La última audiencia pública del distrito del Eixample ha vuelto a poner sobre la mesa el pequeño caos que hay al cruce que forman las calles Provenza, Marina y el núcleo vinculado a la avenida de Gaudí. Vecinos y comerciantes aseguran que «no hay semáforos, muchos turistas y la salida del metro». Todo ello, en un entorno donde «continúan pasando coches» que no pueden continuar por Provenza, pero sí girar por Marina. Hablan de «follón de tráfico» e instan el Ayuntamiento a encontrar una solución definitiva.
En el último encuentro con vecinos, el regidor del distrito, Jordi Valls, remarcaba que los responsables de movilidad del Ayuntamiento «lo estudiaron» y han determinado que «no hace falta ningún semáforo». Ahora bien, Valls también ha querido aclarar que los semáforos no serían una solución definitiva y que la «voluntad» del distrito es impulsar una «pacificación definitiva» en toda aquella zona. Fuentes del distrito consultadas por este diario remarcan que la decisión final corresponderá al departamento de Urbanismo, ahora liderado por la también socialista Laia Bonet, y al arquitecto en jefe del Ayuntamiento.
El año 2018 hubo acuerdo para urbanizar la zona
El año 2018, el Ayuntamiento llegó a un acuerdo con el patronato de la Sagrada Familia para invertir un total de 36 millones de euros en mejoras para el templo. El acuerdo buscaba poner negro sobre blanco la «corresponsabilidad del templo en la mejora de servicios y mantenimiento del espacio público» y estipulaba 22 millones que se destinarían a «la ayuda del transporte público» –la previsión era invertir 2,2 millones anuales durante 10 años–, 7 más para mejorar los accesos del metro y 3 para el mantenimiento del espacio público. Dentro de este paquete también hay 4 millones más reservados para «nuevas urbanizaciones del entorno».
El acuerdo estipulaba que «la Junta Constructora contribuirá con 4 millones de euros a reurbanizar las calles que rodean el templo, que son el de Marina, Provenza, Cerdeña y Mallorca». Ahora bien, fuentes del distrito remarcan que todavía se tiene que acabar de decidir cuál es el ámbito de pacificación que se hará ni cómo se invertirán estos cuatro millones de los entornos.

Control turístico en la Sagrada Familia
La Sagrada Familia es, sin ningún tipo de duda, el monumento más mediático de Barcelona. La avalancha de turistas diarios hace que la movilidad en la zona sea complicada. Tanto es así, que últimamente ha sido necesario reordenar el tráfico de la calle Provenza, justo a la altura del templo. Muchos turistas bajaban al carril bici para hacerse selfis o fotografiar la Sagrada Familia, lo cual hacía complicada la movilidad y suponía un riesgo para el peatón. Hace meses que el carril bici se usa como una ampliación de la acera y que la calzada general se ha reservado para un uso ciclista.
Por otro lado, desde Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) han tenido que exigir a los turistas que no se hagan fotografías con el templo en la salida del metro, lo cual colapsaba entradas y, todavía peor, provocaba accidentes. Una de las últimas modas virales consistía a dejar el móvil en las escaleras mecánicas y captar, así, una panorámica excelente de la Sagrada Familia a medida que se iba saliendo del Metro. Todo ello había provocado algún accidente evitable.