ERC considera que en estos momentos de reestructuración interna –el partido tiene previsto renovar la dirección en noviembre– no es el momento de afrontar una hipotética entrada en el gobierno de Barcelona, aparcada desde hace meses a pesar de que el preacuerdo a qué llegaron socialistas y republicanos en el Ayuntamiento. En declaraciones al TOT Barcelona, la presidenta del grupo municipal, Elisenda Alamany, insiste que quieren ser «protagonistas e influyentes» en el gobierno de Barcelona, pero matiza que el partido volverá a abordar la cuestión «cuando haya las garantías para poderlo hacer».
«Si aparece la negociación del presupuesto, evidentemente, entraremos. El resto tendremos que acabar de valorar cuando es el momento y cuando hay garantías, pero es evidente que, por el momento del partido hoy en día, primero es mejor habla del presupuesto. Será el primer tema de actualidad que tendremos que afrontar», insiste Alamany en este diario. La jefa de filas republicana en el Ayuntamiento asume que «ahora el partido está en un proceso precongresual» y que «primero habrá la negociación del presupuesto».

ERC empezó la legislatura pactando un gobierno fallido con Xavier Trias, pero con la renuncia de Ernest Maragall se ha acercado al PSC. Alamany defiende la nueva estrategia, remarcando que, más allá de pactos, ERC «ha movido al PSC a las tesis de izquierda» en el caso de políticas como «el recargo turístico, el tope de pisos turísticos o el retorno social de los grandes acontecimientos».
Es más, la jefa de filas republicana apunta que el Procés ha comenzado una nueva etapa en que «los grandes retos de país requerirán grandes consensos» y apuesta para huir de «apriorismos» y pactar tanto con PSC como con Junts o la CUP, a escala nacional. «Ya no estamos en tiempo donde nos podremos conformar pactando solo con un partido», remarca.
Las prioridades de ERC en Barcelona
Más allá de alianzas en el Ayuntamiento, de cara en el nuevo curso, ERC fija la gestión turística como eje de su acción política. «Hay una preocupación, como cualquier otra ciudad del mundo, respecto a las posibilidades de continuar sintiéndote de Barcelona, de tu barrio, de poder acceder a una vivienda, de no perder el comercio de proximidad, y esta también es una de las otras líneas que nosotros continuaremos queriendo», remarca Alamany.
Los republicanos también intentarán marcar perfil propio, un año después de asumir los malos resultados del 28M. «El análisis del que pasó no corresponde a alianzas que se hicieron en un momento determinado, sino que seguramente la gente no supo para qué servía nuestra papeleta», explica Alamany, que fija como objetivo marcar «un perfil definido» para ERC Barcelona, centrado en políticas de regulación de alquiler –»hay partidos independentistas que difieren»–, limitación de los pisos turísticos u otras políticas de vivienda y de gestión del turismo.




