El Bicing, el servicio municipal de alquiler de bicicletas, alcanza en 2025 la mayoría de edad. El 22 de marzo de 2007, el Bicing se puso en marcha en la capital catalana con solo 13 estaciones y 200 vehículos. Un año después, la ciudad contaba con 4.000 bicicletas, 286 estaciones, unos 130.000 abonados y seis millones de usos, y muchas averías e incidencias. El éxito fue abrumador. 18 años después, el Bicing es un servicio totalmente consolidado en Barcelona, con 163.698 clientes que realizan cerca de 19 millones de usos, según los datos que Barcelona de Serveis Municipals (B:SM), la empresa municipal que gestiona el servicio, ha facilitado al TOT Barcelona. Para 2025, los objetivos son llegar a las 8.000 bicicletas, de las cuales 5.000 sean eléctricas, y ampliar en 74 más el número de estaciones, de las cuales ocho ya se han instalado en Montjuïc, y situarse en más de 600 en toda la ciudad.

Uno de los impulsores del Bicing fue Francesc Narváez, concejal de Movilidad entre los años 2007 y 2011. El servicio se inauguró con Jordi Hereu como alcalde, pero la idea venía de antes, de los años en los que al frente de la ciudad estaba Joan Clos, recuerda Narváez en conversación con el TOT. El Ayuntamiento estuvo mirando cómo funcionaba el servicio en diferentes ciudades europeas y norteamericanas. De inmediato se vio que el modelo norteamericano no era el que se buscaba, ya que estaba basado en autorizaciones a empresas privadas, «y en Barcelona se quería un modelo de transporte público en el cual la puesta en marcha y el funcionamiento se hiciera desde la Administración». Es decir, el control lo tiene el consistorio y la explotación la hace una empresa. Primero fue Clear Channel y ahora es la UTE Pedalem Barcelona.
En 2009 se llegó a los 182.000 usuarios
En dos años, el Bicing superó los 182.000 usuarios. Era 2009. Un año después, la cifra de abonados cayó hasta los 117.000. Entre 2009 y 2010, el servicio perdió unos 64.000 abonados. En cierta manera fue debido a que muchos de los inscritos no cogían la bicicleta municipal y se acabaron dando de baja, pero también influyeron los muchos problemas que tenía el Bicing. Ahora, Narváez recuerda la facilidad con la que una bicicleta se sacaba de una estación y era abandonada en cualquier punto de la ciudad o robada. La Guardia Urbana llegó a recuperar bicicletas del fondo del mar. Según el exconcejal y experto en Movilidad, otro inconveniente fue realizar con demasiada rapidez el proceso de expansión del servicio a todos los barrios debido al éxito inicial, que sobrepasó las previsiones municipales. También eran habituales en aquella época las caídas informáticas del servicio, furgonetas de reparto desbordadas y vehículos que se estropeaban con mucha facilidad.

¿Quién utiliza ahora el Bicing?
El 2024 se cerró con 163.698 abonados que realizan cerca de 19 millones de usos anuales. El 79% de los desplazamientos se realizan en bicicletas eléctricas y el 21% con bicicletas mecánicas. La media de usos mensuales en días laborables es de 65.000, pero hay jornadas en las que se llega a los 74.000 usos. Mayoritariamente, los abonados al Bicing son hombres y seis de cada 10 tienen entre 25 y 44 años, con una edad media de 37,29 años, dice B:SM. La ciudad dispone en la actualidad de 7.608 bicicletas, de las cuales 4.608 son eléctricas y 3.000 mecánicas, y 527 estaciones, y a finales de año serán 8.000 vehículos y más de 600 paradas. Según B:SM, las estaciones más utilizadas son las de las calles Ciutat de Granada 168; Enric Granados, 35; Provença, 388-390; Tuset, 19, y Comerç, 36.
En opinión de Albert Garcia, miembro de la entidad Amics de la Bici, el Bicing se ha convertido en la bicicleta diaria de muchos ciudadanos por «la falta de aparcamientos seguros para los vehículos privados». A juicio de Garcia, el servicio municipal debería ser «un complemento» de la bicicleta privada para que los usuarios pudieran moverse en momentos determinados, pero no cada día. «El Bicing no debería ser una bicicleta para un uso cotidiano, sino, por ejemplo, cuando una persona no pueda usar la suya». Por otro lado, la entidad considera que el aumento de estaciones no garantiza que un usuario vaya a una parada y tenga un vehículo disponible y ve incongruente que se use el Bicing eléctrico para hacer recorridos planos, mientras hay ciudadanos que quieren ir a la parte alta de Barcelona -con subida- y no encuentran una bicicleta eléctrica.
Antes las bicicletas eran un poco «trastos»
En cualquier caso, Garcia cree que el servicio ha mejorado respecto a hace algunos años. «Antes cuando circulabas por la ciudad y se acercaba una bicicleta del Bicing hacía mucho ruido. Eran un poco trastos. Parece que el servicio técnico y de reparación y las mismas bicicletas son mejores». Amics de la Bici sí cree que es insuficiente el número de bicicletas que tienen algunas estaciones como las que están instalando cerca de escuelas de Sant Gervasi. «Muy pocos podrán usar el servicio. Habrá cuatro bicicletas mal contadas».
Roger S. es usuario habitual del Bicing desde hace un año y medio. Nació el mismo año del Bicing y como el servicio municipal alcanzará este año la mayoría de edad. En general, este usuario dice que pondría al Bicing entre un seis o un siete de nota. Valora como hechos más positivos que «muchas de las bicicletas son nuevas y funcionan bastante bien» y que hay un número bastante elevado de paradas, y destaca que la ciudad disponga de tantos carriles bici. De todas maneras, «últimamente, te encuentras con muchos anclajes de las estaciones en rojo que no permiten coger una bicicleta». También hay vehículos con las ruedas pinchadas o con la cadena suelta y en otros el asiento se baja de golpe o los frenos no funcionan bien. Pero lo peor es el funcionamiento de la aplicación. «Te marca, por ejemplo, que en una estación hay disponibles tres bicicletas. Los vehículos están en la parada, pero no los puedes coger».

