Los vecinos del norte de Barcelona ya ven la luz al final del túnel. Literalmente. Este domingo, 7 de septiembre, se pondrá fin al verano de obras en las líneas L4 y L11 del metro y el servicio volverá a funcionar con normalidad después de más de dos meses de cortes y desvíos. Coincidiendo con la reanudación de la rutina después de las vacaciones, todos los trenes circularán ya por la L4 entre Verdaguer y Trinitat Nova, y también por la L11 hasta Casa de l’Aigua, el pequeño ramal que conecta los barrios de la Trinitat y Ciutat Meridiana con la red principal.
Un verano de vías levantadas
Las obras han sido de gran envergadura y han transformado literalmente el subsuelo barcelonés. La intervención principal se ha concentrado en la L4, con la renovación integral de seis kilómetros de vía. El sistema tradicional de balasto —ese lecho de piedras donde reposaban las traviesas— ha desaparecido para dar paso a una moderna plataforma de hormigón. El objetivo: reducir vibraciones, evitar averías y facilitar el mantenimiento en los años venideros.

Además, se ha modernizado la señalización con nuevos enclavamientos en estaciones como Maragall o Trinitat Nova, y se ha construido un pozo de ventilación en el Guinardó que ha servido tanto para extraer materiales como para mejorar las condiciones de aire en la red. La inversión global ha superado los 30 millones de euros entre la mejora de la infraestructura y la renovación del sistema de control ferroviario, según datos de la Generalitat y TMB.
Por lo tanto, a partir del lunes vuelven a estar operativas las estaciones de Trinitat Nova, Via Júlia y Llucmajor de la L4, y Trinitat Nova y Casa de l’Aigua de la L11. En el caso de la L4, entre el 25 de junio y el 31 de agosto también quedaron fuera de servicio las estaciones de Joanic, Alfons X, Guinardó, Hospital de Sant Pau y Maragall.


