El Ayuntamiento de Barcelona revisará los protocolos municipales de inspección y reforzará la comunicación de la normativa lingüística en los comercios, bares y restaurantes de la ciudad para combatir la “catalanofobia”. La comisionada del catalán, Marta Salicrú, ha comparecido en la Comisión de Derechos Sociales para adelantar las líneas maestras de su trabajo y ha asegurado que es necesario garantizar el “respeto a la normativa lingüística del Código de Consumo” para evitar “casos de catalanofobia” como los que se produjeron en la ciudad antes del verano, justo cuando fue nombrada. Asimismo, Salicrú ha adelantado que esta misma semana se reunirá con representantes del Gremi de Restauració para consensuar acciones para frenar la regresión del uso social del catalán en la calle y con especial enfoque en los restaurantes.

Salicrú ha reconocido que la oleada de conflictos vinculados a la catalanofobia que se han producido en los últimos meses —como la obra de teatro en un acto del Ayuntamiento o las denuncias a clínicas, bares y comunidades de vecinos— «evidencian hasta qué punto es necesario garantizar los derechos lingüísticos de las personas catalanohablantes”. La primera línea de actuación será revisar el protocolo de inspección municipal para asegurar que se cumple la normativa lingüística en los establecimientos de la ciudad. Es una tarea que se realizará de la mano de la Dirección de Servicios de Inspección del Ayuntamiento para mejorar la eficacia de las inspecciones. En cuanto al protocolo de comunicación de la normativa, también se actualizará para garantizar que los nuevos establecimientos que llegan a Barcelona tienen claras las obligaciones lingüísticas en materia de rotulación y atención al cliente desde el primer momento.

La nueva comisionada del catalán del Ayuntamiento de Barcelona, Marta Salicrú

Desde Junts per Barcelona han lamentado que la comisionada haya estado desaparecida durante casos de catalanofobia sonados como el de la heladería Dellaostia y ha advertido que su cargo no puede ser solo un “pararrayos” para desviar la atención y la presión política y social lejos del alcalde, Jaume Collboni. Los Comunes han reclamado que la comisionada concrete qué presupuesto y qué recursos humanos tiene a su disposición para llevar a cabo su trabajo. Por su parte, ERC ha lamentado que el catalán no haya sido una prioridad del gobierno municipal durante los dos primeros años de mandato. A pesar de todo, Barcelona tiene la oportunidad de ejercer el liderazgo institucional que necesita el país para luchar contra la emergencia lingüística que vive. 

Oficina del Catalán y Consejo de la Lengua

En el marco de la estrategia del Ayuntamiento para fomentar el uso del catalán también está prevista la creación de la Oficina del Catalán, que tendrá un equipo técnico que gestionará acciones transversales y que se estrenará poniendo en marcha un buzón de quejas y consultas lingüísticas. Una de las grandes novedades es que el buzón podría integrarse en la aplicación Barcelona a la Butxaca, aunque primero se debe estudiar si es viable técnicamente. “Esto evitaría la creación de una nueva app”, ha reconocido. 

Otro eje de trabajo es la constitución del Consejo de la Lengua de Barcelona, que se coordinaría con el Comisionado de Participación. La idea es crear un espacio estable de cooperación y coordinación entre el Ayuntamiento, el Consorcio para la Normalización Lingüística y entidades y personas comprometidas con el fomento del catalán para abordar de manera conjunta los retos que afronta en Barcelona, una ciudad con unas particularidades demográficas y económicas que no se dan en otras ciudades catalanas. El consejo reunirá personas procedentes del mundo académico, activista, educativo y digital.

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