«¿Este tren también tendrá una avería técnica?», pregunta una de las pasajeras que sube. La pregunta no es retórica. Tampoco lo es la conversación telefónica de dos pasajeros más. Uno de ellos, psicólogo, cancela una reserva, programa la segunda por internet y baja. «Estoy tirado en Sants, tío», le lamenta al interlocutor. Otra pasajera, recién subida al tren, pregunta si no les ha informado nadie. Más bien, los han mareado. Los pasajeros del R2 que salía de Sants a las 16.32 horas han cambiado tres veces de vía en una hora. Primero estaban en la 14, después han subido escaleras para cambiar a la 12 y finalmente han rehecho el camino para acabar en la 13, donde todavía esperarán tres cuartos de hora para tener novedades. Según indica Renfe, ha habido una avería en la estación de Passeig de Gràcia. Los Bomberos y la Urbana han evacuado esa parada para facilitar las tareas de los servicios de emergencia y Renfe ha redirigido el tráfico de los trenes.

La información no ha llegado a Sants. Los pasajeros retenidos ahora esperan dentro de un tren en la penúltima vía de la estación. Un tren que tampoco sale y que poco a poco se llena, también de gente perdida. «¿A dónde demonios va este?», pregunta uno de los que sube, riendo, irónicamente, y cansado. Los que esperan hacen de informadores. «Este tren va a Sant Celoni». Y el maquinista también. «Atención, este tren no va a Sant Vicenç de Calders, va a Sant Celoni», avisa por megafonía, primero en catalán y después en castellano. «Parece que nos van a hacer bajar», dicen los pesimistas, en este caso, realistas. 20 minutos más tarde, el maquinista vuelve a encender el micrófono para lanzar la bomba. No es la avería, ahora, es la huelga. «Atención, por motivo de la convocatoria de la huelga de trabajadores de Renfe, este tren no dará servicio», se oye por megafonía, ahora solo en castellano. Según Renfe, solo un 8,4% ha secundado la huelga. El maquinista apaga la luz y todos abajo, hacia el cuarto tren de la tarde.

El tren se ha quedado vacío y con las luces apagadas en la vía 13 / Tot Barcelona

Andenes llenos de incertidumbre

Ya en el andén, la información tampoco llega. Las tres informadoras miran la aplicación del móvil y buscan respuestas al otro lado de un walkie-talkie. «Ahora hemos ido a preguntar al maquinista», acaba por informar una de ellas, que ha despistado y le toca aguantar una reprimenda más bien tímida -la mayoría han sucumbido- mientras la compañera huye en busca de una respuesta convincente. Finalmente, el veredicto: el tren parado en la vía 14, que termina su recorrido en la estación de Francia, tampoco saldrá. «Este no va».

Pasan los minutos y el tren se va, pero las operarias de Renfe están en otra vía, seguramente apagando otro fuego, solas ante el peligro, y en el andén todos son dudas. Nadie sabe por qué se va un tren que estaba «averiado» ni a dónde irá, pero se va. Todo esto, con el tren de Sant Celoni a escasos metros en la oscuridad y sin rotulación. El maquinista lo acabará encendiendo con un nuevo destino, Granollers, mientras llega otro convoy, dirección Sant Celoni. El cuarto y esta vez definitivo. Las informadoras vuelven y gritan. «¡Sant Celoni por la vía 14! ¡Vía 14!». Y el tren de Sant Celoni se llena y por fin sale.

El tren lleno a la salida de Barcelona, entre el Clot y Sant Andreu / Tot Barcelona

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