El precio del Bicing no se ha incrementado en 2025
En 2025, el precio del Bicing no se ha incrementado. Básicamente, el servicio dispone de dos tarifas, una plana, pensada para ciudadanos que hacen muchos usos en un año, en la cual se paga 50 euros anuales y es gratuito utilizar una bicicleta mecánica durante los primeros 30 minutos, mientras que si el vehículo escogido es eléctrico, el usuario paga 0,35 durante la primera media hora. Por otro lado, también está la tarifa de uso, pensada para usos puntuales, que cuesta 35 euros al año y tiene unos costos adicionales de 0,35 céntimos por usar una bicicleta mecánica (durante la primera media hora), y de 0,55 si el vehículo utilizado es eléctrico, los primeros 30 minutos. Según el exconcejal Narváez, estos precios tan «competitivos» son una de las claves del éxito del Bicing, y el hecho de tener que pagar un complemento por el uso del vehículo eléctrico no ha sido un impedimento para crecer.
¿Y cómo será el Bicing en el futuro? En opinión de Narváez será con bicicletas eléctricas y no descarta que el servicio acabe incorporando también patinetes eléctricos. Añade que el abono de Bicing debería incluirse en el Sistema Tarifario Integrado de la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM), de tal manera que un usuario de metro, bus o tranvía, con su título de transporte, pudiera hacer uso del Bicing. También cree que hay que garantizar que los usuarios del Bicing respeten más las normativas de tráfico. Según el exconcejal, este colectivo, junto con los de los patinetes eléctricos, son los que cometen más infracciones. Y sobre la posibilidad de integrar el Bicing con el AMBici, el servicio metropolitano, dice que no es fácil, sobre todo por el traspaso de una bicicleta de un municipio a otro y de una empresa a otra. Ahora, el Bicing dispone de dos abonos metropolitanos que permiten utilizar el AMBici, pero se trata de dos servicios independientes. Es decir, una bicicleta del Bicing no puede salir de Barcelona. «No solamente habría que hacer una integración del abono sino que sería aconsejable que prestara el servicio la misma empresa», sostiene Narváez.

Un servicio con publicidad para paliar las pérdidas
A lo largo de los 18 años de su existencia, el Bicing ha funcionado también como soporte publicitario. Durante cinco años, el servicio estuvo promocionado por Vodafone, pero también ha anunciado a otras marcas como Bitter Kas, Alpro, Supeco, Miscota, Generalitat de Catalunya, Nike, Oatly o Lycamobile. Desde su inicio, el Bicing ha sido un servicio deficitario, y la instalación de la publicidad ha sido para intentar reducirlo. En 2019, el Ayuntamiento hablaba de unos dos millones de ingresos en publicidad. Fuentes del PP lo situaban hace dos años y medio la deuda del servicio en unos 17 millones. Ahora, este déficit podría haberse reducido hasta los 12 millones, según fuentes de la oposición municipal.