 28 de mayo, votará en contra de los presupuestos.
El mismo martes 10 de octubre, el día que el gobierno puso sobre la mesa los números para el 2024, el PP de Daniel Sirera dijo que le “parecían unos presupuestos elaborados por Colau”. “Estos presupuestos dan continuidad a inversiones de Colau tan nefastas para la ciudad como las supermanzanas, la unión del tranvía y las reformas de la Vía Laietana o de la ronda de Sant Antoni”. Según los populares, ni los presupuestos ni las ordenanzas fiscales presentadas son las políticas económicas “que necesitan los barceloneses”.
El gobierno quiere tramitar los presupuestos
Con este panorama, el teniente de alcaldía de Economía, Jordi Valls, tiene una patata caliente sobre la mesa. Aun así, este martes, expresó su “voluntad” de tramitar el presupuesto. “Es un proceso que empieza en estos momentos. El gobierno abre claramente la voluntad de tener diálogo, diálogo y diálogo a todo partido político -menos con Vox, que también votará en contra-. No sé si será largo o corto, pero el que es cierto es que la tramitación de los presupuestos nos permite un periodo bastante largo para que podamos discutir con profundidad el presupuesto y a qué queremos destinar las políticas públicas de este Ayuntamiento”. De cara en la próxima semana, Valls dijo que espera que “todos los grupos entiendan que la tramitación del presupuesto es el primer mecanismo para que tengamos un diálogo claro y fluido. Y del diálogo pueden salir acuerdos”.
Pero la generosidad que reclama Valls seguramente será difícil que se materialice los próximos días si sobre la mesa no hay algo más. Tanto Trias como Colau han vinculado apoyar los presupuestos a un acuerdo de gobierno, y Maragall ha destacado que, para habla de presupuestos, Collboni tiene que decir con quién quiere gobernar.
A la larga, los grupos municipales pueden acercar posiciones con el gobierno y Collboni puede acabar aprobando los presupuestos más bien o más tarde. “Hay 300 millones de euros no asignados que parecen indicar que es el margen que dan a los otros grupos que quieran entrar a negociar”, afirman los republicanos. Pero del mismo modo no se puede descartar que las cuentas municipales no se aprueben y el alcalde se vea con la obligación de prorrogar los presupuestos de 2023. Según Valls, esto tendría un impacto de unos 700 millones entre el gasto ordinario y las inversiones.
