La noche del 28 de mayo de 2023 difícilmente se podía prever que la ya exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, tercera fuerza política en la ciudad y con
El TOT Barcelona ha pedido a politólogos cómo interpretan esta estrategia de confrontación y qué resultados electorales podría dar, teniendo en cuenta que los diputados y diputadas de los Comuns -la fórmula En Comú-Podem parece agotada si la coalición, como pasó en Madrid después de las elecciones con Sumar y Podemos, se rompe- podrían ser decisivos para los intereses del partido de quien han sido socios históricos, el PSC.
¿Estrategia estudiada o en caliente?
Sea como fuere, los Comuns van al 12M con una apuesta al todo o nada. O blanco o negro. O suman más apoyos o se aíslan y se residualitzen. ¿Y con qué criterios se ha podido tomar la decisión de tomar un perfil tan marcado? A parecer Toni Rodon, politólogo, profesor en la Universitat Pompeu Fabra y experto en participación política, hay dos elementos clave: «Entiendo que habrán estudiado bien por donde pueden crecer electoralmente. Yo diría que han valorado el hecho que ahora el PSC es el gran partido de centroderecha y pueden recoger voto de izquierdas del PSC, y también hacen frontera social con ERC y la CUP». Pero Rodon también alerta que los Comuns han abanderado un icono, el Hard Rock, que no cumple los criterios necesarios para disparar los apoyos a un partido: «Los electores pulsaban una decisión radical siempre que aquello que se rechaza o se abandera estructure su voto -en el caso de los Comuns, por ejemplo, sería la vivienda-, y no es el caso del Hard Rock porque ellos tienen un voto básicamente metropolitano. Y la otra clave para movilizar electores nuevos es que sea una cuestión relevante para el conjunto de la sociedad, como podría ser la reducción de partidas para enseñanza o salud. Y el Hard Rock tampoco lo es», argumenta el politólogo.
Y el segundo factor que a parecer del politólogo de la UPF hay que valorar para entender por qué los Comuns han votado en contra de los presupuestos sabiendo que las elecciones avanzadas eran un escenario probable es el humano, en concreto, en las relaciones con ERC: «ERC y los Comuns compiten en electores, y si bien es cierto que Jéssica Albiach y Pere Aragonès tienen una relación cordial, en el caso de Ada Colau la relación con el presidente no es ni mucho menos una balsa de aceite. Pesa mucho que Colau se quedara con la alcaldía de Barcelona el 2019 con un pacto con Valls, cuando Ernest Maragall había ganado las elecciones, y el segundo episodio en Barcelona el 2023. Además, ERC fichó de consejera Gemma Ubasart, que era de los Comuns. Todo esto ha ido erosionando fuertemente la confianza entre ERC y los Comuns, y más encara con ERC rubricando un acuerdo en Barcelona con el PSC y Ada Colau fuera de juego», de talla Rodon.
En una línea parecida se pronuncia en Gabriel Colomé, politólogo exdirector del CEO y ahora senador socialista, que apunta que lo Hard Rock «no cohesiona su electorado, eminentemente metropolitano» y, en cambio, «el hecho de haber tumbado tres presupuestos los puede pasar factura, sobre todo porque la tasa de fidelización del voto de los Comuns es muy baja». Todo ello, añade Colomé, «sumado a la volatilidad y el alta fragmentación del voto de izquierdas», puede situar el partido de Ada Colau «en la marginalidad si no es una fuerza necesaria para sumar mayorías». El exdirector del CEO también apunta que los Comuns «podrían enviar una parte de sus votantes cabreados a la abstención, y aquí iría a pescar Podemos -pendientes de ir en coalición con ERC-, pero también es cierto que hacen frontera con muchas formaciones. En todo caso, lo sabremos el 12M», concluye.

