Cerca de uno de cada tres vehículos previstos habrían abandonado ya el Área Metropolitana de Barcelona para celebrar el puente de la segunda Pascua. Según los datos facilitados por el Servicio Catalán de Tráfico, unos 150.000 desplazamientos hacia fuera de la región ya se habrían producido en las primeras horas de la operación. Justo es decir que las autoridades catalanas esperaban el movimiento de medio millón de vehículos. El dispositivo especial desplegado por los Mossos d’Esquadra, que constará de unos 1.500 agentes, ha empezado a las 15.00 horas de este viernes, y se alargará hasta la medianoche del lunes, la jornada festiva. Los cuerpos policiales harán más de un millar de controles para garantizar la seguridad de los viajeros en este periodo. A pesar de las expectativas de la SCT, que contemplaban varias afectaciones en los puntos calientes del tráfico alrededor de la ciudad, durante las primeras tres horas y pico de operación no se habrían registrado incidencias graves. La AP-7, una de las vías más conflictivas, ya habría concentrado algunas retenciones; si bien se trata de una tónica relativamente habitual en las horas de elevada actividad a los voltios de Barcelona.
Justo es decir que las estimaciones del Servicio amplían el horario de alta afectación del tráfico hasta la mañana del próximo sábado, en una franja horaria entre las 10 de la mañana y las dos del mediodía. A la vuelta, será la tarde de lunes la que haga sufrir tanto las fuerzas de seguridad como los viajeros: se espera que las principales afectaciones a las vías catalanas se den entre las cuatro y media de la tarde y las nueve de la noche. La misma AP-7 será, esperan, la vía que dé más quebraderos de cabeza, especialmente en el Vallès, entre Sant Cugat y La Roca; si bien la N-340 en el Vendrell también será un punto problemático; así como la C-31 a la Costa Brava; entre otros lugares donde se divisan retenciones y circulación densa. Más allá de la concentración de vehículos, las obras de mejora y reparación del trazado supondrán un reto añadido para los viajeros catalanes en todas direcciones. Destacan, entre otros, la C-16 en Terrassa, la C-17 al tramo Parets del Vallès-Granollers-Canovelles, la C-245 en Sant Boi de Llobregat, la C-55 a Manresa o la C-59 en Sant Feliu de Codines.

Más carriles
Atendidas las dificultades que puede plantear la operación salida para las principales vías del país, las autoridades de tráfico han planteado ya varias alternativas en algunas de las más problemáticas. Entre otros, la AP-7 contará con carriles adicionales en sentido contrario al habitual en varios puntos del Vallès, así como entre Martorell y el Vendrell durante la vuelta. La B-23, entre Vilafranca y Molins de Rei, también disfrutará de más espacio para los vehículos de salida de Barcelona; mientras que la ampliación afectará al tramo entre Sant Celoni y Montornès del Vallès el lunes. Los vehículos que circulan en el carril en sentido contrario tendrán que hacerlo a 80 kilómetros por hora, así como los camiones en las franjas horarias permitidas.