La línea L4 del metro encara la recta final para eliminar el problema histórico de las vibraciones. Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) ya ha podido completar más del 60% de las obras de renovación de la vía en el tramo que va de la estación de Maragall a la de Trinitat Nova, que pretenden no solo reducir al máximo las molestias y afectaciones por el paso de los convoyes, sino también actualizar esta parte de la red del subsuelo de la capital catalana. En concreto, la actuación se ha centrado en unos túneles que datan de los años setenta y con una infraestructura que ya ha llegado al final de su vida útil, por lo que requerían una modernización para poder seguir prestando el servicio en condiciones y facilitar su mantenimiento y fiabilidad. Cabe recordar que el coste previsto es de 20 millones de euros.

Durante este primer mes y medio de obras, que han obligado a cortar desde el pasado 25 de junio el tramo del recorrido afectado, se ha sustituido el balasto por losas de hormigón en los seis kilómetros de vía -tres de ida y tres de vuelta- que separan las estaciones de Maragall y Trinitat Nova y también se ha instalado el carril y las fijaciones antivibratorias. Se calcula que en los últimos cuatro años se habrá llevado a cabo esta intervención en cerca de quince kilómetros de vía de la red barcelonesa. De cara al próximo 7 de septiembre, cuando está previsto que culminen los trabajos y se reanude la circulación habitual en la línea, se deberá terminar de completar algunas actuaciones concretas en la infraestructura como las soldaduras de la vía. Entre las tareas pendientes también se incluye la renovación de cuatro aparatos de vía entre las paradas y la instalación de un nuevo escape, es decir, una nueva conexión entre las dos vías. Esta modificación permitirá más flexibilidad en la operación porque posibilitará cambiar de vía los trenes en caso de necesidad, reduciendo al mínimo el tramo afectado en caso de incidencia.

En la ya tradicional visita de obras estival al metro, la primera teniente de alcaldía y presidenta de TMB, Laia Bonet, ha remarcado que se trata de una intervención muy importante para garantizar la fiabilidad de la red en el presente y futuro, celebrando que las tareas sigan el calendario previsto. «Estamos muy contentos de poder comenzar el curso el 8 de septiembre con todo el servicio en pleno funcionamiento», ha dicho, reconociendo la mejora que supondrá para los vecinos de la zona la eliminación de las vibraciones.
Solapamiento de obras para mejorar la señalización
Más allá de las obras impulsadas por TMB, el corte en este tramo de la línea L4 se ha aprovechado para llevar a cabo de manera simultánea mejoras en el sistema de señalización. Los trabajos están a cargo del Departamento de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica de la Generalitat y supondrán una inversión de 62 millones de euros. Esta actuación permitirá modernizar más la infraestructura para mejorar la velocidad comercial de la línea y posibilita un aumento futuro de la oferta, al mismo tiempo que la hace más fiable y flexible en caso de incidencia. «Con el nuevo sistema, desde el centro de control podrán conocer en todo momento la velocidad y ubicación de los convoyes, reduciendo al mínimo imprescindible la distancia entre dos trenes del mismo itinerario e incrementando las circulaciones. Tendremos una velocidad comercial superior, un servicio más fiable y mayor flexibilidad en caso de incidencia», ha señalado Maria Calix, responsable de obras de la Generalitat. Las mejoras se aplicarán una vez completada la implementación del nuevo sistema en el resto de la red de cara al 2029.
