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Resignación en la restauración barcelonesa por el veto a las estufas de gas

La prohibición de las estufas de gas en Barcelona ya ha entrado en vigor. Este cambio en la normativa que veta los aparatos con este sistema de combustión en las terrazas de bares y restaurantes se enmarca en la Ordenanza de terrazas aprobada en 2018, que fijaba la eliminación total de este tipo de estufas en las terrazas a partir de 2025 por el dióxido de carbono que emiten. Esto obliga a los negocios a pasarse a las estufas eléctricas, que sí están autorizadas con un límite de potencia de 150 W/m² y se pueden usar entre el 1 de noviembre y el 30 de abril.

La medida ha sido recibida con resignación por parte de la restauración barcelonesa, que es consciente de que en muchos casos tendrá que hacer ahora una inversión extraordinaria en plena temporada de invierno para adaptarse a la nueva normativa. Si bien en el primer día de prohibición ya hay muchos bares y restaurantes que han hecho el cambio, una gran mayoría prevé hacerlo en los próximos días. Algunos negocios han optado por no encender las estufas de combustión de gas por si acaso, y otros sí lo han hecho, conscientes de que será una de las últimas veces. En este sentido, es importante remarcar que aquellos establecimientos que no cumplan la prohibición pueden ser sancionados a partir de ahora.

Una inversión importante que puede disparar el costo eléctrico

Varios restauradores consultados por la ACN han explicado cómo están afrontando este nuevo escenario en el primer día de la prohibición. «En nuestro caso reparamos todas las estufas de combustión de gas que teníamos y ahora vemos que nos lo podíamos haber ahorrado«, señala Aitor, que dirige un restaurante ubicado en rambla de Catalunya y reconoce que no pudieron prever y repartir el gasto en nuevas estufas eléctricas de forma adecuada en su momento. Este restaurador también alerta del posible costo eléctrico que tendrá el sistema.

En la misma línea se pronuncia Nicolás, que regenta otro local en esta misma vía. «Sin estufas afuera no podemos tener gente […] Gustan más las de gas, pero es verdad que las eléctricas pueden dar más seguridad«, apunta, remarcando que él pudo adquirir nuevos aparatos rápidamente al ver que el precio subía por el aumento de la demanda. A pesar de reconocer que se trata de un gasto importante, remarca que los más perjudicados son aquellos negocios pequeños que tienen menos recursos.

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