La titular del juzgado de instrucción número 5 de Barcelona ha archivado el caso contra Ada Colau por suspender momentáneamente las relaciones con Tel Aviv en febrero de este año. Según el escrito de la jueza, al cual ha tenido acceso la ACN, la magistrada entiende que se trata de una cuestión de «carácter político» que hay que abordar con los mecanismos propios de la actividad municipal. La magistrada no ve, por lo tanto, ningún delito de odio en la decisión de la exalcaldesa de Barcelona, tal como defendían los abogados Francesc Jufresa y Ferran Grases y la entidad Acción y Comunicación Sobrero Oriente Medio (ACOM).
En este sentido, la jueza especifica que, para considerarse delito de odio, hace falta una incitación directa o indirecta al odio contra un grupo, una parte de él o una persona determinada por razón de pertenencia o por motivos racistas, antisemitas u otros. Los abogados que habían denunciado Colau consideraban que el lenguaje que había usado el anterior ejecutivo municipal podía incitar al odio porque usaban expresiones como «estado apartheid» para referirse a Israel.
En cambio, la magistrada dice que el decreto firmado por la exalcaldesa y la comunicación posterior a la embajada de Israel habla de suspender las relaciones con instituciones oficiales, lo cual no puede ser un delito de odio, según la magistrada, que no entra a valorar si es oportuno o no comunicar a las autoridades de Israel lo que piensa Barcelona sobre el conflicto con Palestina.

Collboni recupera las relaciones con Israel
Con el cambio de sillas en la plaza de Sant Jaume, también ha habido un cambio de posicionamiento oficial del Ayuntamiento de Barcelona hacia el conflicto entre Israel y Palestina. De hecho, el PSC ya se distanció de la acción de Colau a finales del mandato pasado, a pesar de formar parte del mismo ejecutivo.
Con Jaume Collboni al frente del ejecutivo la situación ha cambiado. De hecho, el comisionado de Relaciones Internacionales y Promoción de la Ciudad, Pau Solanilla, informó apenas cuando empezaba septiembre que Barcelona ya había retomado el hermanamiento con Tel Aviv.
