La decisión de acelerar la reforma de la Rambla para que pueda estar terminada en 2027 ya ha dejado las primeras consecuencias en forma de afectaciones a la movilidad. El ejecutivo encabezado por Jaume Collboni ha presentado este lunes el nuevo calendario de obras de la actuación, donde destaca principalmente un cambio de estrategia a la hora de abordar los trabajos: ya no se hará por tramos desde el mar hasta la plaza de Catalunya, sino que se hará primero todo uno de los lados y después el otro.
Así pues, primero se procederá a remodelar el lado Besòs del emblemático paseo de la capital catalana, unos trabajos que se alargarán cerca de diez meses, y después se pasará al lado Llobregat, que también tardará casi un año en poder estar terminado. Una vez completadas las dos franjas laterales, la previsión es que los operarios empiecen entonces la transformación del tronco central de la Rambla, unas obras que tendrán una duración de cerca de doce meses.
Estos cambios en la programación implican que la circulación de los vehículos de motor por el paseo barcelonés solo será de subida durante todo el tiempo que se alargue la reforma. La previsión es que la de bajada la asuma entonces la Via Laietana. Los técnicos municipales apuntan que mientras duren las obras se garantizará el acceso a viviendas, comercios y parkings y se sentarán más adelante para detallar como se puede garantizar también el paso a los servicios de emergencias.
Sin cambios en el presupuesto ni en el contenido
En cuanto al proyecto global, el consistorio asegura que el cambio de estrategia en la ejecución de las obras no implica más presupuesto ni cambios en el contenido de la remodelación. En total, se invertirán hasta 55,6 millones de euros en la transformación de la Rambla, una cifra que ya incluye un encarecimiento a causa del aumento de los precios de algunos materiales. Hay que recordar que actualmente se están ejecutando las obras del primer tramo, entre Colom y Santa Madrona, que se acabarán el próximo verano.
