La nueva Meridiana toma forma. Este jueves el Ayuntamiento de Barcelona ha estrenado el tramo que llega hasta la calle de Felipe II, que reduce el número de carriles, genera espacios seguros para las bicicletas y amplía aceras. Una mejora celebrada por un vecindario que hace siete meses que esperaba la apertura del nuevo trazado. Coincidiendo con el estreno, la primera teniente de alcaldía y responsable de urbanismo, Laia Bonet, aprovechó para anunciar que el próximo tramo, que llegará hasta Fabra i Puig, ya se está licitando y que las obras tienen que empezar el primer trimestre de 2025. Durarán 18 meses y a mediados de 2026 estarán acabadas. Esta es la promesa. A pesar de todo, el estancamiento de los tramos anteriores y reuniones que no han fructificado hacen que el tejido vecinal mire con cierto recelo este anuncio, a la espera de saber cómo será exactamente el proyecto del siguiente tramo y qué intenciones tiene el gobierno socialista con lo que queda de reforma.

Dudas que expresa el mismo presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), Camilo Ramos: «No somos ni optimistas ni pesimistas, simplemente pedimos que se constituya una comisión de seguimiento con el vecindario para evaluar como están algunas de las promesas que nos hicieron», expresa en conversación con el TOT Barcelona. Desde la FAVB recuerdan que el siguiente tramo recoge una zona de la Sagrera muy castigada por los buses interurbanos, que se paran y colapsan el espacio; de vehículos en la calzada y de pasajeros en las aceras. «Necesitamos que nos expliquen cómo será el plan de movilidad para la zona, cómo se repartirán los autobuses. Queremos saber cuáles irán a la Sagrera, cuáles se quedan a Fabra i Puig y cuáles seguirán adelante. Todo es demasiado abstracto», se queja Ramos.

Como quedarían las obras del tramo que va hasta Fabra y Puig / Ayuntamiento

El Ayuntamiento –tampoco la Generalitat, responsable de la gestión de algunos de estos buses– no acaba de ponerse manos a la obra y se limita a hacer valer un giro de 180 grados que se ha autorizado para los autobuses interurbanos a la altura del metro de Navas. Este giro hace que los buses no tengan que atravesar los barrios del entorno para dar media vuelta cuando acaban la línia, pero algunos vecinos reiteran que la medida, por bienintencionada que sea, no resuelve el problema, y que incluso se encuentran algunos coches que lo están aprovechando para girar, a pesar de que lo tengan prohibido. El Ayuntamiento tampoco ha detallado cómo quedará la cuestión de los buses durante las obras, con lo cual habrá que esperar al inicio de estas.

Incredulidad con la ambigüedad del gobierno

Las incógnitas son todavía más grandes cuando toca hablar de la última fase de las obras, que tendrían que reformar el tramo comprendido entre Fabra i Puig y el puente de Sarajevo. Laia Bonet insistió el jueves en el «compromiso» del ejecutivo socialista de reformar también esta parte, pero no son pocas las asociaciones de vecinos que dudan de que se acabe haciendo. De hecho, la misma Bonet en ningún caso se ha atrevido a asegurar que el proyecto ejecutivo de este tramo llegue antes de acabar el mandato. «Lo estudiaremos durante este mandato. Queremos llegar a final con una propuesta sobre la mesa, pero veremos cuando la tenemos y qué tiempo tenemos para tramitar el proyecto», remarcaba la teniente jueves.

La primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, en la Meridiana | Gabriel González

«Nada de estudiar», contesta Camilo Ramos a través del TOT Barcelona. «Nosotros hemos dicho por activa y por pasiva que mientras se acaba el tramo hasta Fabra i Puig se tiene que hacer el proyecto ejecutivo del siguiente. El próximo paso es discutir la letra pequeña del proyecto, no estudiar la reforma. En su día ya se nos presentó un rénder y ahora exigimos que el proyecto ejecutivo se apruebe antes de acabar el mandato», insiste el líder vecinal. Desde la FAVB insisten que la promesa del Ayuntamiento era esta y que todo ello es una cuestión de «voluntad política».

En este sentido, las asociaciones de vecinos de Sagrera, Sant Andreu, Ciudad Meridiana y dos más de Montcada i Reixac –firmaron un manifiesto conjunto de la FAVB el pasado mes– insisten que el proyecto tendría que seguir el rastro de aquello que ya se ha reformado, sin incorporar nuevos carriles aprovechando que la Meridiana se ensancha más allá de Fabra i Puig. Por otro lado, también piden el compromiso firme de las diferentes administraciones para que la reforma llegue más allá del Pont de Sarajevo, una petición que el Ayuntamiento por ahora ni se plantea, a pesar de que tampoco cierra la puerta de forma definitiva.

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