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Barcelona en Comú entra en terreno desconocido con el adiós de Colau
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El tsunami Colau deja paso a la era Janet. Esta sensación reina en las filas de los Comunes después de semanas intensas, a caballo de rumores infinitos y un adiós previsible, pero no por ello menos traumático. Los Comunes celebraron el décimo aniversario de la formación la semana pasada en la Nave Bostik. Diez años de vida, ocho de ellos liderando el Ayuntamiento y otros dos de trifulca constante con el exsocio de gobierno Jaume Collboni, ahora el gran rival a batir. Dos etapas muy distintas, pero que tenían de denominador común el liderazgo de Ada Colau. El adiós de la exalcaldesa de las instituciones –y de la cúpula del partido– hace prever cambios, pese a que los grandes liderazgos nunca se marchan del todo. A la espera de saber si volverá para las elecciones de 2027, Colau deja a los Comunes a la oposición –es su anhelo y parece que será respetado– y con el objetivo de entroncar una estrategia que les haga competitivos el año 2027.

Los expertos coinciden en señalar el inicio de una nueva etapa en los sucesores de ICV. En los últimos años, gracias a la carta Colau, una figura muy respetada entre su electoral, los Comunes «podían permitirse ambigüedades», opina el catedrático de Ciencias Políticas, Joan Botella, que, ahora sin la líder, augura un escenario aún más avinagrado a la oposición. «A Colau se la vincula a un modelo reconocible, que será más o menos completo o más o menos contradictorio, pero que también tiene elementos visibles y de éxito. Si los Comunes deben deshacerse [metafóricamente] de ella necesitan hacer crecer un proyecto de ciudad tangible», explica el profesor antes del aviso final: «Pero no les será fácil. Más allá de Barcelona, ​​en España hay un gobierno de coalición y en Cataluña un gobierno del PSC con apoyo externo de los Comunes. Lo que ocurre en un piso depende de lo que ocurra en otro;

Ahora bien, el reto de los Comunes es a la vez su mejor oportunidad. Los ocho años en el gobierno municipal han sentado unas bases que se convirtieron en eslogan político durante la campaña del 28M. La llegada de Xavier Trias fue bien para que Junts y Comuns se reafirmaran uno como el proyecto contrario del otro e incluso Collboni dibujó una estrategia muy centrada en confrontar a Colau. Había que posicionarse y desde entonces el concepto «modelo de ciudad» vuelve a formar parte del diccionario político de Barcelona. Ahora, sin el altavoz de Colau, la capacidad que los Comunes tengan de ‘vender’ su modelo será clave. Es en este sentido que el doctor en Ciencia Política de la UB Jesús Palomar les recomienda «cogerse al modelo de ciudad que ellos han dibujado». «Muchas políticas que se están haciendo son herencia de Colau. En cambio, el PSC ha eliminado radicalmente a otras. El argumento que empezamos a ver es: ‘Nosotros tenemos un modelo de ciudad, y ahora hay un parto que se está desmontando’. Si finalmente los resultados de Collboni no son positivos, pueden sacarle partido».

La cúpula de los Comunes, con Jéssica Albiach, Ernest Urtasun, Ada Colau y Candela López / Europa Press

Con la calculadora lista

El adiós de Colau también sirve para aclarar –con la cautela que siempre obliga a las curvas de la política– las posturas del partido, que el primer año y medio de mandato ha reclamado insistentemente entrar en gobierno vía tripartito, pero ahora dice haber tirado la toalla. Colau justifica quedarse en la oposición porque Collboni «no quiere pactar» y porque las «líneas maestras» del mandato ya están puestas. Palomar lo ve como una cuestión de simple cálculo «coste-beneficio» y cree que en la nueva decisión «pesa el riesgo de asumir cosas perfiladas que tú no has escogido». Ahora bien, el politólogo también ve en las explicaciones de Colau un «argumento comodín». «También es verdad que si hace un mes se hubieran dado las condiciones para que ERC y los Comunes entraran en el gobierno, este aumento habría desaparecido, aunque en el primer año también había pasado».

Botella va un paso más allá y recuerda la derrota electoral de los Comunes. El politólogo menciona que el partido liderado ahora por Janet Sanz en el Ayuntamiento corre el riesgo de «tragarse las propuestas del partido grande» si optase por entrar en el ejecutivo, más o menos en la línea de lo que le sucedió en su día en Podemos, y ahora en Sumar, en el Estado. «Son fuerzas que, si se quedan como socio pequeño, tienen la contradicción de estar a rebufo de quien has criticado duramente en el pasado», apunta el catedrático. El experto también señala una última variable que explica esta nueva etapa: «Collboni se ha dado cuenta de que puede gobernar solo». Algo que, muy probablemente, le permite controlar mejor las negociaciones.

Janez Sanz y los regidores de BComú marcan perfil de cara al segundo tramo de legislautra / BCOMÚ

En todo caso, desde la oposición, los Comunes ya han puesto las nuevas cartas sobre la mesa. Cae la línea roja del tripartito para pactar los presupuestos, pero se incorporan otras nuevas. En la apertura del curso político, retrasada por el asunto Colau, Sanz situaba el pasado jueves el decrecimiento turístico y la vivienda en el punto de mira. Los Comunes recuperan la exigencia de reducir las terminales de cruceros en el Puerto, una exigencia que Collboni tachaba de «incongruente» el 28M, cuando Colau puso el tema sobre la mesa –fue su ejecutivo quien aceptó incorporar una terminal nueva–, pero que ahora estaría dispuesto a parar «si fuera necesario». La otra exigencia tiene que ver con la regulación de alquileres de temporada. Sanz mantiene que se puede utilizar la Modificación de Plan General Metropolitano (MPGM) ya hecha para que toda la vivienda de Barcelona sea permanente. Veremos qué dice el PSC, y más ahora teniendo una regulación del estilo negociándose en Madrid.

Encontrar pronto el relevo para adelantarse al resto

Collboni no solo podría gobernar, sino que también afrontará el segundo tramo de la legislatura sin figura relevante en la oposición. El adiós de Ada Colau complementa una desbandada que empezó Ernest Maragall (ERC) y ha seguido con Xavier Trias (Junts). No son solo tres figuras de impacto, sino también los únicos concejales de este mandato que tienen una victoria electoral en su currículo. El relevo lo cogen Jordi Martí Galbis (Junts), Elisenda Alamany (ERC) y Janet Sanz (BComú), figuras que presagian una «oposición invisible». «La gente conoce a Colau, Trias y Maragall. En cambio, las segundas espadas, por mucho perfil político que tengan, son completamente desconocidas para el ciudadano», explica Palomar.

Collboni y la oposición el día de la investidura | Alberto Paredes / Europa Press

Simple y llanamente, quien consiga antes encontrar candidato «ganará la partida«. El profesor universitario cree que los grupos deben articular la oposición a Collboni «en torno a una figura política concreta» y, por tanto, que el primero que «defina al candidato y genere un vínculo con el electorado» conseguirá la pole position para las elecciones de 2027. Mientras, en Sant Jaume, habrá que seguir negociando presupuestos. E incluso en este aspecto comienza una nueva etapa. El PSC mira el baile de sillas tranquilo, desde la distancia, sabiendo que las líneas rojas del año pasado han caído. Al menos, hasta que aparezcan los nuevos candidatos y, muy previsiblemente, vuelva a subirse el tono.

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