Año 2007. Primer gobierno en minoría en el Ayuntamiento de Barcelona desde 1979. 18 concejales: 14 del PSC y 4 de ICV. Punto y aparte a los gobiernos municipales sin oposición aritmética. Los ciudadanos en las urnas han llevado a los ejecutivos municipales a una dinámica de negociaciones y acuerdos constantes con partidos de la oposición para sostener la gobernabilidad de la ciudad. El caso más ilustrativo, el del alcalde Xavier Trias en 2011, con 14 regidores -y una cuestión de confianza en 2014 para sacar adelante los presupuestos-, aguantó todo el mandato. Y hasta hoy, los sucesivos gobiernos, con Ada Colau al frente, y el PSC durante buena parte de estos años, han subsistido en minoría. Pero con ERC apuntalando esta minoría. Ahora el escenario es bastante diferente y ha resultado que el alcalde con la minoría más histórica, solo 10 concejales, ha conseguido satelizar a una oposición dividida y dejarla inactiva.

Pero este lunes, después de ocho meses, se ha hecho la primera fotografía nítida de la apuesta de Collboni: ERC votará a favor de las cuentas del gobierno municipal, tras arrancar varios compromisos que hacen que el presupuesto «se parezca a la Barcelona que quiere ERC», en palabras de la líder republicana, Elisenda Alamany. De hecho, es la primera fotografía de un compromiso oficial que se realiza el gobierno municipal con un partido de la oposición más allá de reuniones. Aunque ERC no ha querido verbalizarlo, el sí a los presupuestos, y no solo en la tramitación inicial, es la consecuencia de un más que probable acuerdo de gobierno para ampliar la minoría a 15 concejales.

Jordi Valls (PSC) i Jordi Castellana (ERC) firmen l'acord de pressupostos ERC
Jordi Valls (PSC) i Jordi Castellana (ERC) firmen l’acord de pressupostos ERC

Pero situémonos ahora en el 17 de junio a las 16.00 h, momento en el que empieza el método Collboni. Los Comunes anuncian en un comunicado, después de días de negar esta posibilidad de forma muy tajante, que votarán a favor de Jaume Collboni con el PP, y darán la alcaldía al PSC para evitar que gobierne el ganador de las elecciones, Xavier Trias, que había cerrado un acuerdo con ERC para sumar 16 regidores y ser proclamado alcalde de forma automática si la oposición no tenía, como parecía, mayoría alternativa. El giro argumental coge por sorpresa a todo el mundo. Se da por hecho que los Comunes y Ada Colau entrarán al gobierno y que el PP habrá hecho una operación Valls, 2. De hecho, el día siguiente mismo el alcalde anuncia que no cambiará la estructura gerencial ni la estructura directiva del ‘sottogoverno’ del PSC y de los Comunes. Es decir, garantizará sueldos a la estructura del partido de Colau. Todo ello, con unas elecciones españolas avanzadas para el 23 de julio que se plantean como un frente PSOE-Sumar y otras fuerzas para cerrar el paso en un gobierno de PP y VOX.

Pero pasan los días y los Comunes siguen a la oposición. La alianza del independentismo, en paralelo, empieza también a hacer aguas y tanto ERC como Trias per Barcelona empiezan a mover ficha en clave local, con la prudencia, eso sí, que piden las elecciones españolas. Pero en el despacho del alcalde se pone el freno de mano hasta que no se conozcan los resultados del 23J. El PSC prefiere gobernar en solitario y poner los cimientos de la casa a su gusto.

Collboni y Coláis, en una reunión por habla de presupuestos | Ayuntamiento
Collboni y Colau, en un encuentro para hablar de la legislatura | Ayuntamiento

Silencio de Collboni y mucho movimiento en la oposición

Llega el 23J y la aritmética hace que Junts per Catalunya tenga la llave de la gobernabilidad en el Estado. Las negociaciones en Madrid son demasiado complejas y el alcalde de Barcelona opta para esperar y no mover ficha. Los grupos municipales acuerdan hacer una pausa durante agosto, y de vuelta, todos aseguran que no ha habido “contactos” ni “negociaciones” sobre la ampliación, o no, de la esquálido gobierno del PSC. Mientras tanto, Jaume Collboni envía a los partidos de la oposición señales contradictorias: guiño los Comunes con la reforma de Sant Antoni y a la vez los fustiga revirtiendo el urbanismo táctico de la calle Pelai, o abandera el plan Endreça para acercarse al PP y a Trias por Barcelona en ámbitos como la seguridad, la limpieza o el civismo. Y de momento -en capítulos posteriores entrará-, ERC no aparece al guion del culebrón.

Primera derrota política, pero Collboni respira

En septiembre se retoma el curso político barcelonés sin ningún cambio en el tablero de juego respecto al 17 de junio. Y mientras no haya investidura en Madrid, el 16 de noviembre, el líder del PSC se mostrará muy prudente. De hecho, hace mutismo absoluto y no mujer pistas sobre sus preferencias de socio o socios. Pasan las semanas y el alcalde continúa gobernando en solitario y sin que nadie le haga oposición. Trias per Barcelona y Barcelona en Comú se ofrecen de forma abierta, y ERC, con Ernest Maragall al frente, continúa manteniéndose oficialmente al margen de las travesías para entrar al gobierno municipal.

