Los suspiros preceden una sensación de alivio. Una y otra vez, en cada parada a la que suben pasajeros del R2 norte. La desconvocatoria de la huelga ha generado confusión entre los usuarios de Rodalies que bajaban en Barcelona. A priori, los trenes debían pasar a tiempo, pero ya por la mañana Renfe informó que, a pesar del acuerdo del domingo, se podían producir «supresiones puntuales de trenes y algún retraso». El presidente del comité de empresa de Renfe ha atribuido el caos a «desajustes operativos» porque la operadora quiso restablecer el servicio habitual cuando ya estaban previstos los servicios mínimos. Un desbarajuste organizativo que ha molestado a los viajeros. «Han tenido tiempo para reorganizar el servicio, ¿no? Les importa, nos importan, un bledo», se quejaba una pasajera, Anna, justo después de haber subido en Cardedeu.

El caos de este lunes no es anecdótico y el agotamiento es crónico. Incluso la sensación es que el tren hoy va “demasiado despacio”. Hace unos días, explica la vecina de Cardedeu, la retuvieron más de una hora en Sant Andreu, por un atropello, sin información. “Nos avisaron al principio de la incidencia, pero nada más. Al final nos organizamos un grupito para coger un Cabify, que paró en las Franqueses, Cardedeu y Santa María de Palautordera”, explica la vecina al TOT, consciente de estar recitando un guion estrambótico. “Es verdad eh, créeme”. 

La situación se repite en Granollers. “Los asientos ya podrían ser cómodos, con todo el tiempo que hemos estado esperando…”, comentan dos señoras. La primera, de ochenta años, llevaba dos horas esperando. La segunda, más joven, poco más de una hora. “He ido a comprar el billete y la señora de taquilla me dice, ‘¿te lo doy?’ ¿Por qué no?, le dije. ‘Van con mucho retraso’. ¿Media hora o así? ‘No, más, bastante más’, me dijo. Claro, yo no había visto las noticias ni nada”, comenta la más joven. “¡Pero la habían desconvocado!”, replica Anna. “Nosotras tenemos poca prisa, pero los que trabajan cada día no pueden ir con esta cantinela del tren cada día”, insiste.

Pasajeros bajando del R2 norte en Sants después de horas de espera / GGG

Andenes llenos en Sants

Media mañana después, el tren se detiene en Barcelona Sants, donde cientos de personas esperan en el andén con la misma insatisfacción. «Nos estamos planteando seguir y tomar el bus en la plaza de España», explican dos señoras en el andén 10 y 11 de la estación. Parecen amigas, pero no se conocen. Una espera para ir a Castelldefels, la otra quiere llegar a Sant Vicenç de Calders. Llevan tres cuartos de hora mal contados esperando, de pie, porque los asientos están llenos. «No sabemos cuándo pasará, hace media hora que pusieron la señal de exclamación en la pantalla y no sabemos nada más», explica una de ellas.

A la izquierda, las dos vecinas del área metropolitana que discuten si tomar el bus / GGG

Mientras tanto, una operadora grita a pleno pulmón: «Torredembarra, Tarragona, Reus!». Es el siguiente tren. La interrumpen para preguntar quién sabe qué, y vuelve a empezar: «Torredembarra…». Es la voz más efectiva del día. La megafonía ha intentado competir, anunciando que hay retrasos motivados por la desconvocatoria de la huelga el domingo por la noche y pidiendo a los usuarios que se informen a través de la web y las aplicaciones de Renfe. Un recurso que no detalla el tiempo de demora exacto y retrasa la salida del tren a medida que pasa el tiempo. «Solo nos queda tener paciencia», se resigna Julio, con un niño para entretener. Le ha dado un diario deportivo, parece que desesperado, para que lo lea. «Creo que no servirá de nada», nos comenta. Se lo toma con humor. O ríe por no llorar.

La imagen en las vías contrasta con el vestíbulo de Sants, prácticamente vacío y con decenas de turistas despistados. Algunos se han fijado en las cámaras de televisión, todo el día en Sants cubriendo el embrollo de la desconvocatoria de huelga. Un grupo de sindicalistas de la CGT, que ha querido desmarcarse, les informa con un megáfono. «Se venden las mercancías», dice también un cartel que simula la venta de un piso. A pesar del acuerdo para que Rodalies sea una filial de Renfe, la CGT critica que el traspaso del servicio a la Generalitat «abre la puerta a la privatización de Renfe Mercancías» y «pone en peligro» el acuerdo que los trabajadores alcanzaron con el ministerio de Transportes en noviembre de 2023. Hecha la previa, los trabajadores insatisfechos dan una vuelta por el vestíbulo de Sants y generan ruido, caos, más caos. No para los turistas, que sacan el móvil para grabarlos. Hoy el AVE va bien y disfrutan del espectáculo local.

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