El paso de Ada Colau por el Ayuntamiento termina nueve años después de entrar en política institucional y habiendo gobernado Barcelona en dos mandatos, primero mayoritariamente en solitario y luego junto al PSC. La derrota electoral del 28M la había desplazado a la oposición y ahora se va porque «constatado que no habrá pacto de izquierdas, soy más útil fuera del Ayuntamiento», según explicaba ella misma en septiembre. «No es bueno seguir en las instituciones y en los lugares por inercia sino con proyectos motivadores», recordó este viernes en su última intervención en el Ayuntamiento. Ser alcaldesa, dice, ha sido un «privilegio». «Barcelona es una ciudad valiente y feminista», celebró.
Colau se ha ido con decenas de agradecimientos y una última declaración lapidaria. «Lo que más me ha decepcionado de Barcelona son sus élites, provincianas, mediocres, avariciosas, y que piensan demasiado en el beneficio a corto plazo y se desentienden de las consecuencias de su avaricia. Ya va siendo hora de que tengamos unas instituciones fuertes y democráticas que frenen a estas élites y defiendan el bien común», recalcó la exalcaldesa. «Vimos que teníamos que enfrentarnos a algunos poderes y élites que no estaban acostumbrados a que nadie les dijera nada y comenzó la guerra sucia». Colau recordó que se han archivado 20 querellas y una avalancha de fake news «que terminan en nada, pero el ruido se queda».
La aún líder de Barcelona en Comú recordó su pasado activista y los primeros días «sin experiencia institucional». Colau mencionó las cooperativas de cesión de uso –»los responsables de vivienda del partido socialista nos decían que no era posible»–, las superillas, los presupuestos participativos o la protección de los entornos escolares. «Se han hecho cosas que nos decían que eran imposibles», defendió. El paso de los Comuns por el gobierno deja «un modelo de ciudad de futuro», comentó.

El toque de humor –así lo dijo ella misma– lo puso al dirigirse a Collboni: «Aquí teníamos un exceso de presencia monárquica. Usted personalmente nos debería dar las gracias por no tener el busto del monarca corrupto detrás». Colau cerró el discurso con decenas de agradecimientos a las mujeres que la han precedido, su madre y a Vanessa Valiño, el momento más emotivo.
Collboni muestra «respeto» por su trayectoria
El presidente de Junts, Jordi Martí Galbis, reprochó a Colau que critique a las élites y se aliara con Manel Valls o el PP para, en definitiva, acabar dejando Barcelona sin alcaldía independentista, pero mostró su respeto y le pidió que recuerde la «nación» catalana y Barcelona allá donde vaya. La concejala republicana, Elisenda Alamany, que quiso ignorar las últimas sesiones de investidura, recordó que Colau «ha sido la primera alcaldesa de Barcelona», lo cual merece un «respeto». Menos diplomáticos, o prácticamente nada, fueron los presidentes de PP y Vox, Daniel Sirera y Gonzalo de Oro Pulido. «He estado pensando qué podría destacar de su mandato, he llegado a la conclusión de que lo mejor que ha hecho por la ciudad de Barcelona lo está haciendo hoy», dijo Sirera.
«Hagamos una despedida como corresponde a una alcaldesa de la ciudad, con el máximo respeto institucional», dijo el alcalde Jaume Collboni, mirando al banco de PP y Vox. Collboni sí mostró su respeto «personal y político» hacia Colau. «La suya es una trayectoria única en la ciudad, tanto por su procedencia, como también porque ha sido un contexto político, económico y social complicado, y a pesar de todo la ciudad hizo su camino», remarcó. El alcalde pedirá al Pleno que se le otorgue, tal como hizo con Trias, la Medalla de Oro de la ciudad, el máximo reconocimiento del Ayuntamiento.
Nueve años en el Ayuntamiento
Colau se despide del Ayuntamiento nueve años después de dar la sorpresa en 2015. Entonces activista de la PAH, Colau dio el salto a la política institucional impulsada por el movimiento 15-M. Gobernó Barcelona los primeros cuatro años en solitario, a excepción de un paréntesis de siete meses que hizo de la mano del PSC. Pero el apoyo de los socialistas al 155 tumbó aquel primer intento de gobernar juntos. La coalición se repitió en 2019, gracias a un pacto de Comuns y el PSC con Manel Valls que apartó de la alcaldía a Ernest Maragall (ERC) en favor de Colau.
Los Comuns acusaron el desgaste de la alcaldía y el 28M cayeron a la tercera posición, por detrás de Xavier Trias, que volvía para liderar Junts, y del PSC de Jaume Collboni. Un año y poco después de las municipales, Colau deja la primera línea política sin aclarar si volverá o no en 2027 para liderar la candidatura de Barcelona en Comú y dejando a Collboni prácticamente solo en Sant Jaume. La despedida de Colau se suma a la de otras caras visibles de la oposición, como Ernest Maragall y Xavier Trias.