Pero en octubre llega la hora de aprobar ordenanzas municipales y presupuestos. Y se produce una primera derrota política de Collboni. Derrota, pero, sin consecuencias. La comisión de Economía le tumba la propuesta de ordenanzas fiscales y el alcalde se ve obligado a prorrogar las del 2023. Y para evitar la foto de una segunda derrota, minutos después da marcha atrás y retira del orden del día la votación inicial de los presupuestos. La debilidad aparente del gobierno Collboni es solo aparente.

Ernest Maragall, en un Pleno del Ayuntamiento | Marta VIDAL (ACN)
La salida de Ernest Margalla sirvió a Collboni para acercarse a ERC y a Elisenda Alamany | Marta VIDAL (ACN)

Los días pasan y el alcalde sigue gobernando con solo 10 regidores, pero sin encontrar prácticamente ninguna barrera en la oposición. Al contrario, cada grupo hace bandera de haberle arrancado compromisos o medidas concretas. De hecho, todo el mundo espera que con la investidura de Pedro Sánchez, el 16 de noviembre, se desencalle el tablero de juego de Barcelona. El acuerdo en Madrid entre Junts, ERC, el PNB, Bildu, PSOE y Podemos empuja al alcalde a anunciar que por fin abre negociaciones con los grupos. Pocos días después, el líder de ERC, Ernest Maragall, anuncia que se va. Antes de lo previsto. Ha habido presiones internas, y prisa por parte de Elisenda Alamany para coger las riendas de un partido que pronto entrará en la ecuación de Collboni.

Trias por Barcelona, una opción que tomaba bastante…

Mientras tanto, Xavier Trias deja claro que no plegará hasta que esté resuelta la incógnita del socio o socios del PSC. Juntos juega fuerte para ser socio de Collboni, y durante el mes de diciembre, empiezan las conversaciones. En paralelo, los Comunes presionan porque ERC se sume a su bloque para ofrecer a Collboni aquella mayoría progresista de 24 regidores. Los republicanos insisten que harán oposición, aunque el cambio de líder será también un desencadenante para entrar a negociar en el despacho de Collboni. Pero al PSC son tajantes con un veto a Ada Colau. «En el Ayuntamiento no hay lugar para dos alcaldes», insisten fuentes del partido, que buscan una alternativa en un tripartito.

A las puertas de las fiestas de Navidad, parece que todo se para, y de vuelta, los primeros días de enero, fuentes de Trias per Barcelona se miran con más optimismo las posibilidades de los de Junts de sellar un pacto. Se ha hablado de programa, de presupuestos y de organigrama, explican al TOT. Y de repente, el mismo Xavier Trias matiza para no dar alas a Collboni.

Collboni y Trias, a la reunión de este lunes | Twitter
Collboni y Trias, reunidos en el Ayuntamiento | Twitter

Y ERC entra en la ecuación

Sea como fuere, el arranque de año lleva una distanciación con Junts y una nueva estrategia del PSC: acercarse a una ERC que, sin la figura potente de Ernest Maragall, ofrece más disposición en el acuerdo. Y es cuando Collboni pone los republicanos a su ecuación a pesar de que solo son 5 regidores. ERC, tres días después de negar rotundamente contactos con el PSC para formar gobierno, admite que hay conversaciones, y empieza a tomar forma la posibilidad de un bipartito en minoría –pero con la certeza que se podrían aprobar presupuestos por la vía de la cuestión de confianza, y que una moción de censura no prosperaría-, una idea que presiona también los Comunes, que no aceptan la imposición de liquidar a Ada Colau a cambio de sillas. Sobre el papel, Trias per Barcelona ha salido de la ecuación, pero nadie explicita que haya abandonado definitivamente el tablero de juego.

En estas condiciones, no hay pistas claras sobre la forma que puede tomar el nuevo gobierno de Collboni, si es que tiene que cambiar. Porque tampoco no se puede descartar que el alcalde haga caso del consejo del PP de gobernar en solitario y jugar a la aritmética variable todo el mandato, como hizo el 2011 la CiU de Xavier Trias.

El arma de la cuestión de confianza: Collboni exhibe músculo

Y otra exhibición de poder del alcalde con menos concejales de la historia. Hace unos días, convocaba por sorpresa una comparecencia para anunciar que tiene intención de aprobar los presupuestos antes de la primavera, con o sin diálogo. Y si conviene, se acogería a un artículo de Loreg que permite presentar una cuestión de confianza. El alcalde llamaba a la «responsabilidad» de la oposición para dejar que se tramitaran inicialmente los presupuestos este martes, para poder debatirlos en el pleno de marzo. Y el llamamiento se ha transformado en un acuerdo con ERC por este sí en los presupuestos. Un anuncio que se suma a la luz verde anunciada por los Comunes también este lunes -que todavía no han concretado si estos harán una abstención o un voto favorable– que no cerrarán el paso al debate. Con mayoría simple, es decir, más votos a favor que en contra, Collboni superará este martes un gran escollo y volverá a exhibir músculo pese a su minoría histórica. A partir de ahí, tendrá cerca de un mes para negociar apoyos y obtener al menos 6 votos más en sus cuentas. La incógnita ahora es en qué momento ERC entrará en el gobierno del PSC, y si los Comunes también lo acabarán haciendo. En cualquier caso, y como desde hace ocho meses, los tempos los administrará, exclusivamente, el alcalde.

El alcalde Jaume Collboni, en el salón de Ciento GEMMA AGUILERA
El alcalde Jaume Collboni, en el saló de Cent GEMMA AGUILERA
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