El Bicing añadirá el próximo año 36 estaciones a las 557 que actualmente están distribuidas en la ciudad. Unas incorporaciones que se ubicarán «de forma estratégica en todos los distritos de la ciudad», pero que ganarán peso especialmente en los barrios de montaña. Según las previsiones del Ayuntamiento, el plan de ampliación ubicará un 30% de las nuevas paradas en barrios como Sarrià-Sant Gervasi o Horta-Guinardó. El conjunto de incorporaciones de 2026 se suma a las 30 estaciones que han llegado nuevas este año y culminarán «una de sus ampliaciones más ambiciosas», defiende el consistorio.
La primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, ha defendido que el servicio «se expande territorialmente para garantizar una movilidad más equitativa», refiriéndose a las nuevas paradas que se sumarán a los barrios más escarpados de la ciudad. Los barrios de montaña suponen ahora el 10% de las estaciones que hay en la ciudad, pero sumarán tres de cada diez nuevas incorporaciones del próximo año. «Una apuesta clara por equilibrar la distribución territorial del servicio y facilitar la movilidad cotidiana en zonas tradicionalmente menos conectadas», defiende el ejecutivo, que por ahora no ha logrado convencer a un buen número de usuarios.

Los comentarios del vídeo que la misma Bonet ha publicado en las redes sociales son un ejemplo. “Las bicicletas a menudo se encuentran en estados inservibles. Y devolver una que no funciona hace que al usuario se le niegue una bicicleta nueva durante diez minutos. Además, es habitual encontrar plazas de aparcamiento que no funcionan o estaciones llenas o vacías”, resume uno de ellos. Otros constatan que el hecho de que cada bicicleta se use siete veces al día, tal como expone Bonet en el vídeo, es síntoma “de que faltan”.
El portavoz del Bicicleta Club de Catalunya (BACC), Adrià Arenas, sentencia, en declaraciones al Tot Barcelona, que el Bicing necesitaría «ser el doble de grande» para ser realmente funcional. “Debería estar a la altura de un transporte público, como si fuera el metro, pero no lo está. Ahora mismo no hay buen servicio porque muchas estaciones están llenas y no puedes devolver la bicicleta, y muchas otras están vacías y no puedes coger una”, explica. Y sobre la ampliación ambiciosa que anuncia, sentencia: “No tiene sentido ampliar estaciones donde no hay una infraestructura ciclista adecuada y tampoco si no se amplían las bicicletas”.
Arenas ve “insuficiente” esta treintena de paradas nuevas y califica la ampliación de “maquillaje”. “No son capaces de entender cómo funciona un uso de bicicleta pública: por un lado, el número de bicis es claramente insuficiente en relación con el de abonados; por otro, está demostrado que donde hay mejor infraestructura hay más usos. Por tanto, de poco sirve sumar paradas nuevas si no se acompaña de una red de carriles bici segura”, concluye el activista del BACC.

Ocho de cada diez usos son de la bici eléctrica
El Ayuntamiento también constata una realidad comentada entre casi todos los usuarios del Bicing. La bicicleta mecánica, que pesa unos 23 kilos según los informes hechos por el BACC, es fósil intransportable. Ocho de cada diez usuarios del Bicing prefieren la bicicleta eléctrica, que también suma los desplazamientos más largos. La distancia media por trayecto es de 2,63 km, en comparación con los 1,84 km que se recorren con bicicleta mecánica.
“Esta diferencia evidencia que la bicicleta eléctrica no solo facilita la movilidad en distritos con desnivel, sino que también amplía el radio de acción del servicio y se ajusta mejor a las necesidades reales de los usuarios en sus desplazamientos cotidianos”, resume el Ayuntamiento. Arneas añade que la opción eléctrica ha contribuido a “democratizar” el uso de la bicicleta, más aún en el caso del Bicing, donde las mecánicas “pesan mucho y están en un estado lamentable”, opina el ciclista. “No hace falta hacer muchas encuestas, solo leyendo comentarios en las redes o preguntando a los usuarios ya se ve”, concluye la voz del BACC.
