La fabricación de 39 trenes para ampliar la red de metro de Barcelona tendrá que esperar. Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) ha declarado desierta la licitación, han confirmado fuentes de TMB al TOT Barcelona. La oferta pública salió con un presupuesto base de licitación de más de 321 millones sin IVA -más de 388 con IVA- y finalmente solo concurrió la multinacional Alstom, que tiene una fábrica en Santa Perpètua de Mogoda. TMB sostiene que la propuesta de la empresa «no cumple con las exigencias que se establecen en los pliegos» y la considera «inadecuada». En concreto, las fuentes consultadas dicen que la oferta económica no cumplía «con las exigencias técnicas y funcionales que establecían los pliegos».
Desde un inicio, el concurso ha estado rodeado de polémica porque inicialmente Alstom no se pudo presentar porque había sido incluida en la lista negra de Naciones Unidas por tener negocios en los territorios ocupados de Palestina. El veto era en cumplimiento de una decisión del Ayuntamiento de Barcelona de excluir de las licitaciones públicas con financiación municipal a las compañías señaladas por Naciones Unidas. El requisito era de obligado cumplimiento para TMB, ya que recibe financiación del consistorio a través de la Autoritat del Transport Metropolità (ATM).

Nueva licitación
Ahora, con la licitación desierta, TMB tendrá que convocarla de nuevo. La empresa metropolitana de transporte subraya que espera hacerlo lo antes posible. Al mismo tiempo, plantea acortar «el plazo de presentación de ofertas para que el retraso sea mínimo», explican desde el servicio de prensa de TMB. La licitación que ahora se ha anulado se había prolongado cuatro meses, desde agosto.
De los 39 trenes que se deben fabricar, 22 serán para el tramo central de la L9, que todavía se está construyendo. Los 17 restantes serán para las líneas convencionales: seis serán para la L1, tres para la L2, cuatro para la L3 y cuatro para la L4. La incorporación de estos convoyes debe permitir mejorar la frecuencia de paso en todas las líneas. Se situará en hora punta por debajo de los tres minutos y medio, y en el caso de las líneas 1 y 5, que son las que tienen una ocupación más elevada, los trenes pasarán cada dos minutos y 15 segundos (L5) y dos minutos y 38 segundos (L1).

Veto inicial a Alstom
El veto inicial a Alstom por parte del gobierno de Jaume Collboni se basó en la lista de Naciones Unidas de 2023. En todo momento, Alstom mantuvo que era un error (la inclusión en la lista era por la actividad de hace años de una empresa que Alstom acabó comprando), y el pasado septiembre, la ONU elaboró un nuevo informe de empresas con negocios en los territorios ocupados de Palestina en el cual ya no aparecía la empresa francesa. En cambio, se incluía a una de sus principales competidoras, la vasca CAF, por su participación en el contrato del tranvía de Jerusalén que también circula por los territorios ocupados.
Alstom impugnó la licitación
La retirada de la lista negra de la ONU dejaba la puerta abierta a Alstom para presentarse a la licitación. Cuando el veto estaba en vigor, la multinacional francesa había presentado una impugnación de la licitación ante el Tribunal Catalán de Contratos del Sector Público. Pero, tras conocer la nueva lista de Naciones Unidas, solicitó el desistimiento, lo cual hizo que el tribunal no tuviera que pronunciarse. Según TMB, la licitación estuvo abierta hasta el 3 de diciembre y, finalmente, Alstom fue la única empresa que se presentó. CAF ni siquiera presentó un recurso. En 2019, Alstom había ganado el concurso más importante hasta entonces en la historia del metro para construir 42 trenes por 268 millones.

La instrucción de la gerencia del Ayuntamiento de Barcelona por la cual Alstom no se pudo presentar inicialmente al concurso de TMB dice, en uno de sus puntos, que no se contratará a ninguna de las 97 empresas que figuran en la lista de Naciones Unidas que “operan ilegalmente” en los asentamientos ocupados de Palestina, incluido Jerusalén oriental, y “con actividades que vulneran los derechos humanos en el territorio palestino ocupado”. La instrucción era del 6 de junio y, tres meses y medio después, en el caso de Alstom, quedó desfasada.

Críticas de la oposición
La salida de Alstom de la lista negra de la ONU llevó a ERC en el Ayuntamiento a pedir que la multinacional francesa pudiera participar en el concurso de TMB, según explicó la concejal republicana Rosa Suriñach, quien recordó también que Alstom tiene la fábrica en Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Occidental), en la cual trabajan unas 1.000 personas. Tras el verano, los sindicatos UGT y CCOO en Alstom se habían reunido con grupos municipales y partidos del Parlament de Catalunya para mostrarles su preocupación y la afectación que podía tener para la industria ferroviaria en Catalunya el hecho de que Alstom quedara fuera de la licitación.
A juicio del presidente del grupo municipal de Junts en el Ayuntamiento, Jordi Martí Galbis, el caso puso de manifiesto una muy mala gestión por parte de los responsables socialistas en el Ayuntamiento y de TMB. «Creemos que la política de boicots no lleva a ninguna parte y genera arbitrariedades que acaban perjudicando la industria del país y, sobre todo, cientos de puestos de trabajo en Catalunya». Y desde el PP, su presidente en el consistorio, Daniel Sirera, consideró la instrucción de la gerencia municipal como un “desastre y una irresponsabilidad mayúscula”, y una «mezcla de sectarismo, incompetencia y frivolidad política«.

