Denise es la encargada del turno de mañana en el Bar L’estació, ubicado pared con pared con la parada de Rodalies de Fabra i Puig. Desde primera hora de la mañana de este martes no ha dejado de servir cafés. A los clientes habituales, sin embargo, hoy se han sumado un grupo de usuarios del servicio ferroviario que han acudido a la estación de la Meridiana con la esperanza de poder tomar el tren para ir a trabajar. A las puertas de las instalaciones, se han encontrado con trabajadores de Renfe que bloqueaban el acceso a las vías e informaban de la situación de parálisis del servicio debido al apagón masivo que este lunes afectó a todo el estado español, Portugal y partes del sur de Francia.
«Por ahora, no hay previsiones de restablecimiento. No nos han dado mucha más información», aseguraba desconcertado uno de estos informadores del operador ferroviario. El desconcierto era compartido con los usuarios habituales de Rodalies, que hacían lo imposible por encontrar una alternativa de transporte. «Parece que los Ferrocarriles sí que están abiertos. Probaré de llegar», decía un trabajador mientras hablaba por teléfono. «¿Sabes cómo puedo ir hasta Terrassa?», se preguntaba otro. La proximidad con la estación de autobuses ha hecho que muchas personas optaran por tomar una de las líneas interurbanas para desplazarse hasta el lugar de trabajo. Esto se ha traducido en largas colas a las puertas de los autobuses, incapaces de absorber este aumento de la demanda. Algunos pasajeros han optado por pasar el tiempo haciendo una parada en el bar de Denise. «A mi compañera del bar, que entra a las dos, le cobraron ayer 40 euros en taxi desde Sants. Era eso o no llegar hasta las cuatro… Deberíamos tomarnos ya vacaciones, así cuando volviéramos estaría todo resuelto», explicaba la mujer a sus parroquianos habituales sin parar ni un momento de ir de un extremo a otro del diminuto quiosco.

A pocos metros de la estación, la normalidad ya había regresado a primera hora de la mañana al Polideportivo de Can Dragó. A las 7 de la mañana solo quedaban un par de personas que habían dormido en el vestíbulo de las instalaciones deportivas, uno de los tres espacios habilitados en la ciudad para poder acoger a las personas afectadas por el apagón. Poco después llegaban los primeros usuarios del gimnasio y las piscinas, que acudían al equipamiento como cualquier otro día para hacer ejercicio.
Procesión accidentada de Arc de Triomf a la estación del Nord
Una situación similar a Fabra i Puig presentaba la estación de Rodalies de Arc de Triomf. «Todo está parado. Parece que hay trenes en pruebas circulando, pero de momento nada. Estamos un poco como siempre, sin información», señalaba otro de los informadores de Renfe a las preguntas de los diferentes usuarios que a lo largo de la mañana se han acercado a las instalaciones. En la estación del Nord de autobuses, muchas personas afectadas por la parada en el servicio de tren de media y larga distancia buscaban alternativa para desplazarse por carretera. Los autobuses a Zaragoza van llenos hasta las tres de la tarde y para ir a Tarragona hay que esperar hasta las cinco.

Aunque la estación de Rodalies y la de autobuses solo están separadas por unos metros y su acceso está bastante bien indicado, muchos pasajeros despistados -principalmente turistas- acababan con las maletas en el Polideportivo de la estación del Nord. Es el caso de Dona y Paulo, una pareja de la región brasileña de Aracajú que buscaban la manera de comprar un billete de autobús para poder ir hasta Andorra. «Compramos una tarjeta móvil cuando aterrizamos en Madrid para poder tener internet, pero con el apagón nos hemos quedado sin», lamentaban.

Dentro de las instalaciones deportivas, otra de las que se habilitaron para acoger a los usuarios extraviados durante la noche, un grupo de escolares jugaba un partido de baloncesto mientras dos personas practicaban esgrima, la señal más inequívoca de la vuelta a la normalidad. En uno de los extremos del parquet, Mario acababa de ordenar a las diez de la mañana un montón de cajas con el logotipo de la Cruz Roja. «Son las cosas que han utilizado las personas que se han quedado a dormir. Por lo que me ha tocado recoger, aquí había mucha gente. Ocupaban las dos pistas», dice señalando los campos completos de fútbol sala y baloncesto.





