Polémica por la gran fiesta vecinal que acogerá la superilla del Eixample el próximo 25 de marzo. El Ayuntamiento de Barcelona ha organizado este acontecimiento -que tendrá dos puntos neurálgicos, ubicados en la calle de Rocafort, entre las de Aragó y Diputació, y en la calle del Consell de Cent, a la altura de Enric Granados- antes de la finalización de los trabajos para implantar estos cuatro ejes verdes del distrito barcelonés, que está previsto que concluyan en el mes de mayo, en plena campaña electoral.
Teniendo en cuenta que el inicio de la campaña electoral como tal tendrá lugar a partir del próximo 4 de abril, el ejecutivo encabezado por Ada Colau ha querido avanzarse a la ejecución completa de las obras para poder sacar pecho de uno de sus proyectos estrella del mandato y, sin duda, el más ambicioso. Esta celebración en forma de fiesta vecinal no ha tenido gran acogida entre algunos grupos de la oposición, que consideran que este acontecimiento es una especie de acto preelectoral encubierto.
Es el caso de Valents, que en un comunicado hecho público este sábado acusa Colau de querer hacer precampaña con esta fiesta. La regidora y candidata de Valents en Barcelona, Eva Parera, ve el acontecimiento «totalmente fuera de lugar» e insiste que «es un acto de propaganda y autobombo». En este sentido, Parera también reprocha a la alcaldesa barcelonesa que haya destinado 52,7 millones de euros a construir esta superilla en el Eixample «para pacificar un espacio que nadie ha pedido».
Preguntarán en el Ple por los costes de la fiesta
La intención de Valents es pedir en el pleno municipal del marzo qué se den detalles sobre los gastos de la fiesta y de su publicidad, así como los costes de las jornadas internacionales ‘Superilla’, previstas del 22 al 25 de marzo. Precisamente, Parera insiste que la superilla del Eixample es un «proyecto ideológico» que se está ejecutando «para que esté listo en las elecciones municipales», y lamenta que otras reformas importantes de la ciudad están acumulando años de retraso. «Estamos pagando 52,7 millones para reformar cuatro calles y construir cuatro plazas, esto es una vergüenza», asegura.
