El ministerio de Sanidad ha puesto sobre la mesa la prohibición del tabaco en las terrazas. Mónica García quiere erradicar el humo a los bares, tanto en el interior como el exterior, una medida que hace años que resuena en Cataluña con el consejero de Salud Manel Balcells como principal valedor. Ambos gobiernos quieren eliminar los cigarros de las terrazas, alegando que generan problemas de salud tanto a los fumadores pasivos como a los niños que están cerca. Eso sí, la parte más dura del plan antitabaco de García ha topado, por ahora, con la negativa de la mayoría de comunidades autónomas dirigidas por el PP y regulaciones como esta ahora son más una idea que una realidad. Sea como fuere, este debate vuelve a situarse a primera fila mediática, hecho que ha despertado las alertas del sector de la restauración.
En conversación con el TOT Barcelona, el director del Gremio de Restauración de Barcelona, Roger Pallarols, asegura que «no existe ningún tipo de demanda ciudadana» sobre esta prohibición. Como argumento, el Gremio hace referencia en un estudio suyo del 2021 en qué siete de cada diez clientes no fumadores no ven necesaria la prohibición. «Las terrazas son espacios de convivencia; de hecho, el entonces consejero Josep Maria Argimon reconoció que no había problemas de convivencia a las terrazas», detalla Pallarols, que cree que esta polémica se utiliza para «evitar el debate público» sobre el tabaquismo.
Los restauradores apuntan que la administración «ha sido incapaz» de darles un informe científico «que confirme el perjuicio de los clientes no fumadores que se encuentran en una terraza». «Lo que dicen los informes es que el tabaco es doliendo para la salud humana, cosa totalmente cierta. La restauración no defiende ni promueve el tabaquismo; su consumo es legal en España», insiste Pallerols. Por otro lado, el director del Gremio ve «tramposo» que se utilice los niños para justificar la medida y defiende que las terrazas «no son espacios equiparables» a los accesos escolares o las equipmientos deportivos.

Este tipo de cambios siempre despiertan cierta inquietud en la población. Ya pasó en 2011, cuando el gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero prohibió los pitillos en el interior de los bares. Ciertamente, doce años más tarde esta realidad se ha normalizado. En todo caso, Pallarols asegura que las terrazas «es la salida que encuentra el sector de seguir acogiendo a los clientes fumadores» después de aquella regulación y cree «malintencionada» cualquier argumentación que compare ambas normativas. «Asistimos a una lectura tergiversada de las leyes antitabaco de la época Zapatero: los perjuicios sobre el sector, que obviamente existieron, se mitigaron ganando un espacio al aire libre, la terraza. La normativa no era inocua, como tampoco lo sería la prohibición de fumar a las terrazas», concluye Pallerols.
Las entidades vecinales son optimistas
Desde el Gremio mantienen que no hay una demanda ciudadana clara sobre esta cuestión. Eso sí, entidades como la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB) hace años que piden poner fin al tabaco en las terrazas. Pere Mainé, portavoz de la entidad, cree que los argumentos de los restauradores ignoran que muchas terrazas «se tapan cuando hay viento» y que «las mesas están más próximas que en el interior de los bares, lo cual hace que haya gente no fumadora a menos de un metro de los fumadores». El líder vecinal va un paso más allá y critica a aquellos que enmarcan el derecho a fumar en terrazas en la libertad individual, un argumento «típico de la extrema derecha», dice, que ignora el hecho de que «el derecho a la salud es un derecho colectivo» y que «los derechos individuales muchas veces van en contra de los derechos colectivos».

Mainé es de los que recuerda lo normalizada que está la situación en los recintos interiores y que «todo evoluciona». «Tenemos que ir pensando y tomando decisiones encaradas a la salud. Las cajas ya lo dicen, ‘el tabaco mata’. Miramos la manera de hacerlo racional, pero poco a poco se tiene que regular y normalizar por no afectar los fumadores pasivos», insiste en declaraciones en este diario. A pesar de la reticencia de algunos gremios y ciudadanos, desde la FAVB creen que tarde o temprano la prohibición será una realidad. «Habrá mucha resistencia y actuarán los lobbies de manera contundente, pero pensamos que se acabará aprobando», detalla Mainé que, eso sí, cree que «hecha la ley, hecha la trampa» y que «será complicado controlarlo».
Declaración de intenciones de Sanidad
La Sociedad Catalana de Neumología avisa que el humo tiene un efecto nocivo y cita estudios que alertan que a las terrazas hay partículas nocivas. En declaraciones en el programa ‘No ho sé’ de RAC1, este pasado viernes por la noche, la presidenta de la entidad, Carmen Monasterio, ha pedido valentía y ha asegurado que la idea de que el humo se dispersa en espacios exteriores «es una falsa sensación». Justamente este es uno de los motivos que alega el ministerio de Sanidad para endurecer las restricciones. Ahora bien, el documento que han firmado el ministerio y las comunidades autónomos, a pesar de que pide ampliar los espacios libres de humo, no hace ninguna mención explícita a las terrazas.
La propuesta de la ministra también implicaría prohibir el tabaco en el interior de los coches en determinadas situaciones. Un hecho, este, que Pere Mainé ve diferente a la situación de los bares. «Hay una frontera muy fina, en las terrazas es evidente que perjudica terceras personas, pero dentro de las familias el debate es más delicado y justificar la prohibición a los coches será más difícil», concluye el activista antitabaco barcelonés.



