Superado el ecuador de mandato, el gobierno del PSC liderado por Jaume Collboni afronta la rentrée política con algunas carpetas abiertas que quisiera resolver antes de terminar 2025, y con otras que no podrá cerrar tan fácilmente o que directamente ya no volverán a salir del cajón en este mandato. Intentará cerrar las carpetas con el factor en contra de estar en absoluta minoría en el ejecutivo, pero con un dibujo cada vez más nítido de una alianza de facto con ERC y Barcelona en Comú. Y con Junts per Barcelona asumiendo el rol de liderar la oposición al PSC en la capital del país, que a lo sumo, podría acabar apoyando la modificación de la ordenanza de civismo que impulsa el ejecutivo municipal.
1. Presupuestos municipales
La carpeta más relevante para un gobierno municipal, pero justamente, la que el alcalde tiene asegurado que podrá cerrar gracias a los mecanismos legales. Desde el comienzo de su mandato el gobierno municipal no ha conseguido sacar adelante ninguno de los presupuestos mediante el proceso habitual, ya que la oposición los ha rechazado. En el caso de las primeras cuentas, fueron aprobadas automáticamente después de que el alcalde Jaume Collboni activara la moción de confianza vinculada a su permanencia y a la aprobación de las cuentas. Y en 2025 las prorrogó -presupuesto de 3.807 millones de euros de 2024- después de dar por rotas las negociaciones con Barcelona en Comú y quedarse solo con el colchón de ERC. En otoño, el gobierno municipal volverá a presentar una propuesta e intentará sacar adelante las cuentas por la vía ordinaria, con el apoyo casi seguro de ERC y, eventualmente de Barcelona en Comú, si bien los de Janet Sanz impondrán condiciones duras. De hecho, republicanos y Comuns apuestan fuerte por la conexión del tranvía por Francesc Macià, y en este sentido, una apuesta decidida de Collboni podría ser el desbloqueo de unos presupuestos de tripartito. Y si la vía de la negociación política vuelve a fracasar, el alcalde tendrá nuevamente la carta de la moción de confianza para las cuentas, y aún le quedaría un nuevo cartucho de prórroga para el último año.
2. Ordenanzas fiscales
Las ordenanzas fiscales de 2025 salieron adelante con los votos del PSC, ERC y Comuns. A diferencia de los presupuestos, las ordenanzas deben quedar aprobadas antes del 31 de diciembre, y en caso contrario, se prorrogan automáticamente las del ejercicio anterior. Se prevé que el gobierno Collboni active la negociación en otoño, y de hecho, ya tiene un encargo aprobado en el plenario municipal que debería incorporarse al nuevo plan de impuestos y tasas, y que determinará los apoyos. El aumento del recargo que puede cobrar el Ayuntamiento a los turistas que pernocten en la ciudad, que pasaría de 4 a 5 euros por día y persona. A propuesta de ERC, el aumento tuvo el sí del PSC y de Barcelona en Comú, y podría convertirse en el eslabón que vuelva a unir un tripartito para sacar adelante las ordenanzas de 2026. Junts se abstuvo en esta votación, y exige una reducción general del tipo de gravamen del IBI del 4 % para aliviar la carga fiscal sobre familias y empresas. Una condición para dar el sí a las ordenanzas que el PSC, de momento, descarta.

3. Ordenanza de convivencia
La ordenanza actual de convivencia entró en vigor en el año 2005-2006, y no ha sido revisada desde entonces. El gobierno municipal de Collboni había previsto terminar la revisión hacia noviembre de 2024, pero la falta de apoyos la ha hecho embrollarse hasta el punto de que aún está en proceso de negociación. El PSC ha encontrado resistencia de Barcelona en Comú pero el apoyo de ERC en la tramitación inicial en la comisión de la Presidencia. Y Junts per Barcelona, que habría sido un aliado más cercano en esta materia, se abstuvo. En todo caso, Collboni no cuenta aún con los apoyos necesarios para una votación en el pleno que debería producirse a finales de año. «Esta abstención no presupone nada de cara a la votación final” y “ahora mismo, Collboni no cuenta ni con nuestra confianza ni con nuestro voto”, dijo Jordi Marti Galbis, que a la vez reconoció que en las negociaciones el PSC ha incorporado algunas de sus demandas, como garantizar la aplicación efectiva de la normativa, el cobro de multas a turistas y la figura de los “incívicos multirreincidentes”. Podría darse el caso de que la ordenanza salga adelante con el voto favorable de ERC y la abstención de Junts, que sería suficiente.
4. Conexión del tranvía por Francesc Macià
El proyecto para terminar de conectar el tranvía hasta Francesc Macià se encuentra en fase de tramitación. El alcalde ha anunciado que llevará el proyecto a aprobación antes de octubre de 2025. La inversión total prevista es de 284 millones de euros, con financiación compartida entre el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat y la ATM. Los apoyos más viables provienen de ERC y Barcelona en Comú, aunque exigen a cambio gestos como la congelación del precio del transporte público para apoyar los presupuestos del Ayuntamiento. De hecho, acelerar la ejecución de las obras y no dejarlas para el mandato siguiente podría ser una exigencia de Comuns y republicanos para apoyar las cuentas de Collboni, a quien interesa poder lucir al menos una fotografía de presupuestos aprobados por vía ordinaria. En enero de 2025 el plenario municipal aprobó una partida económica para licitar la ampliación del tranvía hasta Francesc Macià a propuesta de Barcelona en Comú (BComú), con los votos del PSC y de ERC. Por el contrario, el no de Junts es claro: considera que hay alternativas mejores que el tranvía, en especial los autobuses eléctricos.

5. Transformación de los interiores de manzana
Esta es una de las promesas electorales de Jaume Collboni. El ya alcalde propuso recuperar 30 interiores de manzana en el Eixample antes de 2030 para convertirlos en jardines urbanos, generando unos 63 000 m² de verde que equivalen a siete campos de fútbol. La inversión estimada es de 171 millones de euros para adquisición y urbanización. Pero la transformación avanza muy lentamente, debido a las dificultades urbanísticas y la privatización de algunos de estos terrenos. En este caso, Junts apoyó a Collboni en la Comisión de Urbanismo defendiendo la necesidad de un plan detallado para recuperar interiores de manzana como alternativa a los ejes verdes y las supermanzanas (PP y VOX también votaron a favor de la propuesta de Junts). Por el contrario, los Comuns critican la dicotomía planteada entre interiores de manzana y ejes verdes, calificando la propuesta como una «obsesión ridícula» que no aporta más calidad al espacio público. ERC, por su parte, no ha terminado de decantarse por Collboni o por las supermanzanas de Colau de forma clara, pero votó en contra del texto de Junts de recuperar los interiores de manzana propuestos por el PSC.

Sea como sea, el alcalde de Barcelona trabaja su hoja de ruta bastante ajeno al contexto político catalán y español, ahora marcado por las relaciones entre PSOE y Junts en Madrid y una ERC y Comuns que apuntalan el gobierno de Salvador Illa en el Parlamento y tienen poco margen de maniobra. Pero el posible retorno del presidente en el exilio, Carles Puigdemont, puede sacudir en cualquier momento el tablero de juego, también el barcelonés.




