La reforma millonaria del Port Olímpic sigue su curso. Los trabajos para renovar esta infraestructura del frente litoral de la capital catalana han iniciado esta semana una nueva fase con la sustitución de los cinco pantalanes de hormigón del Moll de Xaloc. La previsión es que estas estructuras sean reemplazadas por unas flotantes que serán más capaces de adaptarse a los efectos del cambio climático como inundaciones o el aumento del nivel del mar.
Según la información facilitada por el Ayuntamiento de Barcelona, la actuación supondrá una inversión total de 4,3 millones de euros y los trabajos tendrán una duración de cerca de un año. La previsión es que esta renovación de pantalanes se realice por fases, de modo que el Port Olímpic podría continuar operativo en todo momento y no verá afectada su actividad por estas obras. En cuanto a los tres pantalanes de los muelles de Gregal, Mestral y Marina, que actualmente ya son flotantes, también se contempla su renovación, así como la de todas las torretas de suministro de agua y electricidad para los barcos.
Por su parte, la primera teniente de alcaldía y presidenta de Barcelona de Serveis Municipals (B:SM), Laia Bonet, ha destacado la importancia de esta actuación que, además de garantizar un mayor confort, seguridad y experiencia de uso de los amarradores, dotará al nuevo Port Olímpic de una «mayor resiliencia» ante los efectos del cambio climático. Bonet recuerda que el Port Olímpic ya reforzó el Dique de Abrigo para minimizar los efectos de los temporales, cada vez más frecuentes e intensos. Y ha añadido que ahora da un paso más y renueva sus pantalanes «para adaptarlos al aumento del nivel del mar que provoca el calentamiento global».
Una reforma que roza los 100 millones
Hay que recordar que, en los últimos cinco años, el Port Olímpic se ha transformado en un gran espacio abierto a la ciudadanía que pretende convertirse en un centro vinculado a la náutica y a la economía azul, con un gran balcón gastronómico y un paseo sobre el dique de abrigo con vistas al Mediterráneo, las playas y la fachada marítima. Los costos de la remodelación, que inicialmente se fijaron en unos 40 millones de euros, han acabado casi triplicándose por el mal estado de las estructuras submarinas.

