El regidor de Ciutat Vella, Albert Batlle, ha anunciado que el Ayuntamiento revisará la prohibición de circular en bicicleta por algunas calles del Gótico. La medida, que obliga a bajar de la bici o el patinete en unas treinta calles del barrio, ha generado un gran malestar entre los vecinos. Interpelado por ERC en la Comisión de Ecología, Urbanismo, Movilidad y Vivienda, Batlle ha abierto la puerta a hacer cambios puntuales, en especial en aquellas calles donde no se puede ir en bici, pero los coches pueden circular sin problema.
Batlle ha encajado las críticas de vecinos y oposición y ha propuesto “valorar durante un tiempo” el funcionamiento de la señalización y “revisar, si se tercia, alguna señal” en aquellas calles donde la circulación de vehículos de motor está permitida. Con todo, también ha advertido que durante la revisión del programa también se tendrá que valorar “si se tienen que instalar señales en otras calles donde no se ha hecho”. En líneas generales, el regidor de Ciutat Vella defiende la medida porque en las calles afectadas la circulación de bicis y patinetes generaba “situaciones de riesgo para los peatones”. También ha recordado que la ordenanza actual prohíbe ir en bici a menos de un metro de la fachada de los edificios —norma complicada de aplicar en calles de plataforma única sin prohibir la circulación— o hacer maniobras que pongan en riesgo la seguridad de los peatones.

Críticas de vecinos y oposición
La regidora republicana Rosa Surinyach ha lamentado que Ciutat Vella haya optado por una prohibición general para intentar enderezar una problemática que se concentra en horas muy concretas del día. Surinyach también ha criticado que en un distrito con un “espacio público escaso” y con mucha presión por la masificación turística, el consistorio limite la movilidad de los vecinos en lugar de ir a la raíz del problema, que es la excesiva presencia de visitantes.
La Asociación de Vecinos del Gótico también se ha mostrado muy crítica con la medida. “Esta decisión va en contra de la movilidad de las vecinas y vecinos, que es como si no existiéramos, y está únicamente pensada para favorecer el turismo. Nuestra movilidad ya es bastante complicada por culpa de la masificación. Ahora nos complicáis todavía más la vida”, lamentaron en un mensaje en las redes el día que se conoció la decisión de prohibir la bici en 25 calles más del barrio. Los vecinos aseguran que la medida se ha tomado de manera “unilateral” y sin consultarlos. Ante estas quejas, Batlle ha avanzado que harán una reunión con entidades vecinales y de ciclistas para explicar los cambios y buscar más consenso.