El 5 de febrero de 1973, hace ahora cincuenta y dos años, se inauguraba la línea amarilla del metro de Barcelona, la L4. 3,5 kilómetros y 6 estaciones, desde la estación de Jaume I a Joanic, haciendo parada en las estaciones de General Mola (rebautizada en 1980 como Verdaguer), Girona, Gran Via (ahora paseo de Gràcia) y Urquinaona. Pero la estructura viene de lejos: los túneles fueron construidos en 1908, siendo los más antiguos de la red de metro barcelonesa, cuando se creó la Via Laietana. Medio siglo después, esta línea tiene 22 estaciones que recorren 17,3 kilómetros.
¿Pero de dónde vienen los nombres de las estaciones? La Fundació TMB lo explicó en su web, y nos fijamos en un par de nombres de estaciones, Joanic y Vila Júlia.
El propietario de los terrenos donde se construyó el metro
En el caso de la estación de Joanic, según explica TMB, recibe el nombre de la plaza donde desemboca, la plaza de Joanic, situada en uno de los límites del barrio de Gràcia. El nombre familiar de Joanic, diminutivo de Joan, proviene del antiguo propietario de los terrenos, Josep Joanich. La estación de Joanich entró en funcionamiento con este nombre en 1973 hasta que en 1982 se le eliminó la h final, adoptando el nombre actual.

Una dinastía de emperadores
¿Y quién es la Júlia de la estación de Via Júlia? En este caso, la via Júlia, como la via Favència y la via Augusta, hace referencia a la denominación romana de Barcelona: Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino. El nombre Iulia era un homenaje a la familia Júlia-Clàudia, dinastía del emperador Augusto, que fundó la ciudad. Pero el nombre de Via Júlia es bastante reciente, porque hasta 1999 esta estación se llamaba Roquetes, que actualmente es una parada de la L3.
El mismo día que se inauguró la L4, se estrenaba la nueva estación de Pubilla Cases como parte de la prolongación de la línea 5. El nuevo tramo abierto, de poco más de 1 kilómetro, conectaba la estación de Collblanc (antes llamada San Ramón) con la de Pubilla Cases.