Pau Vila, investigador postdoctoral a la Universidad Carlos III de Madrid, añade otro factor que explicaría la decisión de los Comuns de confrontar abiertamente con sus exsocios. «Buscan hacer evidente que el PSC los necesita en todas partes, y, por otro lado, no tenían ningún incentivo para aprobar los presupuestos de ERC en la Generalitat, porque no entrarían al gobierno. Y si en el Ayuntamiento collen más el PSC tumbándole los presupuestos, piensan que podrían forzar Collboni a repartir poder, si bien ahora mismo el alcalde no tiene ningún incentivo para hacerlo. Los Comuns apuestan para tener fotografías que demuestren que son necesarios para los intereses del PSC, y si en el Parlamento Salvador Isla los necesita, ya pondrán precio, en el Ayuntamiento de Barcelona y quizás también en palacio», argumenta Vila. Además, añade el factor encuestas: «Saben que las encuestas apuntan a una suma débil del independentismo, de forma que puede haber mayoría alternativa, y los Comuns serían clave», avisa.
Por otro lado, el investigador de la Universidad Carlos III añade un rasgo de la estrategia de los Comuns que hay que tener en cuenta: «Con el Hard Rock han buscado marcar la agenda política y que el debate sea izquierda-derecha y evitar que se hable de otros temas que no les benefician, como por ejemplo, el retorno de Puigdemont y la amnistía. Ponen el foco en el modelo de país desde el punto de vista social para intentar pilotar la agenda. Pero será realmente complicado que lo consigan y pueden quedar totalmente fuera de juego», alerta Pau Vila.
También Gabriel Colomé apunta al factor humano para analizar el cambio de estrategia de los Comuns: “Ada Colau es cómo Luis XIV

Más guerra personal con Collboni que dinero
Y en todo ello, ¿qué gana y que pierde la exalcaldesa en esta estrategia de confrontación con sus exsocios, que pueden dejar a Barcelona en Comú definitivamente tocada si el 12M no da frutos y el PSC no los necesita para llegar a la Generalitat? Los tres expertos consultados coinciden en señalar que hay que tener en cuenta el factor humano para entender por qué Colau habría decidido hacer un giro radical en la estrategia del partido. Un giro que, en todo caso, tiene la garantía personal que, como cabeza de filas del grupo municipal de Barcelona en Comú, tiene la misma remuneración económica que tendría como primera teniente de alcalde de Collboni. Por lo tanto, la insistencia de hacer un «gobierno progresista» no tendría tanto que ver con cuestiones económicas como de sensación de fracaso y de guerra personal con quien fue su número dos y saltó del barco del gobierno Comuns-PSC para preparar la candidatura que le haría el
Mantener la guerra con Collboni, la garantía de estabilidad económica hasta el 2027 y motivos familiares -cura de los hijos-, explicarían también por qué Ada Colau habría rechazado tener responsabilidades políticas más allá de la capital, en un ejecutivo a Madrid, representarlo internacionalmente o ser candidata de los Comuns a las elecciones europeas del 9 de junio. Como también que ahora haya verbalizado que no será cabeza de lista de los Comuns en el Parlament.
2011: ICV hacía campaña contra el PSOE
Y un apunte final que nos hace retroceder 13 años. En términos de aritmética electoral, el espacio ideológico de los Comuns, como anteriormente ICV y EUiA, se había sumado de forma casi automática a los resultados del PSC para completar mayorías tanto en la Generalitat, con los dos tripartidos, como en ayuntamientos metropolitanos y en los últimos gobiernos del Estado. En algunos casos, este espacio ideológico también ha cerrado acuerdos en los que ha participado una tercera fuerza, ERC. Hasta este 2024, en el que los Comuns han hecho un cambio radical de estrategia y han optado para confrontar con el partido que hasta ahora había sido socio –investidura de Collboni incluida– y que, de hecho, es el único con quien puede construir pactos de poder. ¿Y justamente ahora que el partido que controla Ada Colau en Barcelona y en Cataluña ha roto, como mínimo temporalmente, con la vía de conseguir cuota de poder por la vía del PSC, en el centro de Barcelona sobrevive un cartel electoral de las elecciones españolas del 20 de noviembre de 2011, en las cuales Joan Coscubiela era el cabeza de lista de la coalición ICV-EUiA, con el lema
