Barcelona iniciará este lunes las obras del nuevo paseo en la Gran Vía que conectará con la Clariana de las Glorias. Se inicia así la transformación definitiva de un espacio marcado estos últimos años por la construcción del túnel de Glorias y el urbanismo táctico instalado justo encima, con la escenografía del espacio y las famosas tirolinas «ruidosas» en el punto de mira. La transformación eliminará los elementos actuales y ubicará un paseo pacificado de 21 metros de anchura con «zonas de estancia y de juego» que integrará el tráfico. Las aceras que dan a los edificios ganarán 2 dos metros.
Lo primero que se abordará es lo costado montaña, el que queda a la otra banda del centro comercial de las Glorias, entre las calles de Badajoz y Bilbao. La intervención durará un año y está prevista una inversión que cercará los 11,5 millones de euros. Después será el turno del ámbito mar y del desdoblamiento del tranvía. Con estos cambios, el Ayuntamiento confirma una pacificación que ya eliminó un número importante de vehículos después de la inauguración del túnel Glorias. La nueva obra mantendrá esta tesitura, con un carril integrado en ambos lados de la plataforma para el paso de bicicletas, vehículos de los vecinos y servicios, y un espacio reservado –cerca del centro comercial– para buses y el tranvía.

Desde el Ayuntamiento apuntan que esta intervención convertirá este tramo de la Gran Vía «en un nuevo espacio ciudadano que facilitará la conexión entre los barrios del entorno y apostará por la movilidad sostenible». La intervención renovará un total aproximado de 70.000 metros cuadrados y acabarán en la primavera de 2026. El ejecutivo asegura que la nueva urbanización priorizarán la movilidad sostenible «a diferencia de la configuración anterior a la puesta en marcha de los túneles, cuando había ocho carriles para vehículos». A pesar de que se aceptan algunos vehículos, la mayoría de coches y motos de la ronda accederán a la Gran Vía por el túnel, con salida más allá de la Clariana de las Glorias.

Minimizar el impacto ambiental
El proyecto, dicen desde el Ayuntamiento, reservará un espacio para casi medio millar de árboles nuevos que se plantarán «una vez las restricciones por sequía lo permitan». Esta vegetación tendría que ayudar a delimitar las zonas de juego y de estancia y a «crear espacios de sombra». La otra novedad es que el proyecto incorpora materiales «con bajo impacto medioambiental». A la práctica, esta declaración de intenciones se traduce en pavimentos de «colores claros» que permiten disminuir «el efecto de calor en verano». Por último, el consistorio destaca que el alumbrado será «de proximidad y a escala humana».

