La charcutería Puig, un negocio emblemático de Sant Andreu, se traspasa. Lo ha confirmado al TOT Barcelona su propietario Pròsper Puig, quien también es el presidente de la Fundació Barcelona Comerç. Puig ha decidido jubilarse. Pero la tienda no cierra y continuará funcionando como charcutería. «La actividad se preservará». El traspaso aún no está firmado y Puig no ha querido decir quién se hará cargo. Pero todo apunta a que la calidad del producto está más que garantizada.
La preservación de la actividad es uno de los elementos que Puig se había marcado a la hora de traspasar el comercio. Los otros dos son garantizar la continuidad de la mayoría de los trabajadores y el tercero que la tienda continúe arraigada e integrada en el barrio de Sant Andreu de Palomar. Situada en el calle Gran de Sant Andreu, 147, la charcutería Puig es todo un referente del sector en Barcelona y forma parte del catálogo de establecimientos emblemáticos que el Ayuntamiento de Barcelona elaboró en 2016 [ver aquí]. Es un «establecimiento histórico con valor patrimonial (E2)».
Charcutería Puig, desde 1957
La familia Puig está al frente de la tienda desde 1957. Primero se ocupó su padre, Pròsper Puig Bombardó, y desde 2002 el actual presidente de Barcelona Comerç. El local es propiedad de la saga desde 1966, recuerda el sitio web de los establecimientos emblemáticos. Con el traspaso, Puig mantendrá la propiedad de la tienda. Tampoco deja, de momento, la presidencia de Barcelona Comerç. La entidad tiene varios frentes abiertos y uno de los más importantes es conseguir que Barcelona se convierta en la capital europea del comercio de proximidad.

La actividad de charcutería y carnicería se remonta a finales del siglo XIX. Puig ha investigado los orígenes y dice que en 1897 el local pertenecía a Emili Bové. El sitio web de los establecimientos emblemáticos también cita a Bové como el titular de una tupinería. Puig añade que en el anuario del comercio de 1902 se dice que Emili Bové tenía una «salchichería», pero el nombre que aparece del propietario es Emilio Bover.
Un casquillo de proyectil en la fachada
En 1909, Bové amplió el edificio y redecoró el comercio con el estilo modernista predominante de la época, «siguiendo las directrices del arquitecto Joaquim Rivera Cuadreny». Otro acierto de Bové fue conservar el casquillo de proyectil que aún se puede ver en la fachada del edificio perteneciente a la revuelta de la Jamancia de 1843, un levantamiento popular que tuvo lugar en Barcelona contra el régimen liberal de la época.
Arquitectónicamente, el establecimiento destaca, en el exterior, por sus «estructuras de madera y vidrio, decoradas en la zona de zócalo con el tallado de unos relieves que presentan motivos florales», y los montantes curvos de estética modernista. En el interior, se conserva una gran puerta vidriera que separa la zona de ventas de la trastienda. De «traza modernista», «contiene unos vidrios trabajados al ácido presentando motivos florales», explica el sitio web de la ruta de los establecimientos emblemáticos.