Las faraónicas obras del Camp Nou han vuelto esta semana a primera línea por un posible caso de explotación laboral. Según informa El Periódico, decenas de los empleados contratados para la construcción del nuevo estadio han denunciado las duras condiciones en las cuales se han visto forzados a trabajar desde el inicio de la actuación el pasado mes de junio.

Los afectados aseguran que llegan a hacer jornadas diarias de más de diez horas de lunes a sábado por un sueldo que en algunos casos solo roza los 1.000 euros mensuales, un salario por debajo del convenio y del salario mínimo interprofesional. Esto se traduce aproximadamente en cerca de 55 horas semanales y no incluye ningún tipo de bonificación por las horas extra realizadas ni para trabajar en fin de semana. Todas estas irregularidades ya habrían sido detectadas por Inspección de Trabajo, que de momento no ha recibido ningún tipo de aviso por problemas en materia de seguridad de los empleados.

Hay que recordar que las obras del Camp Nou van a cargo del gigante turco Limak, que para realizar todas las tareas de derribo que se han llevado a cabo estos últimos meses ha subcontratado a su vez a varias empresas más pequeñas, que son las que pagan y gestionan el trabajo de los trabajadores afectados, que en algunos casos hacen jornadas desde las ocho de la mañana hasta las siete de la tarde con un descanso de media hora por comida.

El esqueleto del pasado azulgrana

La estructura que está sirviendo como base para el futuro estadio azulgrana es una parte de la piel interior de aquel Camp Nou primigenio construido en 1957 y diseñado por los arquitectos Francesc Mitjans Miró, Josep Soteras Mauri y Lorenzo García Barbón. Las tareas de demolición han devuelto al recinto temporalmente su aspecto original, una fisonomía que lució durante casi tres décadas y que quedó cubierta en reformas como las que se llevaron a cabo los años 1982 y 1994.

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